—Hinata ¿Te encuentras bien?
Los sollozos se podían escuchar por toda la habitación. Kiba, quien no pudo soportar más, decidió ir a consolar a su pequeño, pero ni abrazándolo por una hora, pudo calmar su llanto.
Todos trataron de hacer mil y un intentos para parar el llanto del ojiperla, pero sólo lograron pequeñas sonrisas tristes y una que otra risa fingida. Les dolía verlo tan decaído.
—K-kakashi-sensei, en un momento salgo a atender, l-lo siento.
Con la manga de su suéter, busco limpiar las lágrimas, pero sólo consiguió irritarse más los ojos. El peli blanco, sin decir palabra alguna, abrazo el cuerpo tembloroso del Hyuga. Sintió como era rodeado con delicadeza y como las gotas saladas mojaban el mandil. Los sollozos se escucharon aún más fuerte.
—No puedes trabajar así, ve a descansar.—Liberándolo de sus brazos lo hizo irse a una habitación del local.—Todo estará bien Hinata.
El peli azul, no respondió. Cuando llego a la habitación termino acostándose en posición fetal, buscando un poco de calor. Sentía que su cuerpo colapsaría en cualquier momento, los ojos le ardían por llorar tanto y por las veces en que los tallo buscando quitarse las gotas que no paraban de bajar, la garganta la sentía seca con un doloroso nudo que no le permitía comer, por esa razón también se sentía débil.
Aunque si le preguntaran, lo que más le dolía, era el corazón. Podía jurar que este se encontraba destrozado, latiendo forzadamente con la única intención de mantenerlo vivo. Por cada latido que daba, un golpe era encestado en su pecho, matándolo de tristeza, poco a poco.
Se sentía una mierda.
—Lo necesito...—Dijo en un susurro que se coló en la silenciosa habitación.
Sus brazos rodearon con más fuerza sus piernas y como si fuera la primera vez que llorara, sus ojos se inundaron de agua.
—Lo amo.
De nuevo sentía un pinchazo en el pecho. No quería recordarlo, quería olvidarlo y sacarlo de su cabeza de la manera menos dolorosa, pero era imposible. Sus besos, su cariño, su calor invadían su mente y las sensaciones era tan reales... Deseaba estar en sus brazos otra vez y jamás salir de ahí.
"—Hinata... ¿De verdad piensas irte a las 11 de la noche?
—Incluso si fuera la 1 de la mañana, m-me tengo que ir.—Sentencio un peli azul, quien ayudaba a recoger la mesa donde se encontraban regadas papas y palomitas.
Esa tarde habían hecho maratón de películas, tanto infantiles como de terror, ya que Sasuke no quiso ir al cine.
"Porque ir a un lugar donde esta infestado de gente, si puedes estar cómodamente en tu casa" Eso había dicho Sasuke tachando la idea de ir. Hinata no argumento nada, él sólo quería estar con su novio, así que no tuvo ningún problema en acatar el deseo del azabache.
—Hinata...—Unos fuertes brazos rodearon su cuerpo, sumergiéndolo en una calidez que le encantaba.—Deja eso, yo recogeré después.
—P-pero...
—Pero nada.—De un movimiento rápido, su rostro era preso entre las manos del Uchiha y su boca era devorada por la ajena.
Sus labios eran acariciados, lamidos y mordidos. Podía morir ahora mismo en sus brazos, y seria malditamente feliz. Todo a su alrededor empezó a desaparecer, su mente quedo en blanco con la única intención de disfrutar las sensaciones que la lengua de Sasuke le proporcionaba al interior de su boca. Sus manos se aferraron a la espalda del ojinegro mientras sentía sus piernas temblar.
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Novios... Por contrato
फैनफिक्शनSasuhina (Yaoi) Mejor conocido como el "Playboy de Hielo". Terriblemente apuesto, inteligente e hijo del más grande empresario. No había mujer que no pasara por su cama, y que no suplicara por su atención... "Tienes que casarte". Que mejor para sal...