Prólogo

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  Cuando finalmente acepté que no llegaría a tiempo, caminé lo más rápido que pude y gire en la esquina, dirigiéndome al siguiente pasillo que me llevaría a la oficina. Tras calcular mis probabilidades, miré a ambos lados, y al notar que no había nadie más en aquel sector, me quité los zapatos de tacón y eché a correr como alma que lleva al diablo.

Como odio estás malditas cosas

Al visualizar la puerta que marcaba en lo alto "Adam Covey - presidente" suspiré y me detuve, me volví a poner los tacones y caminé hasta ella con tranquilidad mientras tomaba el aire que había perdido y mi pulso de normalizaba. Inspire profundamente antes de tocar la puerta, y entré cuando oí su permiso de seguir adelante.

- Buenos días, papá - dije y me acerqué a él para abrazarlo.
-Buenos días cariño - dijo, su tono de voz estaba extraño, como si él se encontrara mal.
- Ya debemos ir a la junta, ¿No? - a fin de cuentas para ello me había llamado, ya que al ser su única hija, y por tanto heredera de la empresa, debía estar al tanto de lo que ocurría; lo que significaba, para mi desgracia, que debía asistir a todas las reuniones.
- Me temo que no hay ninguna reunión, lo usé como pretexto, y de esa manera, hacer que vinieras a la hora que te dije - contestó mientras se dirigía a el minibar que se encontraba en la esquina del salón - lo que te diré es muy serio y grave - añadió mientras se servía una copa de whisky, ante lo que lo miré anonadada, él nunca bebía en horas laborales.
- ¿Qué sucede?
- ¿Recuerdas que le prestamos dinero a tus tíos, cuando éstos se llenaron de deudas - asentí con la cabeza - resulta que al prestarles dinero, quedamos con poco capital ya que las deudas eran millonarias, además tras la mala inversión que ya conoces, la situación fue de mal en peor - tomó un largo sorbo y siguió hablando - es mejor que lo veas tú misma - dijo tendiéndome una carpeta.

La cogí y revisé los documentos en ella. Eran estadísticas del estado financiero de la empresa. 

No puede ser cierto. Estamos en la maldita ruina.

 - Debe haber una solución - dije cerrando la carpeta de golpe.

 - No la hay, cariño. Es el fin de la empresa. - siguió bebiendo, yo me serví una copa, me senté a su lado y lo bebí todo de golpe.

 - Saldremos de esta, papá. Yo me encargaré - él me abrazó fuertemente y besó mi frente, siendo conocedor de que eso era prácticamente imposible.


***

- Nos vemos luego, nena.  - dije colgando mi celular. Esta noche me encontraría nuevamente con Rachel, lo más cercano a una novia que tengo, ninguno le quiere dar nombre a lo nuestro, simplemente disfrutamos juntos. Ella es sencillamente maravillosa. 

Tras unas cuantas horas trabajando, mi padre entró abruptamente a mi oficina. 

Ay no, ahora no.

 - Mark, hijo. ¿Cómo has estado? - dijo él sonriendo.

 - Si con eso te refieres a si ya le pedí matrimonio a mi novia, no, no lo he hecho.

 - Hijo, ¿No crees que ya es hora de hacerlo?

 - Ya sé que pronto se acabará el plazo, pero no te preocupes, sé lo que hago.

 - Eso espero, ¿me podrías dar los resultados del proyecto número 735?

Tras comentar el estado del proyecto, me quedé solo en mi oficina, tratando de decidir que pensaba hacer. 

Mis padres creían que estaba saliendo con alguien, ahora solo debía contratar a una chica que se hiciera pasar por mi novia, que luego aceptara ser mi esposa y, no. Ni siquiera sabía de dónde iba a sacar a esa chica. Las mujeres con las que suelo pasar la noche jamás serían aprobadas por mi familia, y por supuesto no llevan el aura de familia, que es el lema de la empresa. Esa era la razón por la que no le ofrecía el trato a Rachel, además de que ella detestaba con su ser la mera palabra "matrimonio". Jamás aceptaría.

Odiándome a mi mismo por hacerlo, saqué la lista que me había dado mi madre hace tiempo con nombres de chicas que "me vendrían muy bien", lo que significa: "a las que les tenemos aprecio y son la imagen de esposa perfecta". Alguna de ellas tendría que serme útil.

"Elizabeth Jones."  Guapísima. Se comprometió el mes pasado... con un antiguo amigo.

"Samantha Clinton."   Fea. Feísima. Dios Santo, sencillamente no.

"Marie Buscovarsko."  ¿Busco qué? 

"Maggie Barrow."  ¿Maggie? Suena feo, siguiente.

" Noelia Lacrues."  Se había casado hace dos meses.

" Anne Delane."  Ay no, esa mujer era el sinónimo de mojigata.

" Mackenzie Stewart."   Muy guapa, pero si escuchaba algo, al día siguiente todo el país estaría enterado, no guardaría al secreto del contrato.

" Alexa Groomby."   Se había ido del continente hace cuatro meses.

" Scarlett Granede."  Jamás me aceptaría, estaba irremediablemente enamorada de uno de mis amigos, maldito afortunado.

" Leah Covey."   Hermosa. Discreta. Inteligente. Mis padres la adoran. ¿El problema? Me odia con todo su ser... Podía lidiar con eso

Perfecto, ya tenía a mi futura esposa.


***

Fingiendo un Sentimiento.Where stories live. Discover now