Costuras del títere autista.

Capítulo 1: Clases sin música

Es algo extraño cuando estoy en clases sin música. Usualmente, estoy con mis audífonos, escuchando algunas piezas musicales de teatros infantiles. Realmente me encantan; el carisma entre cada actuación expresada a través de marionetas, el significado profundo y complejo explicado de manera simple para las mentes más jóvenes, el sentimiento en cada línea de diálogo narrado por una voz imponente... Hermoso. Mi canción favorita se llama "Amistad veraniega" de Shishitaya. Se trata de dos chicas que se conocieron en la playa, pero se despidieron y no volvieron a verse nunca más, pero aún se recuerdan. Me recuerda un poco a mi relación con Estela Burgos, una chica que conocí en la playa. Aún la recuerdo. Pero esta vez, no tenía mis audífonos conmigo, puesto que se me habían quedado en casa de mi abuela. La sala era mucho más ruidosa de lo que pensaba. Honestamente me molestan mucho los ruidos fuertes, por lo que intento cubrirme los oídos con las manos. Aún así no es suficiente. Mis compañeros me comenzaron a mirar raro por mí comportamiento, pero la verdad no entiendo el por qué. Digo, creo que es normal taparte los oídos cuando no quieres escuchar algo ¿Verdad?. A veces me pregunto que es lo que murmuran mis amigas entre ellas en las clases, ¿De qué hablarán?. Ambas se sientan juntas, lejos de mí. Me gustaría sentarme más cerca de ellas.

Es difícil encontrar gente con mis gustos, pero mis amigas y yo tenemos algo en común; a nosotras nos encanta escuchar música. Renata Figueroa escucha algo llamado Reggaeton, mientras que Natalia Hernández escucha alguna especie de música en otro idioma, creo que era japonés. Mis artistas favoritos son Shishitaya y Corazón de oro (aunque una mención honorable sería Lucky Promise). Adoro sus voces dulces. Mis shows favoritos son los de Poppy, una pequeña niña elfa que no es comprendida por la sociedad por ser diferente. Me recuerda un poco a mí.

Muchos de mis compañeros escuchan reggaeton, pero por alguna razón ellos no han sido tan amigables como Renata o Natalia. De igual manera, nos diferenciamos del resto porque nosotras tres usamos audífonos, mientras que el resto pone la música a todo volumen. A mí me parece una falta de respeto hacia los maestros.

Renata habla mucho y siempre interrumpe las conversaciones, pero siempre tiene algo interesante que contarnos. Mientras que Natalia es más bien callada, siempre atenta a lo siguiente que diremos Renata y yo, aunque también es un poco melancólica. Ella generalmente canta cosas que no entiendo, pero siempre me a gustado su melodiosa voz. Renata se cepilla mucho su cabello marrón y siempre mira un espejo de bolsillo dorado. Sus ojos son de un verde oscuro que me recuerdan a la selva. Siempre lleva pinches negros y parte de su pelo está teñido con un color amarillo miel. Siempre trae su cabello suelto y su cara llena de base de maquillaje para ocultar algunos puntos negros. Natalia es diferente, ya que ella no esconde sus granos ni puntos negros, aunque no tiene muchos. Su largo cabello negro le llega hasta la espalda baja, y al final de él hay un pequeño moño azul oscuro. Me recuerda un poco a unos peinados del anime. En lo personal, se me hace un poco raro que solo al final se amarre su pelo, pero está bien. Su cabellera era lisa, por lo que no se suele enredar. Ella usaba lentes debido a su miopía y estaba un poco sobrepeso, cosa que a veces le daba vergüenza admitir. Sus ojos era color negro, pero a veces se les veía un pequeño brillo azul, como si fuera el sol a través del océano. Mientras tanto, yo era la más bajita de las tres. Generalmente me hacía una cola de caballo en el pelo para que no me molestara a la hora de estudiar o hacer cualquier cosa en general. Mi cabello era rubio y mis ojos cafés. Mis padres decían que si miraba mis ojos con cierta luz se verían verdes, pero la verdad es que nunca lo he notado. Era la única chica rubia de mi clase. Nunca me llamó la atención el maquillaje la verdad. Uso frenillos porque mis dientes están chuecos. Mis frenillos son un poco incómodos, sin embargo, la próxima semana me los quitarán. No me considero ni delgada ni gorda, si no que más bien normal. Mis manos son bastante grandes, lo cual creo que sería útil para un titiritero. Mamá me dijo que compraría un títere el día que me sacaran los frenillos. ¡No puedo esperar!