Perdonar y Olvidar

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No hay explicación para la serie de eventos ocurridos desde que Ottis apareció en el departamento esa madrugada. Todo lo que sucedió posteriormente pareció no tener sentido, es más, no lo tuvo.
Desapareció.
Octavio se fué como un cobarde sin dejar rastros, ni una sola respuesta a mis mensajes. Me había bloqueado de su vida, quitado de todo lo que él hacía. No podía verlo en ningún sitio; la nada misma.

La desesperación que me invadió me encontró buscando el teléfono del doctor Kane; incluso sabiendo que el hombre ya no trabajaba donde nos habíamos conocido, lo encontré en un consultorio particular cerca de su casa todavía atendiendo pacientes.
Lo digo y no lo creo: paciente
Otra vez volviendo a recaer, otra vez el llanto rompiéndome el pecho, la garganta y los ojos.
Ottis ya no estaba y no entendía por qué se había ido sin siquiera despedirse.
Necesitaba volver a terapia, hablar sobre lo que había hecho, contarle a alguien sobre él, y debía ser a alguien que me conociera, que no me juzgara y el único era mi viejo colega, quien me acompañó en lo peor de mi adolescencia.

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Febrero 2017

Decidí ir a pasar algunos días a la casa a la casa de Sarah. Ella anda teniendo problemas con su pareja, así que pensé en tomarnos una noche libre para ir al cine y cenar algo.
El viaje se hizo eterno, la noche calurosa se abrió paso con sándwiches vegetarianos en el transporte público, cigarrillos baratos y muchas cervezas escondidas en los bolsos.
El cine repleto de gente un sábado por la noche en plenas vacaciones de verano. La película comienza y los gritos de terror distraen mis pensamientos de a ratos.

Era verdad, Ottis no hablaba siquiera con Dara, había escrito en el Polygram que no podía soportar su vida y que los errores como él terminaban solos.
Me desbloqueó el lunes pasado, y volvió a bloquearme unos días después, luego de decirme que necesitaba dejarlo ir.
Dijo que no debía enamorarme de él. Era consciente de ello, sabía muy bien que un muchacho de su edad no podría darme nada y esa fue la cruel verdad.
No quería herirlo, pero lo hice, mis palabras le llegaron a tal punto que dijo que no debía esperar por él porque no "estamos en el momento adecuado ninguno de nosotros".
¡¿cuándo demonios es el momento adecuado entonces?!
Si lo pienso debidamente, no es ahora. Ambos estamos rotos, tristes, pasamos por situaciones bastante perturbadoras, estar juntos demasiado rápido es el tipo de cosas que arruina las relaciones. Al menos yo siempre me encargué de hacer eso, de no esperar e idealizar en mi mente personas ordinarias que solo llenaban partes vacías de mí misma.
Impulsivamente, dije algo que no debía, que me dejó llena de culpa y aún más vacía:

- Te quiero.

- Eso es horrible. Pero gracias.

-En verdad lo es.

-Volvé algún día ¿sí?

-Seguro.

En vez de callarme, seguí la conversación discutiendo como una adolescente. Como si fuera la mismísima Dara justamente, yo.

- Estás enojado porque no llegamos a nada físico. Apuesto todo a que buscabas eso y nada más.

-No. Ya no siento atracción alguna hacia vos.

- Lo sabía, solo sos eso. Uno más del resto

-No me interesa. Adiós.

Un momento de acción y la película acaba, dejándome otra vez en mí misma. Sarah toma los pocos sándwiches que quedan, y sale por la puerta del cine, a los abrazos y besos. Yo observo, lo que veo no me agrada, pero es mi mejor amiga, ya hablé lo suficiente con ella.
Es alrededor de la medianoche, en el centro los locales empiezan a cerrar temprano pero no importa. Jamás caminé a estas horas por las solitarias peatonales. Unas cuantas personas duermen en la calle, los bares se preparan para la madrugada y nosotras simplemente vagamos sin rumbo.
Solía temerle a la noche pero, no sé dónde quedó eso ahora.

Alguien en Quién ConfiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora