Granada | Fruta Prohibida.

002. Nico: De Hades.

Y un pequeño picaflor cuyos colores parecían cambiar con el sol

Dicen que hizo un trato con su padre.

Cuando supo que de morir no terminaría precisamente en los elíseos, Nico Di Angelo hizo un trato con Hades. Los tumores acusan que hizo algo malo, que le hizo daño a alguien... Y que le hicieron daño, por eso su padre accedió a convertirlo en dios en vez de dejarlo a solas con su destino.

Recuerdo cuando a su hermana y a él los encontraron en el casino. Zeus estaba furioso, mi hermana igual. Desde entonces, han de ser unos quince o veinte años.

La primera vez que lo vi, fue cuando se me permitió ir al campamento mestizo a pasar las vacaciones de verano. Estaba con un chico rubio, y parecía feliz. 

Pero yo los destruí.

Me gustaba. Recuerdo los sentimientos que nacieron de mi pecho, y recuerdo el odio que tenía por aquel rubio que ningún daño me había hecho jamás en la vida.

Tome lo que quería una vez, y muchas otras.

Los hice separarse irremediablemente, y cuando tuve que volver al Olimpo, deje que el rubio intentara reconquistarlo.

No es como si yo pudiese hacer otra cosa, pero tampoco es como si él realmente pudiese tenerlo de vuelta, en el fondo los tres sabíamos que después de nosotros ya no había forma de ser los de antes.

Y sé que no me reconoció de inmediato. Cuando un semidiós se convierte en dios es muy fácil que sus recuerdos se distorsionen y desaparezcan.

Pero una noche nublada yo estaba entre mis flores, y sus sombras cubrían todo.

Y lo tuve frente a mi nuevamente después de casi veinticinco años, y cuando su mano helada se deslizó por mi abdomen cálido, la piel se me erizó y los colores se me subieron al rostro, pero él me besó y ya sólo supe volver a ser suya.

—Te extrañé tanto, Cass,— Murmuró en mi oído, mientras mis flores se secaban a nuestro alrededor y sus sombras tomaron posesión de todo.

Y ahora, en el Olimpo, en mi cama y a solas, todavía lo siento en todas partes.

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