Granada | Fruta Prohibida.

007. Nico: Cruel.

Eso nunca es una buena mezcla. Irse, y no oír a quien te ama.

Él es cruel.

Es un dios del Inframundo, es el rey de los fantasmas.

Es de los que te deja al borde, de los que te deja marcada y adolorida.

Mis caderas son violentamente arrastradas por sus manos, por sobre su miembro.

Dicen que hizo algo malo, y los jueces del Inframundo no iban a tener piedad en lo absoluto.

Sus dientes se deslizan por mi piel, mis ojos se llenan de lágrimas cuando pellizca con demasiado fuerza mi pezón derecho y él sé está riendo.

-Voy... Voy a...- Mi espalda se arquea dolorosamente, a la vez que un latigazo de placer se dispara en mi vientre bajo.

No sé lo que hizo. He oído que le hizo daño a alguien. Creo que también soy mala, porque no me importa.

-Está bien,- Murmura en mi oído,- Puedes hacerlo, Cassie, pero grita para mi.

El orgasmo dura cerca de un minuto, pero él no me suelta. Empapada y agotada me tiene sobre él, follándome con fuerza.

Pero es raro. Nadie me dice que hizo, y no lo hablan entre ellos, he oído que fue parte de la misión de un dios... Pero si eso fuese verdad, él no hubiese sido automáticamente destinado a los campos de castigo.

Cuando él tiene un orgasmo, su rostro se sonroja. No debería poder sonrojarse, no rojo por lo menos, pero lo hace. Sólo dura segundos, pero sé que está sonrojado.

Sus manos dejan ir mis caderas, y me ayuda a acomodarme a su lado.

-¿Qué hiciste?- Murmuro, con la mano descansando en su corazón.

Su corazón late. Él dice que antes no lo hacía, pero desde que dormimos juntos por primera vez, siendo él un dios, lo hace.

Debió haber hecho algo muy malo como para que, a pesar de haber sido ordenada por un dios, lo hubiesen condenado.

-¿A qué te refieres?

-¿Por qué te ibas a los campos de castigo?

Debió haber sido muy malo.

-o-