Una infancia "feliz"

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Desde muy pequeña siempre tuve ese interés especial por la ciencia. Mis padres estaban contentos conmigo con mis notas y mis logros obtenidos en el colegio. Tuve lo que llaman... "una infancia feliz", aunque eso no es del todo cierto.

Debido a mi alto cociente intelectual fui sometida a largas jornadas de estudio, según mi padre él quería lo mejor para mí. Me adelantaron de curso, y por si no fuese suficiente en clase luego debía estudiar libros todas las tardes. Siendo sincera, no le he perdido el gusto, pero este modo de vida me ha hecho sentir un vacío enorme que ya mis padres no podían cubrir.

En clase era el hazmereir para todos. Entonces comprendí que daba igual si eras alto o bajo, más femenino o más masculino, más listo o menos... la estúpidez humana y la envidia se combinaban con el fin de hacer daño, dejando como resultado una soledad severa y demoledora. Comencé a odiar a la humanidad, a no confiar en nadie, a quererme solo a mí misma. La palabra "amigo" jamás será comprendida por mí, es como la raíz cuadrada de un número negativo, un absurdo, no existe.

Como todos, siempre hay alguien que conoces y que empieza a hacerte más caso que los demás. Al contrario que los otros ineptos aquella niña, con niña me refiero sobre los 15 años, mostró interés sobre mi heterocromía y los cursos que llevaba adelantados, no ibamos en la misma clase ni por asomo. Entonces un día perdí la cabeza y la besé, aun a dia de hoy supongo que era una forma de mostrar mi agradecimiento ante tal soledad. ¿El desenlace? Pues recuerdo un duro bofetón en mi mejilla izquierda, creo que casi rompía mis gafas...

No fue de la forma que mejor quería, pero así comprendí que las mujeres, y digo mujeres pues porque son lo único que me atrae como algo más, son como una indeterminación matemática. Cuando les digo esto siempre les digo que son 1 elevado a infinito, pues parece un montón, pero en realidad sigue siendo un resultado totalmente inesperado, como cuando te lías con una chica nueva, nunca sabes como va a acabar.

Acabé mis estudios y fui a una buena universidad gracias a las becas, en donde no acabé de estudiar sobre los 25 años. Primero el grado, luego el máster hasta que final saqué el doctorado. A lo largo de los años mi afán por descubrir no me había abandonado, la ciencia era lo único que me hacía feliz, la única que me acompañaba en mi larga y solitaria vida, aunque todo cambió cuando empecé a trabajar, hora de investigar.

Mis orígenesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora