El cuervo vivía rodeado de luz y amor,
Cassandra no tiene apellido, y no conoce a su padre mortal. No la molesta, generalmente.
Nació mucho antes de la segunda guerra mundial de los mortales, y nuestra madre ya ha enlentecido su crecimiento por siglos.
Mi hermana menor tiene el cabello castaño, y los ojos llenos de luz. Su tez morena brilla bajo la luz del sol, y el sonrojo de su cuerpo la acompaña a todos lados.
Se parece a Kore. Se parece demasiado a Kore.
Ella también tenía eso. Esa sed de poder, esa hambre de libertad.
Ese afán por lo prohibido.
Es primavera, y acompaño a mi madre mientras ella toma el té, esperando a que la niña con las flores en el cabello y sangre mortal en las venas reaparezca después de un sorpresivo paseo nocturno.
Ambas oímos sus pasos apresurados y no puedo evitar una predisposición alegre; cada vez que la veo es uno de mis momentos favoritos.
-Lo lamento,-Se disculpa ella, cuando dobla el pasillo y aparece en la sala donde nosotras estamos,- Se me hizo tarde.
-¿Qué estábas haciendo?- La cuestiona la diosa que a amabas no crió,- Se te hizo demasiado tarde.
No puedo evitar el recelo que nace de mi pecho. Madre la está regañando y eso siempre termina por alejarla de nosotras. De mi.
No paso el tiempo suficiente aquí como para estar dispuesta a renunciar a un solo minuto en la presencia de mi persona favorita, especialmente por un tono regaño porque ella se retrasó un par de horas en volver.
-Es divertido estar afuera,- Se excusa ella, con voz y gesto de arrepentimiento,- Lo lamento.
-Está bien,-- Nuestra madre la perdona, y así deja una vez más pasar la falta de Cassandra... Afortunadamente.
La noche transcurre, y mientras madre hace algunos deberes divinos, me acerco al único dormitorio del Olimpo cuya cama sirve para dormir.
Y, entonces, lo noto.
Con su respiración lenta, y sus ojos cerrados, Cassie ha pasado por completo desparecibido que cada una de las flores en su cabello a muerto.
Pasó lentamente uno de mis dedos por sobre una de las florecillas resecas, sólo para darme cuenta de que en vez de traerla de vuelta, como diosa de la primavera que soy, la hago morir más, como diosa de la muerte que soy.
Cassandra se parece demasiado a Kore.
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Granada | Fruta Prohibida.
Fanfiction"¿Qué crees que dirá mi madre cuando se entere?" "¿Honestamente? Creo que dirá "está pasando otra vez"" O Nico se enamora de la (nueva) hija favorita de Deméter, le hace daño a alguien y termina siendo un dios.