Cap 18

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Capítulo 18.

2 Días después...

-Tengo hambre –Me quejé- No hemos comido más que galletas; ¿Cuánto falta para llegar?

-Quizás lleguemos esta noche -Dijo Logan comiendo una asquerosa galleta dura- pero deberíamos despegar en una hora

-¿Y luego como encontraremos al Dr. Stones? –Preguntó Drake.

-Cuando lleguemos allá, hablaremos de eso, ahora supuestamente estamos a 513 kilómetros de Louisiana, aproximadamente; así que deberíamos llegar un tanto antes de la noche, pero al ser invierno se verá oscuro –Aclaró Cristian.

-O sea, que tendremos que improvisar –Dije.

-Así es, como hemos hecho todo este tiempo –Dijo Cristian.

Nos sentamos en la parte trasera del helicóptero, dónde iba nuestro "equipaje"; estábamos en una ronda, charlando, debíamos descansar un rato, Drake volaría luego y Logan sería el copiloto, de nuevo.

Comencé a preguntarme que es lo que haría si nada de esto hubiera ocurrido. Seguramente peleando con mi madre, insultándola y gritándole que arruinó mi vida al no dejarme ir a una fiesta; o con el último celular de moda, en mis manos, mensajeándome con algún chico lindo de la escuela.

Tomé un sorbo de agua y suspiré. El silencio reinó unos 5 minutos, pero no uno incómodo, uno bastante placentero.

-Es hora de continuar -Dijo Drake- iré a pilotear este animal, no me extrañen

-Pero aún tengo hambre -Reprochó Logan-

-Trae unas 10 galletitas por las dudas -Dijo Drake- Mejor 11, quiero una más

-Está bien -Logan las agarró, mientras la metía en sus bolsillos. Este chico era un caso-

Cristian se levantó y me extendió la mano para ayudarme a levantarme, la tomé y me levanté, nos sentamos juntos en 2 de los asientos delanteros. Nos colocamos los cinturones, que en realidad eran un pedazo de tela un tanto deshilachado color crema con algo de tierra, que no ajustaba nada...

Charlábamos animadamente sobre lo que haríamos si pudiéramos reconstruir la humanidad, aunque la duda era ¿Cómo?

Supuestamente el Dr. Jones, tenía una medicina para ello. Pero no se la podríamos dar a todos los muertos vivos del mundo.

-¿A quién será el primero que cures cuando tengamos la medicina entre nuestras manos? -Dije feliz.

-A mi madre –Dijo Cristian, mientras sus ojos brillaban- ¿Y tú?

-Pues -Suspiré- si aún se puede, a mi madre igual, esté donde esté. -Sonreí levemente

-Cristian -Miré hacia el cuadradito de 40 centímetros que suponía ser una ventanita.

-Dime -Colocó su mano sobre la mía, que la tenía apoyada sobre él apoya brazos- 

-¿Me dejaras sola algún día?

-No, no lo haré, nunca. -Apretó mi mano, y yo entrelacé nuestros dedos.

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