你救了我

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— ¡Eres un maldito aborto! — Una botella verde fue a dar contra la pared de la caótica residencia al norte de la capital surcoreana — ¡Solo sirves para causarnos mas deudas y problemas!

— ¡Ya detente! — El rubio trataba de protegerse lo más que su débil cuerpo podía pero los golpes por parte de su padre y los pedazos de vidrio siendo prácticamente enterrados en su cabeza no se sentía lo suficiente para defenderse debidamente. —

— ¿¡Por qué gastas todo mi dinero en mariconadas!? ¿Acaso eres una mariquita? — Lo próximo que pudo sentir fue como su padre con su gran fuerza le quitaba los pantalones y rasgaba su ropa interior para poco después oír la hebilla del cinturón de su padre caía al suelo y como lo penetraba de golpe; sin preparar — A ver si te gusta esto, maldita puta.

La malvada risa de su madre y los asquerosos gemidos de su padre se quedaron grabados en su memoria, al igual que todo el acontecimiento de esa noche. Su autoestima se encontraba por el suelo, su motivación para continuar su joven vida se desmoronaba al igual que su razón para vivir.

Estoy perdido.

Sus ojos se volvieron a abrir tras desmayarse, siendo lo primero que percibió fue el infernal dolor de sus caderas, la sangre seca pegada en su frente al igual que sus hebras rubias que ahora permanecían teñidas de un color vinotinto. Con ayuda del sucio sofá de la sala de estar, intentó levantarse y arreglar su ropa lo más que pudo; estaba totalmente destruido, moral y físicamente.

No podía estar esta noche dentro de esa casa, no podía estar si no quería morir a los 19 años.

Por lo cual, emprendió una corta caminata de no más de 7 casas de distancia para llegar a la casa de su mejor amigo. No le importaba si estaba dormido o tal vez estaba con su novio. Solo quería su consuelo y un abrazo. Su dedo apenas rozó el timbre, haciendo retumbar incluso fuera de la casa el estruendoso sonido del nuevo timbre, haciendo aparecer dos somnolientos chicos a través de la puerta.

— ¿Jun Hong? ¿Que haces aquí? Ya son las 4 de la mañana — El peliazul miró como su mejor amigo se acercaba hasta la entrada, apreciando toda la sangre seca desde su coronilla hasta su cuello, que tenia claras marcas moradas al igual que en algunas partes de sus delgados brazos manchados también de sangre. —

— Jong Up... — Su cuerpo no daba para más, queria dormir, cerrar sus ojos y no volver a abrirlos hasta la mañana siguiente o para no volver más. —

El joven doctor y el estudiante de enfermería llevaron el moribundo cuerpo del menor hacia el baño donde lo bañaron y curaron las heridas abiertas. Era terrible la situación del chico: Ellos dos lo sabían, pero no podían hacer algo para revertir el pasado tan tortuoso que tuvo el rubio, pero alguien si sabía de algo que podría cambiar el rumbo de su futuro.

Semanas después de incidente en su "hogar" se quedó en casa de su mejor amigo ya que por tanto conflicto decidió por fin tomar la oferta de él en quedarse en su casa junto a su amorosa pareja, Him Chan.

Ambos estaban en el sofá de la gran sala de estar, Jun Hong mirando una ridícula película de amor mientras Jong Up hacia un trabajo para su clase de sanidad, cuando una pequeña notificación de una actualización apareció en la pantalla de su laptop.

— Oh, este chico volvió a actualizar~ — El ahora castaño se fijó en como el chico dejaba a un lado su tarea y le dedicaba un poco de su tiempo a leer la actualización de la página — Oh, Junnie. Creo que esto te pueda ayudar.

一只小鸟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora