Capítulo 28 I Desesperación.

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Lina se mantuvo muy quieta, aún tenía la mano de Gai sujetándole el brazo y el Comandante no paraba de hablar, pero ella no podía despegar la vista del Príncipe, que hablaba con el hombre a su lado y después se esfumaba dentro de la habitación, en ese momento reaccionó:

- No. -susurró con desesperación y se zafó del agarre del azabache de un manotazo.

- ¡Hey! ¡Vuelve aquí! -gritó el Comandante a sus espaldas.

Sin embargo, ella echo ha correr hacía dentro del palacio, no podía rendirse ahora, no cuando estaba tan cerca de él. Pero claramente, su impulso la ponía en aprietos, rodeada de guardias, en un lugar que no conocía, estaba en clara desventaja.

Se detuvo en seco, mirando a todos lados con desesperación y los gritos de los guardias a sus espaldas, cuando lo vio a la lejanía, sonriendole ha alguien e instintivamente ella sonrió. Le gustaba esa imagen de él, feliz y alegre, le recordaba al pasado, antes de que todo pasará. Se puso en marcha de nuevo, solo quería hablar con él, ¿era eso tan malo? ¡No lo veía en años! Y ahora, nadie impediría que se reencontrará con Kakashi.

- Dentengase. -obedeció, ante la mirada violeta de la mujer frente a ella- Sabe que es de mala educación entrar al hogar de alguien sin invitación, ¿cierto?

- Si, pero... -dos guardias la sujetaron de los brazos y Gai se posicionó junto a la reina- Su Majestad, lamento haber irrumpido así en el palacio...

- No quiero oír sus excusas, Lina. -la nombrada abrió los ojos con sorpresa, ¿Kakashi había hablado de ella? Ante la posibilidad, su corazón se agitó con emoción- No se sorprenda, mi hijo ha hablado de usted en el pasado.

- Disculpe Majestad, pero creo que se equivoca. -respondió con superioridad.

- Soy la Reina, yo no me equivoco. -Kushina dio un paso al frente- Usted no es bienvenida aquí.

- ¡Usted no entiende! -alzó la voz - Sólo quiero ver a Kakashi.

- Príncipe Kakashi. -la corrigió- y por supuesto que entiendo, más de lo que cree. Por lo que no permitiré que dañe a mi hijo, ¿entendio?

Lina asintió con lentitud, la Uzumaki podía ser tan temible como cualquier bestía.

- Estos caballeros la acompañarán a la salida, que tenga un buen día.

No sabia si era el miedo o la frustración, pero se dejó cargar por ambos hombres y una vez fuera del palacio, cayó de rodillas sobre la graba. Debía haber otra forma de llegar a Kakashi, sólo debía encontrarla.

No sería inalcanzable toda la vida.

[...]

Dejó salir un bufido y volvió a posar la vista en la hoja en blanco frente a ella, ¿por qué el Coronel Uchiha necesitaba un reporte sobre esos tres? Eran inútiles. Y sólo porque aún no sanaba la herida de su abdomen, sino ya habría dejado a esos tres enfrente de un cuartel con una nota.

- Parece agotada. -levantó la vista para encarar al hombre frente a ella.

- Lo estoy. -respondió, levantándose- ¿A qué debo el honor de la visita de un miembro consejal?

- Vengo ha ver a los prisioneros por orden del Coronel Uchiha. -Anko se lo pensó un momento.

- Claro, lo dejaré pasar en cuanto confirme con el Coronel. -tomo el teléfono y comenzó a marcar al cuartel de la Guardia militar.

De pronto, sintió un golpe en la nuca y luego, todo se torno oscuro. Danzo colgó el teléfono y le quitó las llaves a la mujer que yacía inconsciente sobre el escritorio.
En cuanto logró entrar, se mantuvo frente a la celda de los tres soldados Akatsuki que lo miraban incrédulos.

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