Capítulo Único

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Ese día Marinette estaba como loca, yendo de un lado a otro atendiendo el local de sus padres, mientras ellos iban a comprar materiales para un pedido especial.

Como si fuese por arte de magia, los clientes no cesaban. Era como si se hubiesen puesto de acuerdo para ir a la panadería.

Y como si eso no fuese suficiente, ese día tenía a cargo cuidar de Manon, la hija de la periodista Nadia.

—Marinette...¿Vas a jugar conmigo?— preguntó la pequeña jalando el pantalón rosa de la adolescente.

—Lo siento, Manon, estoy muy...— tendió una bolsa —Gracias por la compra, la espero pronto— sonrió a la última cliente, por el momento.

La azabache se agachó a la altura de la niña —Estoy muy ocupada... mis padres no están y tengo que hacerme cargo de la tienda— dijo penosa, no quería entristecer a la menor.

Manon hizo un puchero.

—Puedes jugar con la muñeca de Ladybug y Chat Noir, si quieres— intentó animarla.

La niña, quien estaba cabizbaja, levantó la mirada con ilusión, antes de echar a correr a la habitación de la muchacha.

Marinette suspiró aliviada, antes de que volvieran a abrir la puerta y reanudar su labor.

Las personas entraban y salían del lugar, retirando sus pedidos o simplemente pasando por unos bocadillos para la merienda o para el postre.

—Marinette...— no supo en qué momento la niña había  bajado. Volvió a jalar el pantalón de la fémina avergonzada. La mencionada la miró de reojo antes de terminar con el cliente.

—Manon...¿Sucede algo?

—No quiero jugar sola— expresó.

En ese momento, la puerta volvió a abrirse.

—No puedo ahora, Manon, lo siento— dirigió una última mirada a la niña antes de divisar a la persona que recién había ingresado. Grande fue su sorpresa al reconocerlo como su eterno crush.

—¡Adrien! Ho-hola ¿Qué te trae por aquí? Digo, no es que no me agrada que hayas venido, al contrario... Solo que...

El rubio rio por lo bajo.

—Hola Marinette. Venía por uno de esos panes rellenos de queso— expresó él con una sonrisa.

—Ah, sí, claro— iba a caminar, pero un estirón en su pantalón la detuvo. Miró a la causante de aquello, quien había puesto unos ojos de bebé.

—No pongas esos ojos..— chilló, mientras Adrien miraba tras el mostrador lo que estaba sucediendo.

—Parece que estás... ocupada— bromeó él.

—Un poco...hoy la panadería ha estado muy concurrida y sumado con ello mi servicio de niñera...— suspiró cansada.

—¿Te ayudo?— preguntó sorprendiendo a la ojiazul.

—¿De verdad?— sus ojos se iluminaron —Eh digo ¿Estás seguro? Es que...esto es mi responsabilidad y...

—No habrá ningún problema— dijo firme él —La niña quiere jugar ¿No?— miró a la pequeña, quien asintió tímidamente. —¿Lo ves? Puedo jugar con ella mientras tú terminas aquí.

—Si a ti no te molestará...— murmuró.

—Por supuesto que no— sonrió.

—¿Y qué hay de tu pedido?

—Cuando vaya a volver a casa me lo llevo— expresó. Plagg ya lo regañaría luego.

La fémina miró a la de ojos café, quien tenía una notoria emoción.

Baby-sitters (Niñeros) [Adrinette - one-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora