Abrí los ojos y tardé un poco en acostumbrarme a la luz que había en el extraño lugar en el que me encontraba. Miré con el ceño fruncido a mi alrededor y me encontré con unos hermosos ojos chocolate que me miraban atentamente.
—Buenos días, Dyl. —dijo el rubio
Su voz. Su jodida voz.
Thomas estaba acostado de lado, apoyando su cabeza en una de sus manos, su brazo formaba un triángulo, mientras su otro brazo descansaba en su pierna. Su cabello rubio estaba despeinado y brillante. Se lamió los labios.Cerré los ojos fuertemente y los recuerdos del día, y la noche anterior regresaban a mi mente. Solté un fuerte quejido al darme cuenta que me había dejado romper en frente de Thomas, el rubio que me traía loco. Ahora aquel rubio me conocía completamente, el mismo rubio que me miraba atento a los ojos esperando algo de lo que no estaba seguro.
—Buenos días —respondí, para luego alejarme del británico, empezando a estirarme tal como un gato.
Thomas rió y me sonrió tiernamente, apoyó la mano que antes descansaba en su pierna, en mi mejilla. Dejó suaves caricias en forma de círculos y besó mi frente.
—Ya me bañe, he pedido el desayuno, voy a bajar a recogerlo. —dijo después de unos segundos.
—¿Pediste el desayuno? —pregunte incrédulo. El asintió con la cabeza—. Esto parece un hotel.
—No tardaré. —dijo levantándose de la cama y dirigiéndose a la puerta que llevaba al gran pasillo lleno de estas—. No te cambies, te prometí quedarnos en la cama todo el día y eso es lo que vamos a hacer. —ordenó antes de cerrar la puerta.
Después de unos segundos, imite la anterior acción del rubio y fui al baño para tomar una rápida ducha y cepillarme los dientes.
Cuando entre, no me sorprendí al ver la gran dimensión o los lujosos artículos que poseía, ya me había acostumbrado a que todo en este lugar fuera tan ostentoso y costoso.
Me adentre en la gran ducha, y seleccione en la pantalla como quería la temperatura del agua.Me sumergí en los pensamientos, de la misma manera que lo hacía físicamente; ubicándome debajo del gran chorro de agua que caía con maxima potencia a una gran temperatura.
Cerré los ojos fuertemente y sorprendentemente noté que me sentía mejor. Me sentía mejor de la manera más extraña posible, como si me hubiesen quitado un gran peso de la espalda que no me permitía respirar, pero estaba tan acostumbrado a este, que la sensación del aire entrando a mis pulmones sin ningún obstáculo era extraña.
Trate de pensar en blanco, trate de pintar mis pensamientos del color de lo que quería sentir en estos momentos. Paz.
Tratando de bloquear cualquier obstrucción que evitará que llegara a este sentimiento, me dediqué a enjabonarme tratando de concentrarme en cosas insignificantes: El próximo juego de mi equipo de béisbol favorito "Los Mets", las instrucciones del shampoo, la forma de los azulejos del baño en el que me encontraba.
Obviamente, no lo logré.
Todo llevaba de vuelta mis pensamientos a donde menos los quería llevar, todo dentro de mi me decía que recordara lo ocurrido la noche anterior y que la examinara, y que la atesora y que nunca la olvidara.
Porque por segunda vez en todos estos años, me había sentido querido.
Y tenía miedo, muchísimo miedo.Porque cuando por fin llegaba a salir del gran hoyo oscuro en el que estaba, me volvían a empujar dentro de él, cada vez cayendo más profundo y con menos posibilidades de salir.
[...]
Salí del baño y me encontré con la grata sorpresa de que Thomas ya había regresado.
Al verme, sonrió plenamente, se acercó rápidamente y con un poco de torpeza a mi. Me rodeó con sus brazos y me apretó fuertemente.—Eres una de las personas más fuertes que conozco, Dylan —dijo soltando su agarre un poco para poder mirarme a los ojos—. Todo estará bien.
Y la manera en la que el lo dijo, fue real. Lo dijo como una promesa, una promesa que él jamás planeaba romper. O por lo menos así lo sentí.
—Gracias. —murmuré.
—No tienes ninguna razón para agradecerme, Dyl. —se separó por completo de mi y tomó mi mano—. Ahora vayamos a desayunar.
Me guió hacia el gran balcón que tenía la habitación, en el habían dos sillas y una pequeña mesa con dos platos con huevos revueltos, dos cafes, dos jugos y una canasta con pan. Me senté en una de las sillas y Thomas en la otra.
Le dí un mordisco a un pan y me sentí en el cielo, era uno de los mejores panes que había probado en mi corta vida. No pude evitar soltar un pequeño gemido.—Esto fue hecho por los ángeles. —dije con la boca llena y admirando al pan.
—¿Tu lo hiciste? —preguntó Thomas.
Lo miré con una ceja levantada y rodé los ojos.
Él solo sonrió y agarró mi mano sobre la mesa, empezó a hacer círculos sobre esta. Esas caricias se habían vuelto una costumbre entre nosotros y, por primera vez, le devolví la caricia. Me miró sorprendido por la repentina acción que nunca antes había hecho y le guiñe un ojo. No tenía ni idea de donde había sacado tanta seguridad, pero con Thomas no me importaba comportarme, con Thomas podía ser yo mismo y el jamás me juzgaría.Separé mi mano con suma delicadeza, quería untar mantequilla en el pan y no iba a poder hacerlo con una mano.
—Kaya y Ki llamaron para invitarnos a ver algo en la sala de películas. —dijo repentinamente, asentí con la cabeza indicándole que siga—. Lo cual es raro porque es mi casa —rió—. Les dije que no.
—¿Por qué? —pregunte rápidamente sin poder evitarlo, yo quería ver a los chicos.
—Porque hoy planeo quedarme viendo alguna serie contigo en la cama. —dijo encogiéndose de hombros.
—Me parece un buen plan. —respondí con una sonrisa.
La idea de estar con Thomas en la cama todo el día, me emocionaba. A pesar de haberlo hecho algunas veces, hoy se sentía especial.[...]
Después de desayunar, Kaya y Ki invadieron nuestra habitación por unos minutos antes de que el británico los echara con la excusa de que era "El día de Thomas y Dylan" por supuesto, Kaya se quejó diciendo que todos los días eran "Los días de Thomas y Dylan" ya que siempre encontrábamos un espacio de tiempo para vernos y pasar tiempo juntos.
Con esas palabras lograron quedarse un poco más, pero después de ver la cara de enojo y fastidio de Thomas, se fueron a regañadientes.
—Tengo que saludar a los padres de Ki y a los tuyos —dije a penas la puerta se cerró. No
—Los verás en la cena —protestó—, además ya les dije que nos quedaríamos todo el día acá.
—No sé, Tommy —dije para molestarlo.
Reí al ver al rubio hacer un tierno puchero, con el cual me convenció para quedarme en el cuarto hasta las cinco —la hora en la que teníamos que comenzar a arreglarnos para la gran cena esta noche—.
Se echó en la cama y se tapó con las mantas, hacia bastante frío. Se veía como la persona más tierna del mundo tapado hasta el cuello y con algunos mechones rubios en la frente.
—¿Qué esperas, Dyl? —preguntó mirándome interrogante y pendiendo la televisión con el mando a control remoto.
Ignoré su pregunta y me eché a su costado, guardando espacios entre los dos. Thomas me agarró de la cintura y me pegó a él.
—¿Que quieres ver, amor?
Me encogí de hombros tratando de ignorar el creciente sentimiento en mi pecho, esa palabra causaba efectos inexplicables en mi.
—Tú decide.
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¡Espero que les haya gustado!
Probablemente actualice la siguiente semana...
—Ares :)
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In my blood [Dylmas AU]
Hayran KurguPORTADA: @Fucktommy La vida de Dylan se había convertido a tonos grises muchos años atrás, simplemente no tenía ningún sentido. Pensaba que estaba en un abismo del que nunca saldría; hundiéndose cada vez más en el dolor y soledad. Entonces, Thomas...