Error Del Destino (En Espera...)

Capítulo 1: Día 1

"Todos los humanos tienen almas perdidas que buscan a alguien que los guíe por el buen camino para poder llegar a su destino"

Me siento... mareado, perdido, confundido; como sí estuviera en un barco navegando en medio del mar sin brújula. Es una sensación interesante.
Pero, ¿Cuánto ha pasado? ¿3 días, 3 semanas o ¡3 años!? La verdad no tengo ni idea, intentó mover mi cuerpo pero lo siento muy pesado y no logró hacerlo.
Estoy... muerto... Bueno... Nunca he estado "vivo" realmente. Tal vez si abro mis ojos, mmm porque veo una luz blanca... voy a seguir la luz... naah que pereza mejor me quedo acostado. Siento como si estuviera arrecostado encima de una nube muy suave...

???: Señor Matsumoto, pronto se le dará de alta. Sólo necesito que se siente para poder examinarlo por última vez -abrí los ojos para ver de quien se trataba, y miré que era una humana vestida de blanco y con el pelo recogido que estaba al lado mío.

Que molesto son los humanos, no los sopor... espera, ¿Por qué hay un humano aquí?.

???: Señor Matsumoto, por favor levántese -me volteé a dirección contraria de la que ella se encontraba- Sé que ya estás despier... -le ordené que se callara y que se fuera de la habitación. Me estaba hartando.

Me levanté con un dolor en la espalda baja pero me regeneré tan pronto sentí el malestar, miré al alrededor con gran asombro, todo estaba ordenado, limpio, muy blanco; me sorprendí, al no mirar ni oscuridad ni demonios ni oler a humo. ¡ÉSTO ES EL PARAÍSO!
Pensé que estaba en el cielo... pero luego recordé que el cielo no hay humanos.

Creo que al fin he llegado...
Al mundo de las almas perdidas.

Por fin pude salir de ése infier... de ése paraí... no sé como llamarle, creo que se llamaba ¿hospital? La verdad no tengo ni idea, el japonés aún no lo he aprendido muy bien, hablar 5000 idiomas no es tan fácil como parece.
Tengo que hablar con mi padre, pero no tengo ni la menor idea de como hacerlo. Tendré que preguntarle a alguien.

Ares: Tengo que confesar algo, no soy humano. Soy una especie llamada Kakókita que es una combinación entre un ángel y un demonio. Así que... ¿Sabes dónde podría ir al cielo o al infierno? -le pregunté a una mujer que llevaba consigo un crucifijo.

Mujer: ¿Ah? Bueno, joven. No te puedo decir como llegar allí, pero sé de un lugar donde podrás hablar con tu ¿padre? -me lo dijo señalando como una gran casa que llevaba en la cima una cruz.

Me dirigí a donde ella me dijo, no estaba muy seguro, ¿Cómo podré hablar con mi padre en una casa? Al entrar, me asombré, el interior era magnífico; tenía columnas gigantesca, un altar al fondo y había murales pintados donde estaba Dios y unos ángeles alrededor, uno de ellos se parecía mucho a mi madre.
Lo que me llamó más la atención es mirar a muchas personas posdrados murmurando en voz baja.

Ares: Disculpe -me senté al lado de una señora que estaba postrada- ¿Por qué los humanos están hablando solos en voz baja? -pregunté mirando a la señora un poco extrañada.

Señora: No están hablando solos joven, están intentando comunicarse con Dios a través de la oración. Para que él pueda ayudarlos en encontrar la paz y les ayude a encaminarlos de nuevo -me respondió con seguridad en su afirmación.