Nadare por ti

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Un día soleado de verano donde las aves cantaban sobre las copas de los árboles y la brisa era fresca bajo estos, me encontraba jugando con mis muñecos hasta que Madre me llamo por mí nombre completo.

_ Alex Adrián Díaz Castillo, ven a la casa ahora mismo, tú hermana esta en televisión Nacional, anunciaran a los ganadores._

Me asuste enserio cuando dijo mi nombre completo, pero es de mi hermana de quien está hablando, Ella era joven y talentosa tanto en sus estudios como en deportes, su preferido era la natación, nadaba muy bien, tan veloz y hermosa como un delfín en el agua que fue seleccionada para las competiciones nacionales de la provincia, a Mamá y Papá les encantaba verla nadar, por supuesto que a mí también, ella era mi inspiración, mi meta.

_ Ya voy, solo déjame guardar mis cosas, ok._

Corrí a casa con mi bolsa de juguetes a espalda, cuando entre allí estaba ella, tan sonriente con sus compañeros, habían ganado las Nacionales, ella cargaba el trofeo, todos los demás al igual que ella llevaban medallas puestas en sus cuellos. El evento fue trasmitido un día después de la competición por lo que mi hermana regresaría después de unos cinco días a manera de regalo de la federación por ganar. Ella dijo que llamaría después de un día para dejarnos con la intriga y así verla en tv.

_"Con ustedes los ganadores de las Nacionales de Natación, Un fuerte aplauso jóvenes y señoritas, sé merecen este premio y mucho más.

Sinceramente el equipo de mujeres de este año fue muy sobresaliente, por unas competidores muy veloces. Lo siento muchachos el próximo año será el de ustedes"._ Dijo sonriente el presentador a los varones del equipo.

Luego de esa entrega y celebración pusieron las tablas de puntuación de los ganadores en la televisión, en el primer lugar de las mujeres, allí estaba el nombre de mi hermana, Alba Díaz. Después de las tablas de puntuación, pusieron los nombres de los más sobresalientes y mejores de todas las provincias para representar al País en las competencias internacionales. Alba Díaz clasificada, solo eso basto para que mis padres saltaran de emoción como locos, claro que no me quede atrás y brinqué junto a ellos gritando "siiii" como si el triunfo fuera también mío.

Con los días llego hermana a casa, la esperamos con los brazos abiertos y un gran pastel de bienvenida y celebración por la clasificación. Todo era hermoso, la carrera de nadadora de mi hermana estaba alcanzando puntos altos, el trabajo de Papá en una empresa automotriz estaba yendo de maravilla, Mamá tan sonriente a lado de Papá apoyándolo y cuidándonos a hermana y a mí que todo alrededor era perfecto.

Los meses transcurrieron y así llegaron las Olimpiadas, ese año se las llevó a cabo en Reino Unido-Londres. La emoción en casa ese día fue tan grande que mis oídos me dolían de los gritos de apoyo de Mamá y Papá. En la pantalla se podía ver muchas nadadoras y nadadores de otros países, pero entre ellas podía reconocer a mi hermana por algo en particular, no era su tez blanca o sus ojos verdes ocultos tras las gafas, era una marca de nacimiento que teníamos los dos, similar a una forma de media luna, yo la tenía en el brazo izquierdo no era tan grande como la que tenía ella en la pierna derecha, pero esa marca le encantaba, decía que representaba sus sueños. La competencia de relevos de los 400 metros de estilo libre empezó con el pitido de un silbato, ella se zambulló al agua cual Delfín y nado los primeros 100 metros luego dio la vuelta para ir por los 200 cuando de repente ya no nadaba, se estaba hundiendo, los salvavidas se apresuraron y la sacaron de allí al ver que no reaccionaba ni nadaba, mis padres estaban consumidos por la preocupación que un silencio sepulcral invadió la casa, la imagen de ella siendo llevada en una camilla se grabó en nuestras mentes con la preocupación de saber de ella o su estado de salud. Ese día, con solo diez años entendí la situación de preocupación de mis padres al verla hundirse en el agua junto a sus esperanzas de ganar, pensé en mi poca experiencia en natación que el motivo pudo haber sido un calambre, pero la verdadera respuesta llegaría a casa después de una semana, hermana se reúso a hablar con nosotros para no preocuparnos más cuando en realidad hacia todo lo contrario. Cuando ella llego a casa junto con la Entrenadora me sorprendí, pero mi hermana corrió hacia Papá y Mamá limitandoce a llorar prendada entre sus brazos, cuando las cosas se calmaron la Entrenadora fue la que hablo, rompiendo el silencio.

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