Capítulo 10

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PoV Chris

Suspiro antes de tocar el timbre. Llevo planeando esto desde que Theo me mandó al despacho y creo que le encantara. Estoy muy nerviosos, pero vamos que quien no lo estaría si tuvierais una cita con Theo Raeken. La puerta se abre y Liam me mira con una ceja alzada, yo le sonrío y entro a mi casa.

- Esto es ridículo.- Susurro mientras niega con la cabeza, se gira y va hasta el pie de la escalera.- ¡Theo tu cita ya está aquí!- Grita desde abajo, yo suelto una risa, porque es verdad, es ridículo pero me hace ilusión poder hacer esto por primera vez. Mi risa se corta cuando veo a Theo bajar por las escaleras, está guapísimo. Lleva un polo, ajustado a su cuerpo, blanco y unos pantalones, aún más ajustados, negros. Trago saliva secamente mientras reviso una y otra vez a Theo.

- Estás increíble.- Susurro consiguiendo que se sonroje. Agacha la mirada para que no lo vea y yo sonrío.- ¿Nos vamos?- Le pregunto mientras estirando mi mano para que la coja, él asiente y la coge.- Liam no te acuestes muy tarde.- Le digo mirándolo fijamente, él asiente y hace un saludo de soldado, yo suelto una risa mientras salimos de casa.

Vamos hasta mi camioneta, él se sube y yo le vendo los ojos con una cinta negra.

- ¿Y esto?- Me pregunta mientras busca mi cara con sus manos, la encuentra y baja la manos hasta que quedan apoyadas en mis hombros.

- Es una sorpresa.- Le susurro en el oído, un escalofrío pasa por su cuerpo y aparta las manos de mi cuerpo.

Subo rápidamente a la camioneta y comienzo a conducir hasta el mirador de Beacon Hills, allí hay una mesa y unos camareros que nos servirán  hasta que acabemos. Entro en el camino de tierra y la camioneta empieza a dar pequeños botes.

- ¿Christopher dónde me estás llevando?- No respondo y sigo conduciendo, él busca mi mano en la palanca de cambios y la agarra.- Sabes que si aúllo Liam vendría a por mí ¿No?- Yo suelto un risa mientras niego con la cabeza.

- Ya llegamos, solo unos metros más.- Le digo viendo ya la mesa, él resopla pero no aparta su mano de la mía. Aparco y me bajo rápidamente, abro su puerta y cojo sus manos ayudando a bajar. Avanzamos hasta quedar delante de la mesa, suelto sus manos y me pongo detrás de él.- ¿Preparado?- Él asiente, yo le quito el nudo y la cinta cae al suelo mientras a él se le ilumina la cara.

- Christopher.- Me dice girándose y abrazándome fuerte, demasiado fuerte para mi pobre cuerpo humano.- Gracias, es precioso.- Me susurra en el oído.

- Sentémonos.- Le digo retirando su silla él asiente con una sonrisa sentándose, yo voy hacia mi silla y me siento delante de él. Su mirada cae en la campanita que hay encima de la mesa.- Hazla sonar.- Le digo él me mira con una ceja alzada, la coge con un poco de inseguridad y la hace sonar, del otro camino que hay para llegar aquí salen dos camareros con la cena, él me mira con la boca abierta y las mejillas sonrojadas. Los camareros dejan dos bistecs en la mesa y se retiran.

- Esto es demasiado Christopher.- Me dice mientras mira por donde se han ido los camareros.

- Por ti nada es suficiente.- Le digo consiguiendo que me mire con las mejillas sonrojadas.- Y te he dicho que me puedes llamar Chris.- Le digo mientras levanto mi copa de vino, él mira la suya y la levanta como yo.- Por nuestra primera cita de, espero, muchas.- Le digo antes de hacerlas chocar suavemente.

Empezamos a comer mientras Theo me cuenta cómo le ha ido el instituto, ya que como he estado preparando esto no lo he visto en toda la tarde. Después de empezar el segundo plato, no hay tema de conversación así que comemos en un silencio muy cómodo. Lo miro de reojo y decido sacar un tema que lleva días en mi cabeza.

- ¿Theo te puedo hacer una pregunta? Si te incomoda responder no hace falta que lo hagas.- Él pone su  mirada en mí y me mira con un poco de desconfianza pero asiente.- ¿Cual es tu historia?- Le digo mirándolo a la cara él se tensa y deja de comer para mirarme a la cara.

- ¿De verdad quieres saber mi historia?- Me pregunta con una voz un poco sombría, yo asiento dejando de comer y mirándolo con curiosidad.- Yo nací en una familia muy normal, padre, madre y hermana mayor. Recuerdo con alegría mi infancia, mis padres eran cariñosos con nosotros, jugaban y nos ayudaba con la tarea del colegio. Mi madre me mimaba mucho por que era su pequeño príncipe, mi padre no estaba tanto en casa, pero aun así nos demostraba amor. Pero todo eso cambió el invierno de mi noveno año de vida.- La mirada de Theo se queda fija en el plato, suspira y vuelve hablar.- Ese día mi hermana pensó que era buena idea ir a ver el bosque nevado, así que nos abrigamos todo lo que pudimos y cogidos de la mano fuimos al bosque que estaba detrás de casa, la verdad es que el paisaje era precioso, llegamos a un puente y el río de abajo estaba todo congelado, yo como niño curioso que era me asomé a verlo mejor, con la mala suerte de que quede colgando del puente agarrado de mis dos manos.- Suelto un grito ahogado mientras miro a Theo aun con la cabeza agachada.- Por suerte el puente no estaba muy separado del hielo así que mi hermana bajó y se puso debajo de mí y me dijo que saltara, que ella me cogería. Así hice, y me atrapó, yo la abrace fuerte mientras le pedía perdón, ella solo me sonrió y me dio un beso de esquimal.- Levanta a la cara y me mira con una sonrisa nostálgica y lágrimas cayendo por sus mejillas.- Pero el hielo no aguanto el peso de los dos, cuando mi hermana lo escucho me dejó en el suelo y me dijo que muy despacio fuera hasta arriba del puente, y así hice, cuando estaba arriba mire hacia abajo y ella me sonreía. Ella empezó a moverse hacia la orilla del río pero el hielo no aguantó su peso y se rompió.- Acerco mi mano hacia sus mejillas y limpio sus lagrimas mientras cojo su mano.- Yo solo me quede mirándola como se ahogaba en ese río, me quedé bloqueado y cuando por fin reaccione y fui a buscar a mi madre ya era tarde, ella se había muerto.- Susurra mientras intenta tranquilizarse.- Después de eso mis padres no fueron los mismos, ya no eran cariñosos conmigo, ya no me daban el tiempo que antes compartían conmigo. Así duraron un año, hasta que cuando cumplí los diez me llavero a un orfanato de Oregon. Ahí estuve yendo de familia de acogida en familia de acogida, hasta que me escape de una de las casa y volví a Beacon Hills, entonces los Dread Doctors me encontraron, me comieron la cabeza y luche contra vosotros hasta que me salvasteis .- Me acaba de contar mientras mueve el tenedor con la mano libre distraídamente por el plato.

- Siento haberte hecho abrir revivir esto Theo.- Le digo mientras me limpio las lagrimas que caen por mis mejillas.

- No te preocupes, yo conozco tu historia, es justo que conozcas la mía.- Me dice mientras acaricia mi mano con una sonrisa triste.- Además es algo que tendría que contarte tarde o temprano ¿No?- Me dice mientras se acerca un poco a limpiar mis lágrimas, yo asiento y le doy una sonrisa.

Él se levanta y se apoya en la barandilla del mirador a ver nuestro pequeño pueblo, me acerco por detrás y lo abrazo por la cintura apoyando mi barbilla en su hombro. Miro su perfil y es maravilloso lo perfecto que es, sus ojos brillan por las lágrimas acumuladas que no ha dejado salir y sus labios rojos de haberlos mordido un par de veces mientras hablaba.

- Son preciosas las vistas desde aquí.- Me dice sonriendo, yo sonrío igual que él mientras dejo un suave beso en su mejilla.

- Si que lo son.- Digo mientras me giro al verlo sonrojado, nuestro pequeño pueblo brilla como una ciudad.

- Chris.- Me llama sin moverse, yo giro la cabeza y no me da tiempo a decir nada cuando ya tengo sus labios encima de los mío, me sorprendo pero rápidamente le doy la vuelta y cojo sus mejillas y le sigo el beso. Nuestros labios bailan al compás mientras sus manos recorren mis brazos. Se separa y me mira con las mejillas sonrojadas.- Gracias por todo.- Me dice volviéndose a girar a mirar el paisaje.

- Gracias a ti.- Le digo antes de volver a darle la vuelta y besarle otra vez.

Nunca me iré (Piam y Theris)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora