Capítulo 3

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En los últimos días Blard notó que el comportamiento de Geno se volvió algo impaciente, no sacaba temas de conversación y pasaba más tiempo que él en la luna, su conducta en todos esos días había sido negativo, estresado y malhumorado demostrando que algo ocurría para estar en tales condiciones y estaba dispuesto en averiguar qué le sucedía.

Eran las siete de la mañana y como ese día trabajaba más tarde, por horarios que se estaban modificando, tomaba en el comedor una taza de café. Observaba sin mucha atención los cuadros de las paredes, eran un arte no abstracto y entendible, en su mayoría eran paisajes detallados y otros eran fotografías de su familia. 

Las pisadas resonantes en el segundo piso le indicó que el propietario legal de la casa ya estaba despierto, y sin tener que verlo podía deducir que su estado de ánimo no era mejor que los otros días. Suspiró inquieto, no quería que tuviera días pesados, ni un estrés tan profundo que produjera alguna enfermedad, así que esperó pacientemente a que se alistara y bajara, tenía que aprovechar cada segundo antes que Geno se negara por la hora.

Lo vio bajando mientras se pasaba la mano por el cabello, cubriendo con la palma la parte del rostro que hasta ahora no había podido ver, tenía la ropa algo desarreglada por lo que vio la oportunidad para poder acercarse y tomar la palabra. Pese no estaban a una distancia considerable, parecía que el albino no había notado su presencia, intentó comprobar su teoría tocando su hombro provocando que brincara y soltara un resuello del susto.

— ¡Ah, Blard! —Exclamó sorprendido, tomándose el pecho donde estaba su corazón como si estuviera a punto de tener un infarto, pronto frunció el ceño— ¿Qué sucede? Tengo que ir a trabajar. ¡Y tú también! A menos que estés atrasado.

— Tranquilo, yo estoy bien. —Se explicó posando sus manos sobre los hombros impropios— Pero tú no lo estás.  

— ¿Eh? No importa eso, tengo que ir a trabajar, se está haciendo tarde.

— Toma un respiro, Geno, estás muy tenso y eso afectaría en tu desempeño, ¿No es así?

— Hay mucho que hacer en este mes, déjame, por favor.

Se removió inquieto, por más que tenía una expresión molesta ante sus orbes se veía adorable, conocía muy bien aquellas reacciones propias de alguien cansado que no ha podido tomarse un descanso, y siendo alguien como Geno, se negaría a tomarlo. Dejó sus hombros por el momento para conducirlo a una silla sin respaldo, el menor no se negó, su resistencia era nula.

— Conozco la mejor forma de aliviar tus músculos, aparte del té hay nudos que te relajan al quitarlos, así que respira, no voy a tardar.

— ...¿Así podré irme a trabajar? —Preguntó cabizbajo, Blard soltó un "sí" bajo— Que sea rápido...

El castaño sonrió un poco, para luego asentir con la cabeza y llevar sus falanges sobre los hombros del contrario, presionó con suavidad buscando la tensión, para tomar una ligera confianza y preparar sus músculos de la nuca, espalda y hombros con tal de no lograr el efecto contrario. Comenzó un delicado masaje que tenía un dominio casi innato por la experiencia, el cual provocó corrientes en el cuerpo de Geno, teniendo que apretar los labios para no quejarse de los primeros dolores previos.

Solo bastó un minuto para que el albino sintiera que estaba en las nubes, casi durmiéndose al dejar caer parte de su peso tras suyo donde estaba el mayor ofreciendo su dominio en la relajación, Blard aprovechó para pasar sus dedos por sus blancos cabellos para peinar, respetando la parte frontal; siempre Geno había tenido empeño para que no se viera así que no sería alguien capaz de violar su privacidad.

— Geno. —Nombró con una voz fina con tal de despertar al menor, habían pasado solo cinco minutos y el albino estaba absorto soltando un balbuceo como respuesta— Tienes que ir a trabajar.

No tardó para que este se levantara de un salto, algo ruborizado por haber estado adormilado tras el corto masaje, pero sin duda se sentía mucho mejor, era como si todo el estrés del trabajo hubiera desaparecido en solo unos minutos, y así era, aunque estaba apenado por haberse dormido tan rápido.

— No puedo creer que me haya dormido... —Suspiró arreglándose la ropa.

— Necesitabas esos minutos, ¿Cómo te sientes?

Geno se quedó mirando el rostro amable y singular del más alto, parpadeó dándose cuenta lo preocupado que Blard estuvo por su comportamiento en esos días. Fue tan cordial de su parte que no se le ocurría ninguna forma de pagarle.

— ...Me siento mejor, gracias a ti, te lo agradezco. —Sonrió conforme, pero luego carraspeó y vio la hora en su celular— Tengo que irme, nos vemos luego. 

Podía ser poco notable, pero Geno estaba hablando un poco más rápido, Blard no sacó conclusiones y algo risueño alzó su mano despidiéndose del menor, dejándole marchar. 

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Día 3: Mañana malhumorada.

Hogar de Dos | 30 días de OTP [Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora