Capítulo IV

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Dinero, compra consumo, dinero.

Las calles ya me parecían aburridas, sencillas y muy desagradables para mí.
Comencé a recibir cada ves más dinero y pude comprar más lencería.
Los clientes son variados, hay jóvenes, viejos, buenos , malos y a veces unos hijos de puta. Te quieren pegar, hacerse los machos. Pero es lo único que puedo hacer en esta vida. No lo hago por completa voluntad, sino que lo hago por necesidad.
Después de tener sexo con un señor de sesenta años y demasiado sucio, decidí que las calles ya se volvían cada vez más extrañas. Una vez caminando hacia la sex shop noté que un burdel recién abría sus puertas. No me consideraba tan bueno como para entrar en un lugar así, se veía con clase, un lugar para hombres ricos hartos de sus esposas o simplemente para homosexuales solitarios.
Por eso hoy mi turno en mi nuevo "trabajo" se alargará por ser sábado, que es el día donde vienen más clientes.
Llego algo temprano para poder arreglarme, al parecer soy "la favorita" de los dueños. Siempre que algún cliente pide alguna recomendación, dicen mi nombre.
Apenas estoy terminando de acomodarme los tacones cuando un hombre con calva entra en los vestuarios.
<Way>
Me levanto del suelo y lo miro, eso significa mi llamado, o sea que un cliente ha solicitado mi servicio.
<Apenas llevo quince minutos de llegar, mierda>me quejo mientras me apuro para terminar de arreglarme.
<Te esperan afuera>
Le hago una mueca de disgusto y sale con una risita.
Me doy un último vistazo en el espejo de cuerpo completo, parece todo estar a la normalidad.
Por ser el primer cliente me puse mi falda favorita y tacones también.
Salgo dando pasos elegantes y busco la calva, cuando la encuentro camino hacia ella para que me lleve con mi cliente.
<Aquí está la mejor puta del lugar>ardo de rabia por dentro a causa del comentario pero solamente suelto una risita pretendiendo que no me importa.
Termino de llegar al lugar y veo a mi cliente. La verdad se ve decente, no es un anciano, tiene un lindo rostro y ojos demasiado lindos.
<¿Quieres un trago primero?>saco la cadera y poso una mano en ella.
El chico asiente, lo tomo de la mano y ligeramente sacando el culo me dirijo a la barra, donde clientes con más "putas" charlan antes de ir al punto del lugar.
<¿Habías hecho estoque antes?>noté al chico algo tenso y no podía concentrase.
<La verdad es que no>Virgen supongo.
<¿De verdad quieres que sea así?>que lástima.
<No>ríe y da un trago<Dios no soy tan perdedor>miré como reía<Nunca había venido a un prostíbulo, a eso me refería>me maldigo un poco. Los novatos llegan al orgasmo antes de lo normal y eso hace que la sección termine antes.
<Bueno... ¿Qué tal si la vamos a pasar bien?>terminó su trago de golpe y se puso de pie dejándome volver a tomar su mano, caminamos entre la multitud hasta llegar a las habitaciones privadas.
Estoy sentado en la cama esperándolo, es tierno ver cómo intenta verme de forma disimulada.
<¿Cómo te llamas?>levanto una ceja y quito mi sonrisa...
<Niño, si querías platicar hubieras ido a otro lado>evito que vuelva a preguntarme mi nombre.
El jefe dice que no podemos conversar con los clientes, tampoco de nuestra vida. Dice que solamente somos unas putas y servimos para poner el culo, no para contarle nuestros problemas a los clientes.
<Perdón>
Sin darle respuesta gateo hacia la esquina de la cama y me siento en ella esperando a que se acerque.
<Sólo ven>hago una de las cosas que provoca a algunos hombres que es meter un dedo a mi boca.
Al llegar a mí, me sostiene de las caderas y me inca en la cama, quedando a su altura. Sus ojos avellana son hipnotizantes, estamos muy cerca y puedo ver cada detalle de su rostro. Es desconcertante, nadie antes había hecho esto, nadie se había tomado la molestia de mirarme de esa forma, otro cliente ya me hubiera tumbado en la cama y me hubiera hecho lo que quisiera... pero éste sólo me mira.
Cuando pienso que la pasaremos mirándonos por todo el tiempo, junta nuestros labios y los mueve con suavidad mientras su mano acaricia mi rostro. El beso se alarga un poco y me hace sentir algo extraño, nadie me había besado con tanta delicadeza.
Cuidadoso, sin dejar espacio entre nosotros, subió a la cama.
Separó nuestros labios para que él pudiera quitarse la remera, yo tenía un top rojo y lo dejé quitármelo.
Vio las viejas marcas de quemaduras de cigarro pero no dijo nada, sin prisa prosiguió por quitarse los jeans junto con sus zapatos. Exploró mi cuerpo con sus manos, su toque es delicado, llegó a mis piernas y subió sus manos por mis muslos hasta llegar al borde de mis bragas. Mordiendo su labio levantó la mirada hacia mí, le sonreí y sentí como bajaba la tela de mi ropa interior.
Con un agarre firme tomé su cuello para volverlo a besar, algo extraño ya que normalmente evito el contacto con otros labios, pero estos se sentían muy diferentes.
Sacó su miembro de su ropa interior y se tocó, sus expresiones eran hermosas, me cuesta admitirlo, yo sentía mi erección despertar también, me toqué un poco.
<Mierda, casi lo olvido>torpemente interrumpo el momento y miro como el chico maldice entre labios. Con torpes movimientos estiro mi brazo hasta la canasta con condones.
<Tú eliges>se la extiendo y me mira con el ceño fruncido. Error mío, siempre olvido dar los condes antes de empezar.
<Jódete>de mala gana toma uno, lo abre y rápidamente se lo coloca en el miembro.
<Tú lo harás>río y caigo de espaldas en la cama, él levanta una pierna mía y comienza a meter su miembro.
Lo hace lento pero bien que con cada segundo qué pasa suelto un gemido. Lo mete completo y empieza a moverse lentamente pero con ritmo. Él gime junto conmigo.
Las embestidas empiezan a tomar velocidad causándome gran excitación.
<Mierda>maldigo al sentir el miembro del chico moverse con rapidez, siento que voy a explotar, mi miembro punza y pide por algo de ayuda pero no puedo tocarme como él lo hace. Otra regla estúpida.
El chico da un largo suspiro y saca su miembro de mi entrada, lo mete de nuevo por completo y lo saca de nuevo.
Se siente tan bien que siento el orgasmo muy cerca.
Mi miembro pide ayuda e inevitablemente me masturbo aún sintiendo al chico entrar en mí.
<Carajo>digo entre gemidos y al instante mi semilla empieza a salir cayendo en mi vientre manchando mi falda.
Él sale de mi y vuelve a suspirar. La sesión terminó. Por primera vez el tiempo se pasó volando.

Lo miro vestirse desde la cama, de vez en cuando se voltea hacia mí y ríe un poco. Odio cuando esto pasa.
Algunas veces hay clientes tan buenos o lindos que cuando dejan el lugar te regresan a tu realidad, estoy jodido y seguramente en unos minutos una persona me hará lo mismo pero de manera sucia.
<Soy Gerard>me atrevo a decir mi nombre, al escucharme me mira con brillo.
<¿Ves cómo no costaba nada decirme tu nombre?> termina de vestirse<Toma>con la mirada en mí, saca de su bolsillo un billete. Mi paga.
Sólo miro su mano extendida con el dinero, había olvidado en donde estaba y lo que hice fue un servicio.
<Gerard, no sé de esto pero creo que darle tu cuerpo a alguien desconocido no es fácil así que por lo menos tienes que tomar el dinero>verán, los clientes nunca le dan el dinero a las "putas". Ellos pagan al entrar. El lugar nos paga algo de ese dinero.
<Gracias>me estiro pero alejo su mano junto con el dinero<Pero si el jefe se entera...>yo mismo me interrumpo sorprendido. Joder.
<¿Si?>murmuró.
<No, olvídalo>me puse de pie para llevarlo a la puerta pero tensó su cuerpo.
<¿Te hacen daño?>preguntó bajando la voz.
<Tengo que trabajar, adiós>metió el billete de nuevo en su bolsillo.
<Gerard...>
<Vete>le abrí la puerta de una vez.
Nos miramos unos segundos.
<Adiós>no respondí. Lo vi caminar hasta ya no verlo.
Uno esperaría a que regrese, cuando te tratan bien es lo que deseas.
Pero a fin de cuentas estás en un lugar donde las personas van de paso y no vuelven. Se siente bien que por una vez no te usen como objeto.

Dinero, sucio fácil dinero.


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Ya volví perros.
No c qué pasó con el smut pero siento que no estuvo bueno. Ni se puede llamar smut.
Y si, era Frankie.

&quot;Trying to forget him&quot; [frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora