Décimo tercero

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La arena esta suave bajo mis pies, como si fuera de algodón, es bastante clara y cuando se une al agua aun veo el fondo.

Jamás he estado en un lugar tan bonito.

Rhett está acostado en una tumbona, con lentes de sol y el pecho sonrojado de los rayos del astro rey. Veo como un mesero se aproxima a la mesa junto a él y me apresuro a buscar mi bebida.

El vestido de baño que empaqué fue regalo de Shelsie, yo en realidad me baño en camiseta y shorts. Pero no podía hacer eso aquí, por la tonta etiqueta del lugar.

El mesero asiente al ver mi presencia y se retira callado. Es como si los entrenaran para ser invisibles.

Me siento en la tumbona derecha, mientras Rhett se acomoda para poder tomar su bebida.

Los lentes me bloquean su vista así que no sé que es lo que mira, pero es más que seguro que es en mi dirección.

- ¿La estás pasando bien? -su voz lleva más de afirmación que de pregunta.

-Es un lugar increíble. -miro mi alrededor, las pocas personas y el día increíblemente soleado de octubre. -lástima que solo estaremos aquí un par de días.

Trato de que todo lo que he visto se quede en mi mente, va a ser un largo tiempo para que pueda volver a un lugar así.

-Quizá regresemos para el cumpleaños de Scarlett, así que no te angusties tanto.

Baja sus lentes al puente de su nariz, sus ojos se encuentran con los míos y me guiña. Mi estómago se retuerce un poco.

Él sonríe y bebe lo que sea que pidió.

-Solo digo que es un lugar increíble. -lo imito tomando de mi bebida de maracuyá, veo como las olas rompen contra la arena, la resaca llevando a su paso castillos de arena destrozados.

No debería poder guardar en mi memoria las cosas innecesarias, pero al guardar esta playa en mi mente, también se quema la sonrisa de la persona junto a mí.

Rhett vuelve a recostarse y cierra los ojos, sé que está dormido cuando su pecho comienza a subir y bajar en un ritmo que solo el sueño sabe.



Ya comprendo los lentes oscuros de Rhett, porque al yo estar usándolos puedo mirar a todo tipo con cuerpo escultural que se me antoje. Y no es que mi esposo no tenga uno, la verdad no como el desfile que veo, pero él es un punto y aparte de todo.

Siento como mi lado izquierdo se va de lado, ¿Por qué me empuja?

-No seas tan obvia. -se está burlando de mí, tiene una sonrisa pícara y sus ojos pasan de mí a los hermosos tipos desfilando.

- ¿Qué? -mi pregunta hace que su sonrisa se expanda un poco más.

-Dejas muy fácil ver tu sequía, amiga mía. -siento el calor subir a mi rostro y alojarse de manera hogareña en mis mejillas, -Cuando se supone que estamos de luna de miel.

-Se supone, nadie aquí lo sabe. -ruedo los ojos, es un lugar privado estamos a salvo.

-Es lo que tú crees, pero no es así. Tengo familiares lejanos que quieren la custodia de Scar, solo por el dinero que representa. -se encoje de hombros. Se pone de rodillas frente a mí, sus manos pasan mis cabellos detrás de mis orejas, su rose es delicado, tan practico. -si no me crees mira detrás de mí, la mujer con el sombrero enorme y blanco.

Se inclina y besa la punta de mi nariz.

Eso me hace sonrojar, el gesto en si está lleno de recuerdos, es algo que se hace cuando se quiere a alguien, como mis padres lo hacían conmigo. Pero sé que lo hizo con esa misma intención, crear para nuestro alrededor la atmósfera de quienes se aman.

Matrimonios & ConvenienciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora