Justin levantó la mirada y se encontró mirando fijamente al techo de su habitación. Mordió su labio inferior y cerró los ojos, escuchando el silencio que lo rodeaba y que lo tranquilizaba completamente. Una sonrisa llegando a sus labios cuando la recordó.
Mierda, él ya estaba duro. Ese había sido uno de los momentos más jodidamente calientes que había tenido en toda su vida. Y ella lo había protagonizado.
Lamió sus labios recordando el sabor de sus labios. Él no había mentido cuando había dicho que ella era deliciosa. Porque en verdad lo había sido y Justin no había disfrutado tanto un beso como él. Ni las caricias mucho menos.
Su piel hormigueó cuando imaginó volver a escucharla gemir. Ella había sido tan dulce en sus brazos. Había rogado por más. Ella había sido tan dócil y sexy en sus labios que Justin tuvo que alcanzar dentro de sus pantalones y acomodar su polla. Él quería más, la deseaba tanto que su respiración incrementó.
Había sido el mejor día de su vida. Él había ganado uno de los partidos más importantes de la temporada y la había tenido. No como deseaba pero lo había hecho.
Lo peor de todo era que él ni siquiera la había visto. Habían sido los minutos más torturantes de toda su vida mientras la besaba y la tocaba.
Él dio un suspiro de decepción. Como quería haberla visto. Conocerla, ver si era pequeña como él la había sentido. Deseaba haber visto el color de sus ojos. Sus labios hinchados por todos los besos que le había dado y que sin haberlos visto, él pudo sentir al deslizar los dedos por ellos. Justin quería ver si estaba sonrojada mientras se tocaban. Quería ver todo lo que la jodida oscuridad le había quitado.
El pensamiento de que ella lo había deseado así llegó hasta él y tuvo que morder el interior de su mejilla.
Ella había dicho que él debía confiar, y Justin estaba sintiendo que ella era quien no lo hacía con él, porque si fuera de esa forma, ¿Por qué no dejo verse por él?
Justin gruñó en disgusto al pensarlo. ¿Y si era ella la que no confiaba en él? Una punzada de decepción lo alcanzó y tuvo que cerrar los ojos de golpe, gimiendo segundos después.
Él estaba tan jodido, no podía enojarse con ella. Ni un poco si quiera, no después de que ella se había entregado a él de esa forma. Una forma que para otros bien podía ser la más insignificante de todas, pero para él había sido el momento y el jodido lugar más excitante de todos.
Tanto, que él no podía cerrar los ojos o estar en completa oscuridad porque la recordaba. Recordaba sentirla, recordaba sus gemidos, recordaba tocarla... Recordaba lo desesperados que habían estado los dos. Recordaba el momento en el que tuvo que separarse porque luego de minutos el aire les era difícil de tomar.
Ella había sido tan buena, tan buena que de solo recordar, Justin salió de sus pantalones y tomó su polla, deslizando su mano de arriba abajo. Gruñendo bajo, recordando como ella había gemido su nombre en su oído o cuando por tercera vez había lloriqueado contra los labios de él, pidiéndole más:
-Justin, más.
Joder, él aceleró los movimientos y gimió duro cuando el líquido preseminal humedeció su polla. Ayudándole con la fricción. Apenas dándole la plena satisfacción que había deseado alcanzar con ella y que era tan fácil para él repetir en su mente.
Él tembló y maldijo cuando deslizó sus dedos más abajo y dio un firme apretón en sus bolas, imaginándola a ella hacerlo. Sonriendo burlonamente cuando pensó en lo ridículo que podía estar viendose, pero que era inevitable no hacer.
Había sido tan sucio y él deseaba más. Deseaba volver a besarla, tocarla, hacerla gemir. Oh mierda, él se estaba viniendo, tan duro que tuvo que morder sus labios para callar los sonidos que deseaban escapar de él. El semen cayendo en su vientre y en su mano. Justin deslizó su lengua lentamente por su labio superior a medida que deslizaba el semen de su mano en sus bolas y les daba un último apretón. Gimiendo, pero no totalmente satisfecho.
Se preguntó si ella estaba haciendo lo mismo, si estaba tan mal como él lo estaba... Si deseaba volver a verlo. Justin gruñó cuando la imaginó jadeante y toda húmeda. Sus bragas mojadas y los pequeños pezones que él había sentido cuatro días atrás, tensos. Su polla doliendo al imaginarla haciendo un desastre en su cama justo como él lo acababa de hacer. Mierda, en serio estaba tan mal que ya deseaba verla de nuevo.
Justin se había prometido que iba a volver a tenerla entre sus brazos y era justamente lo que estaba planeando hacer. Él no se iba a perder de ella. No iba a dejar que lo apartara, él no deseaba perderse de los pequeños y calientes sonidos que ella hacía.
Ella. Ni si quiera sabía su nombre, había olvidado preguntarle. Había sido tan bueno tenerla que no había recordado preguntarle, pues después de todo estaba tan ocupado recibiéndola y besándola que lo había olvidado.
Jodido idiota, se reprendió mentalmente mientras alcanzaba su teléfono y veía la hora, doce y media de la madrugada. Siete horas esperando aún para que él ingresara a clases. Siete horas para estar distraído al pensar que ella podía estar observándolo o que podía estar cerca.
Justin pensaba que era graciosa la forma en como él se dedicaba a mirar a cada chica que encontraba. Como las repasaba con su mirada para ver si eran si quiera un poco iguales a lo que él recodaba de ella. Una risita escapó de él cuando recordó a Niall diciéndole que debía parar con eso, que estaba provocando que cada chica que mirara se sonrojara y que lo miraran con ojos de "cordero degollado", palabras que su mejor amigo había dicho en medio de risas.
Y es que era en parte cierto. Ninguna de las chicas sabía en verdad las intenciones que Justin tenía mientras las miraba o las detallaba. Las chicas debían pensar que Justin estaba interesado y era lo menos que a él le interesaba o en lo que pensaba.
A él no le interesaba ninguna, apenas y había estado consciente de los coqueteos que algunas chicas le habían hecho en los días anteriores. Y es que el interés por ella se había triplicado luego de aquel encuentro. Y si Justin antes estaba interesado en saber de quien se trataba la chica que le enviaba las notas, luego de aquella noche... Las ganas por descubrirla se habían convertido en su última meta y él mejor que nadie sabía que no perdería ante eso, ni mucho menos cuando las ganas eran grandes y él deseo por descubrirla era mayor.
Así que cuando alcanzó dentro de su mochila y tomó el ultimo par de objetos que deseaba tocar con más ansías en cada oportunidad, lamió sus labios y una sonrisa traviesa tocó sus labios:
❝Hey, nena.
Quiero verte, joder. De nuevo, y se que han pasado cuatro días pero deseo tenerte una vez más y saber tu nombre.
Estuve tan concentrado en lo suave y exquisita que eres que se me olvidó preguntar tu nombre, preciosa y en verdad quiero conocerlo, así como deseo conocerte a ti, y no a oscuras precisamente, bebé.
Déjame saber tu nombre.
Recuerdo pedirte una pista y aún la espero. Una sola, pequeña, una aunque sea❞.
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Hey, Bieber
Fanfic❝Cariño, puedes tener todo lo que quieras... Pero eso no significa que todas pueden dártelo❞. [+18] justin bieber Todos los derechos reservados.