Único.

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Desde muy pequeño, Jungkook había sido guiado por las sendas del señor, enseñándole sobre la justicia, el amor, Abraham y David, Caín y Abel.

Eva y la serpiente.

Su madre había sido alguien muy radical con él, teniendo incluso menos salidas con sus amigos que las que un niño sometido promedio tenía.

Pero no importaba, porque lo único que el quería era complacerla.

También se encargó de que no tuviese novias- Aunque el castaño se encargó de tener al menos dos escondidas- Y que el joven viviera de cabeza en un culto.

Pero no había problema, porque él moría por hacer feliz a su madre.

Hubieron momentos de rebeldía,donde Jeon quiso alejarse de los caminos a los que su madre con tanto sacrificio, le había llevado.

Y allí estaba ahora, atendiendo a las clases que el arzobispo había preparado exclusivamente para ellos, los jóvenes más propensos a llegar lejos en el señor.

-Bueno jóvenes, esto ha sido todo por hoy, no olviden reflexionar en juan y leer el proverbio correspondiente a cada día. Dios los bendiga.

Se escuchó un unísono "Amén" mientras todos los jóvenes se levantaban para salir del aula.

Eran aproximadamente 15 jóvenes los que habían quedado luego de que el arzobispo con ayuda de un padre y algún cardenal hicieran un minucioso filtro en la gran iglesia.

La razón de este proyecto era simple, conseguir nuevos padres jóvenes, que se dedicarán toda su vida a alabar a Dios y a los santos.

~~~~~~

Jungkook caminaba por el extenso jardín trasero de la gran iglesia, saldría por la puerta trasera para llegar más rápido a casa. Al ser el favorito del padre, se le cedió una copia de la llave de la puerta trasera, beneficios de la obediencia.
-Jeon Jungkook.

Una grave voz bastante similar resonó en sus oídos, se dio la vuelta con una pequeña sonrisa.
¿Por qué repentinamente estaba feliz?

-Hola, Taehyung.

Taehyung era otro joven que estaba siendo formado por el arzobispo. Tenía la piel un poco más bronceada que la de Jungkook, y su cabello era de un negro azabache, perfecta e impecablemente peinado y liso.

Sintió un pequeño susto en su pecho. A su madre no le gustaba que él hablara con Taehyung.

¿La razón? Simple.

A diferencia de Jugkook, quien hacía sus labores con amor y devoción, Taehyung lo hacía por compromiso.

La verdad es que Taehyung no quería ser parte del grupo de la iglesia, por eso nadie comprendía Cómo era que, a pesar de eso, hubiese quedado entre los 15 mejores.

Taehyung era rebelde y osado, manifestaba cuando algo no le parecía correcto y se negaba a hacer las cosas si no le gustaban.

Algunos decían que era porque tenía contacto directo con el Vaticano, pero demonios, el chico apenas podía atrapar una mariposa sin asustarse, así que Jeon ignoraba esas suposiciones.

-¿Vas a casa?.- Preguntó finalmente el azabache, sonriendo de forma amplia y algo cuadrada.

-Sí.

Y bueno, Jungkook no era alguien de Muchas palabras...

-Genial, voy contigo.- espetó un alegre Taehyung, comenzando a caminar emocionado. Jungkook asintió-Aunque Taehyung no le veía- y le alcanzó, caminado a su lado.

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