Capítulo 2

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—¿Es este el piso correcto?
— Mhhh... ¡Sí! Al fondo, la última puerta, clave 950825, sí.
     

Cualquiera diría que Daniel tenía gustos extraños, pero tal vez esto lo superaba; no podía evitar esbozar una torpe sonrisa cada vez que SeongWu balbucea con ese tono alegre y juguetón, abultaba sus labios o se detenía a mitad de camino para que lo acomodara sobre su espalda y lo condujera así por las escaleras en dirección a su hogar, dado que el elevador todavía estaba en mantenimiento y de todos modos, el mayor (porque asumía que lo era) no alcanzaba a mantenerse de pie ni un solo segundo.

Así lo llevó cargado hasta que entraron al dichoso departamento: amplio, ordenado y bastante minimalista. No quiso entrometerse demasiado, mas le fue imposible no distraerse con las fotografías del hombre junto a una chica quien parecía ser la causante de que bebiera tanto esa noche. Libros, aroma a café y una espaciosa cama, igual de aseado que el resto de la casa, intrigado por las tareas sobre el escritorio y los ensayos ya leídos, el castaño dedujo que se trataba de un estudiante universitario, medianamente adinerado, cuya pasión era la actuación.

—Ahora entiendo por qué te sale tan bien actuar lindo... —comentó de manera burlona antes de acomodarlo sobre la cama.
—¿Crees que soy lindo?— inquirió cubriendo su rostro con ambas manos para luego rodear el cuello ajeno, aprovechando que todavía no se separaban del todo para atraerlo. Daniel palideció, tragó saliva e intentó apartar la mirada.
—Mire, señor... eh...
—Hyung. —le corrigió—. SeongWu-hyung.
—SeongWu-hyung... Creo que debería irme ahora.
—No me dejes solo... Ni siquiera me has dicho tu nombre.
—Daniel, me llamo Daniel.
—Da... Daniel...Por favor, quédate...

¿Cómo podía explicarlo? Desde mucho tiempo atrás estaba más que convencido de que le atraían las personas del mismo sexo, mas no creía que encontraría a alguien que le haría perder su autocontrol del modo en que el de cabellos oscuros lo hacía ahora. Tal vez eran sus ojos brillantes o sus dientes ligeramente torcidos que le daban un aspecto adorable a su sonrisa o tal vez era su voz amable y divertida o la inocencia fingida de sus acciones. Le gustaba y a su edad, su cuerpo reaccionaba casi por sí solo, con mayor razón al encontrarse encima del susodicho.

Una vez más, Daniel caía bajo los encantos de aquel desconocido y sin agregar ninguna palabra más, dio pie a un beso torpe y pausado, debido a su poca experiencia y nerviosismo. Esta vez SeongWu correspondió, le dio libre acceso al interior de su boca, permitiendo que sus lenguas se rozaran y buscaran empujarse la una a la otra. Las manos grandes encontraron el lugar perfecto para apoyarse sobre la estrecha cintura de su compañero, en lo que se ubicaba entre sus piernas, generando así fricción entre sus sexos con una insistencia que crecía al igual que la intensidad del beso, sin perder aquella cuota de dulzura.

Casi como si un mariposario habitara en la boca de su estómago, revoloteaban, le producía un cosquilleo nunca antes vivido y anhelaba que el otro se sintiera de igual forma. Fue cuestión de minutos para que la respiración agitada de ambos se mezclara y llevara a que Daniel diera el siguiente paso: desvestirse. Sus hombros anchos, torso perfectamente esculpido con esos abdominales marcados, muslos gruesos y su piel lechosa, con ese llamativo bulto atrapado entre su ropa interior; SeongWu lo admiró por un largo rato, reía para sus adentros, avergonzado, probablemente algo fuera de sí bajo los efectos del alcohol, pero sí lo disfrutaba.

El menor tomó ventaja de las posiciones para ser quien lo ayudara a deshacerse de sus prendas, encontrándose maravillado una vez que expuso la completa desnudez de su mayor. Tez pálida, piernas delgadas, abdomen plano, la curvatura que formaba su espalda cuando tocaba alguna zona sensible y si se giraba un poco más...

—¿Te gusta?

De nuevo esa risita burlona, como si quisiera provocarlo y eso lograba, motivo por el cual no titubeó al asentir y dedicarle una rápida succión en el cuello, robándole un profundo suspiro. Fue entonces que decidió recorrer su hermosa y menuda figura con los labios, descendiendo por sus pectorales y deteniéndose sobre uno de esos botones que se endurecían ante el contacto con su saliva, tironeando suavemente de este, mientras que la diestra masajeaba el miembro palpitante de su mayor, sintiendo cómo crecía bajo su palma hasta que el par de bóxers resultara estorboso. Marcó cada espacio con sus dientes, guardando a detalle las expresiones que SeongWu hacía con ese aura erótico, lleno de una sensualidad única, sabía cuándo regalarle una sonrisa tímida u otra más obscena, sabía exactamente lo que tocaba su fibra más sensible. Así que, habiéndolo proclamado como suyo, lentamente lo obligó a darse la vuelta; repasando los costados de su cuerpo con su mano hasta detenerse sobre sus glúteos pequeños pero redondos y firmes. En un acto bastante osado, hundió su rostro en el espacio entre aquel par, explorando con el tibio y húmedo músculo aquel rugoso orificio a base de lametones y esporádicas succiones, estrujando los montículos mientras se deleitaba del delicioso manjar. Los gemidos altos y lastimeros inundaron la habitación, el más bajo se estremecía, pronunciaba más su espalda en forma de arco invertido y separaba más las piernas.

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⏰ Última actualización: Apr 12, 2018 ⏰

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