Esteban.
Comer helado es lo que me consuela ahora. Pero aun así no es suficiente, me siento fatal, triste, destruido y vacío. Estoy solo, no tengo a nadie, perdí a quien era mi mejor amigo, la confianza de mi familia (exceptuando a Samuel) y al amor de mi vida...Creo que no podría estar peor.
Ya ha pasado una semana desde que dejé de ver a Jack y no he salido de mi habitación, ni para comer porque Samuel es quien me trae el desayuno y la cena, acompañándome y tratando de levantarme el ánimo, él es el único que me entiende.
La vida es tan difícil, llena de miseria, dolor y frustraciones. No entiendo porqué estoy en este mundo, no tengo a nadie y no tengo ya un sueño, sería más fácil si no existiera más, no habría dolor ni preocupaciones, quizás no tendría alguna conciencia y simplemente desaparecía de la existencia de este universo.
No sé en qué momento llegué al baño de mi habitación y estaba parado frente al espejo, sólo veía mi reflejo en él, frente al lavado, la poca luz que entraba por la pequeña ventana dejaba ver mi horrible y demacrado rostro. Si antes era muy popular por ser tan tierno y lindo, ahora todos me verían como un especie de drogadicto o enfermo mental. Mi piel estaba amarilla, mis ojos opacos al igual que mi cabello, notaba mas pronunciados mis huesos y ni hablar de esas extensas ojeras, era un desastre.
Prácticamente no tenía conciencia de lo que hacia, de un momento a otro tenia una hojilla en mi mano y con la mirada posada aun en el espejo pasé el filoso metal pequeño por la palma de mi mano izquierda. Un fuerte ardor me hizo entrar en razón y lancé la hojilla lejos y horrorizado de lo que había hecho, apreté fuertemente mi mano tratando de contener la gran cantidad de sangre que emanaba la herida. Rápidamente buscaba en la pequeña repisa del baño algo que me sirviera para tratarla y solo encontré alcohol etílico, así que lo destapé, respiré profundo y dejé caer una cantidad exagerada sobre toda esa sangre que caía de la palma de mi mano...
¡Maldición, si que ardía más que el mismo infierno! Y todo por esa gran idiotez que cometí.
Con una tolla limpia la corté y la coloqué como una especie de venda ya que no tenía una y sin cubrir la herida ésta se infectaría.
Después de darme los "primeros auxilios" me dejé caer al piso. No podía creer lo que había hecho. Yo no era así, eso nunca debió pasar. Empezaba a odiar, odiar todo, odiarme a mi mismo, odiar a Jack por cambiarme, a todo el mundo...
Lágrimas resbalaban por mis mejillas. Perdiendo la noción del tiempo me levanté, cambié mi ropa y lavé mis brazos llenos de sangre seca. Tomé algo de dinero que tenía guardado debajo de mi colchón y salí de la casa. Al primer lugar al que me dirigí fue a una farmacia, necesitaba vendas de verdad y más cosas para tratar la estúpida herida, de mala gana terminé mi compra y solo seguía el camino a donde mis pies me llevaban.
Terminé por entrar al dichoso parque al que siempre venía con Jack y me senté en unas de las bancas para poder por fin cambiar ese manchado trapo de mi mano, pero era tan difícil hacer todo con mi mano libre y sana, tiraba todo y no podía sujetar correctamente la venda.
En uno de mis fallidos intentos estaba por rendirme pero alguien se me acercó.
-¿Necesitas ayuda? No creo que puedas con una sola mano.
-Eh...Sí, por favor-Dije un poco apenado al chico sonriente que se me acercó.
Se sentó a mi lado y tomó una venda limpia y agarro mi mano examinándola.
-Vaya, si que es profunda. ¿Cómo te hiciste algo así? -Colocó correctamente la venda haciendo que me sintiera sólo un poco más aliviado.
-Fue...un accidente -Mencioné.
ESTÁS LEYENDO
¿Un Chico En Mi Vida? |ChicoxChico||Yaoi|
FanfictionJackie Peck, un chico pelinegro de 16 años, al tener una vida un poco agitada debido a sus padres ingresa en un nuevo instituto, con nuevas personas, algunas buenas y otras malas, nuevos problemas, nuevos romances, nuevos sentimientos y nuevas decis...