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Yuta pasó la toalla por su cabeza y la sacudió con el fin de sacar todo lo húmedo de su cabello.

Le gustaba ducharse, pero no en invierno; solía pasar mucho tiempo en el agua caliente y en verdad lo disfrutaba, pero lo malo llegaba cuando tenía que salir. El piso frío bajo sus calcetas y las corrientes de aire heladas colándose bajo su ropa no eran algo que le gustara sentir. Sacudió su cabeza para tratar de peinar su cabello y suspiró en el vacío de la casa.

Era el único en el departamento. Todos los demás estaban fuera; los menores estaban de viaje en alguna parte fuera de Corea y los otros simplemente decidieron salir a comer para festejar el nuevo comeback.

Arrojó la toalla a un lugar donde pudiera secarse y fue a la cocina con intensiones de comer algo, pero sin duda algo llamó su atención: encontró a Winwin sentado en la sala con la cara metida en un libro.

Parecía concentrado en lo que hacia y Yuta reconoció las pastas gruesas de aquel libro rojo como su libro de coreano.

Se quedó observando al chino, en cómo sus ojos se movían ágiles a través de las palabras y rememoró esas veces en las que lo ayudaba a leer en coreano, ya que su dongsae aún no era muy bueno en el idioma. Winwin aún traía su ropa casual y recordó el tiempo que pasaron ensayando. En todo el tiempo extra que Si Cheng practicó y todo el tiempo extra que Yuta lo miró escondido en una esquina.

Verlo bailar era todo un arte. Si Cheng simplemente era arte.

Negó con la cabeza. Tenía que olvidarse de ese tipo de cosas.

—Pensé que saldrías con los demás— murmuró Yuta continuando su camino a la cocina luego de observarle unos segundos más.

El chino se sobresaltó al escuchar la voz del japonés y en ese mismo instante sintió un cosquilleo en el estómago por haber sido atrapado. Yuta esperó una respuesta pero Winwin no estaba seguro de cómo darla, así que lo único que se le ocurrió hacer fue sonreír apenado. Cuando Yuta apartó la mirada sin más interés, Winwin se sintió libre de sonrojarse y tragar saliva.

—¿No me vas a contestar?

Las posibles respuestas fueron obligadas a llegar al cerebro de Winwin una vez que escuchó el tono de voz de Yuta. Tragó saliva y abrió la boca mientras cerraba el libro como si fuera lo más importante.

—Estoy cansado...

¿Cómo se decía esa palabra en coreano? Era algo como... ¿participar? No, eso no era... ¿Cómo se decía cuando bailaba muchas veces para aprender?

Arrugó el ceño por su mala memoria en coreano. También le faltaba hacer muchas veces en ese idioma.

—Cansado de...—pensó y pensó, pero la palabra nunca llegó a su memoria, por lo que se resignó—... bailar.

Yuta le mandó una sonrisa desde la cocina.

—¿Has bailado mucho?

—Mucho— confirmó Winwin, logrando que Yuta asintiera sin otra cosa que decir.

Obviamente Yuta sabía que Winwin estaba cansado de bailar, incluso él lo estaba un poco, pero Yuta estuvo ahí mientras se cansaba, mientras repetía una y mil veces la canción, el baile, todo. Yuta estuvo ahí, y lo seguiría estando siempre.

Winwin notó que el japonés estaba encerrado en sus pensamientos y se mordió el labio, notando también el silencio denso que ahora reinaba la casa entera. La verdad es que ambos tenían demasiadas cosas por decir, sin embargo ninguno se atrevía a romper el silencio.

love you; [yuwin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora