No es fácil contar esta historia. Siempre fui una persona de pocas palabras, pocos sentimientos, pocas emociones. Aquella primera vez que nos vimos te ignoré como nunca lo había hecho con alguien. Mi corazón estaba destrozado, mi alma herida, no había lugar para nada más, solo abundaba la tristeza y el dolor. No podía ver más allá de lo que estaba viendo. No tenía ojos, ni corazón para nada.
Cada vez que llega la noche comienzan los lamentos, eso todos los sabemos, los "podría haber dicho o hecho" y en mi caso no fue la excepción.
No se si leerás mi historia. No lo sé. Solo sé que necesito contarla. Asi de fácil y sencillo, sin complicaciones, porque de eso de trata al fin y a cabo. ¿Por qué enredarnos en vueltas sin sentido?
Aquella noche pensé y te pensé mucho. Lamenté demasiado no haberte prestado la atención que merecías y por haber desaprovechado tanto ese momento compartido. Pero sabía que tendría muchas más oportunidades de volver a verte, sentir tu cálida presencia. Eso que arrasa y que no te da tiempo de saber que pasó en ese preciso instante.
Ese día no nos hablamos mucho, solo las miradas y las sonrisas fueron parte de ese momento. Aún recuerdo tu hermosa sonrisa de ese 15 de septiembre, ella fue la que me convenció de que todo es posible, de que la vida sigue, que existen segundas oportunidades, que no todo está perdido y que con amor no hay imposibles.
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MÁS ALLÁ DE TUS OJOS
RandomNo todos pueden ver más allá de lo obvio . Simplemente se quedan con lo que sus ojos ven y, sin más, siguen su rumbo. No saben que en ese 'más allá' pueden ocurrir cosas increíbles y maravillosas. Esta es la historia de una joven enamorada y soñador...