Primer Día

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La pequeña niña de ojos cafés como el chocolate correteaba por el jardín, arruinando el vestido de uniforme de su nueva escuela. La falta a cuadros estaba completamente embarrada, mientras que hebras de su cabello se escapaban de sus dos trenzas.

-¡Violet!¡Que es tu primer día de escuela!- Gritó su padre, Leight, desde la cocina de la casa.

Pero la niña estaba muy entretenida, por lo cual no le prestó atención y siguió revolcándose por el piso. O bueno, fue así hasta que su padre la tomó de los brazos y la levantó para luego sacudirle un poco la ropa. Él era de tez clara, un hombre muy fornido y de cabello castaño al igual que el de ella, pero sus ojos eran cálidos y su sonrisa, viva.

-Eres peor que un tornado, sin dudas con esa pinta vas a resaltar

Leight le revolvió aún más el pelo mientras Violet reía tapándose la cara. Su padre, por más que quisiese, no podía ser serio o estricto con ella, y al no contar con una madre, esa pequeña tenía bastantes gustos.

-No me importa lo que los demás niños digan de mí. Soy así.- Replicó segura.

-Lo sé, eres invencible.

Le dio el almuerzo y un beso en la coronilla, para despedirse por una jornada de su hija.

-Y recuerda...

-Sí sí, patear el trasero de los niños malos y no hablarle a los extraños.

-Eso no era lo que... Bueno, vamos a contarlo como válido.

Ella sonrió, y se fue alegremente por el camino que conducía directo a la escuela, pensando en cómo serían sus nuevos compañeros, si su maestra sería buena, ya saben, todo lo que pensábamos nuestro primer día de escuela, o al menos cuando teníamos doce años.

Se encontraba a mitad de camino, cuando una cabellera rubia apareció con una sonrisa amistosa en frente de ella, era un niño de más o menos su edad.

-Hola hola! Chau chau!

Y así de rápido fue, no tuvo tiempo a reaccionar, pero el chico de ojos celestes le había arrebatado el almuerzo. Ni siquiera comprendía como pudo hacerlo tan rápido y natural. Violet no dudó en salir corriendo tras el niño, casi logró alcanzarlo, casi. Pero decidió tirarsele encima. Él cayó al asfalto, lastimandose las rodillas y haciéndose raspones en la cara. Violet se sentía furiosa, era odioso ver que la gente se aprovechaba de los demás, ya sea por cualquier tontería.

-¡¿Qué te pasa?!¡Sólo era una broma!¿No pensabas que iba a robarte eso en serio no?

Violet se encontraba encima del niño, sosteniendole las manos de una manera para que no pueda moverlas. Se estarán preguntando, ¿Cómo una chica de su edad puede hacer tales cosas? Es fácil. Su padre, el que parecía tan simpático, la entrenó muchísimo desde los seis años. Había aprendido unas cuantas maniobras para incapacitar a las personas de unos cuantos movimientos. Sabía utilizar dagas y espadas a su temprana edad, prender una hoguera y como comportarse dependiendo la zona en la que se encuentre por si se llegara a perder. ¿El por qué de todo eso? Nunca le dijo.

-Las bromas como esas son malas.

-Las bromas son divertidas.

-No si no me río contigo, aprende a respetar. Dime cuál es tu nombre y te dejo ir.

"Ni que fuera una policía" pensó el rubio, quien ni siquiera alcanzó a ver bien el rostro de la niña que se encontraba prácticamente sentada en su espalda. Violet le pegó la cara contra el pavimento cuando iba a hablar, por lo cual empezó a pronunciar mal las palabras.

-Estas losha... Me lastimas musho...- A la niña no parecía importarle par nada- Soy Bash... Me haces daño...

Violet se apartó de él como si nada, esperando que "Bash" se levantase del suelo, para ver las heridas que le había provocado, aunque no eran del todo intencionales.

-No. Robes.

-No. Intentes. Matar. Gente. -Dijo Bash imitando su tono de voz y sonido. La niña simplemente le respondió con una mueca.

-Entonces déjame irme a la escuela en paz, por favor.

-¡Yo también voy para allá!¿En que curso estas?

La niña frunció el ceño. Claro estaba que no iba a responderle, por lo cual se acomodó la mochila que llevaba en la espalda, lo ignoró y siguió su camino luego de que Bash se fuese por la cuadra de en frente. Le incomodaba un poco, ella sabía que la estaba observando de reojo, pero ya tenia en mente que nada ni nadie iban a evitar que su primer día de escuela fuese impecable.

Al llegar a la entrada de la escuela, comenzó a escuchar algunas risitas mientras caminaba. De seguro es por cómo voy vestida... Tal vez si debí haber escuchado a papá después de todo... Pensó Violet. Sacudió la cabeza frenéticamente y siguió su paso.

-Pero si parece que se cayó del bus...

Pero si parece que son estúpidas...

-Miren su pelo...

Miren las caras de aborto de mono que tienen...
A cada comentario,  ella respondía en su mente. Las charlas cesaron un poco al oír el ruido de la campana, que indicaba como ya todos sabemos, el inicio de las clases.
Sacó un papel el cual indicaba el salón y, al encontrar el numero correspondiente, entró.

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⏰ Última actualización: Apr 25, 2018 ⏰

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