Carta #6 - Rosas

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"Esa fue mi noche favorita.
Estabas dormido sobre mi cama como un niño pequeño, entonces llegué y no pude evitar mandar la cena al carajo para ir en busca del terciopelo de tu piel. Pasé mi mano por debajo de la tela de tu camisa y acaricié tu pecho. Me sentiste, Louis. Te diste la vuelta cuando mis dedos llegaron a tus pezones y en tus labios se dibujó mi sonrisa favorita. Fue ahí donde supe que tanto tú como yo lo disfrutaríamos.
Poco a poco abriste tus ojos y pude soltar un ligero 'hola' respondiste con gruñidos, y me encantó. Besé tus mejillas, tu cuello; te desperté a besos.
Nunca sabré si te gustó o no, si provocaron algo en ti o no, pero estabas temblando igual que cuando nos dimos ese primer beso. Bastaba con verte para que una avalancha de emociones se apoderara de mi sistema. Louis, sólo te estaba acariciando y no sabes cuán crecido estaba. Sé que también sentiste mi erección porque te quejaste cuando tu trasero chocó con mi entre pierna. ¿Y sabes qué? No te hice el amor porque no quería parecer un acosador. Dejé que mis respiraciones se calmaran y volví a tu lado. Te hice mío sin necesidad de algo más, me pertenecías, pequeño. Yo debía cuidarte... A la mañana siguiente, salí a comprarte rosas y cuando volví del trabajo no estaban. ¿Dónde las dejaste?, ¿las tiraste?, ¿qué pasó con las rosas, Louis?".

Cartas De Un AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora