capitulo 9

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CAPITULO 9.

-La idea me parece fabulosa –sonrió con malicia, sin entender que como madre, ella no permitiría que su hija viajara sola.

-Que bueno que te escucho decir eso, en realidad, era lo que esperaba que dijeras –contestó su prometida.

Shikamaru se disculpó frente a los amantes y salió para el cuarto de su hija. Después de meter a Shikemari en la cama y de leerle un cuento nada infantil, Shikamaru bajó al comedor, pero ya estaba vacío. Temió dejar la niña sola y esperó a que la puerta del despacho del Kazekage abriese ojeando un periódico viejo, tratando de no morir de aburrimiento. Si lo hubiese pensado antes, de seguro que la niña aún estaría despierta.

Hacía días que venía contándole sobre un amiguito de nombre Azuma que tenía su edad. Esa noche le había dicho que quería a Azuma como si fuera su propio hijo y, por lo tanto, sería su hermano. Inmediatamente después de eso, Shikemari perdió interés en la conversación y podía jurar que la cambió a propósito. Se rió orgulloso al pensar que talvez estaría celosa de él como padre.

Media hora más tarde, Matsuri apareció justo en la puerta y le indicó que Temari le había pedido que se quedara un momento con la niña ya que había surgido un problema que le iba a costar gran parte de la noche.

Shikamaru salió de la casa hacia el hotel y tomó una ducha. Se sentía demasiado tenso y nervioso como para mantenerse sentado esperando, mientras la información que le había dado Matsuri permanecía latiendo en su cabeza. Temari tenía un problema y estaba discutiendo con sus hermanos y Sadamu.

Salió al lugar donde sabía que encontraría al hermano de Temari, si es que a esa hora ya habían terminado, sin importarle el que talvez Sadamu estuviera también por ahí.

En el exterior, las estrellas brillaban con fuerza en el cielo. Decidió que no volvería al hotel sin averiguar lo que estaba torturando a Temari y, por tanto, a él.

Recordó las calles que lo habían llevado a aquel precioso lugar. En realidad, no sabía siquiera el nombre del sitio. Sin embargo, inmediatamente lo vio reconoció su fachada. "Imekura No Sunakure".

"¡Vaya! por esa razón vestía como colegiala", pensó el shinobi recordando a Meiko.

Un hombre alto y fornido, que no recordaba, le abrió la puerta. El hombre le dirigió una mirada de pocos amigos y Shikamaru creyó que, probablemente, la vez pasada ni siquiera le dio las gracias al pasar.

Varias jóvenes vestidas con atuendos colegiales se acercaron a él y le saludaron con una sonrisa. La más alta le sugirió sentarse en una mesa algo alejada. Shikamaru sonrió interpretando lo que aquellas palabras significaban.

Meiko apareció de la nada, despachando a las colegiales. Se veía genial vestida de enfermera.

-Hoy eres una enfermera –habló el shinobi.

-Vienes a charlar con Kankuro san o sólo necesitas un trago –preguntó la joven amablemente.

-Realmente, las dos cosas.

-Bien, entonces, sígueme –le contestó tomándolo de la mano y conduciéndolo por el pasillo que él recordaba muy bien.

Se detuvieron frente a la puerta de la oficina de Kankuro y ella sacó una llave de su bolsillo y la abrió. Encendió las luces y le indicó a Shikamaru que se sentara un momento.

ShikaTema:La Hija Que Nunca Tuvimos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora