42: Presentimiento.

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―¿Qué diablos fue todo ese griterío? ―preguntó Ten, acostado sobre su estómago en el suelo, sin alzar la vista de la página del manga que leía atentamente.

Sehun cerró la puerta corrediza a sus espaldas y se dejó caer sobre la pequeña cama de Ten con un gemido de cansancio, frotándose los brazos por encima del suéter para entrar en calor.

―Nada, solo hablaba con alguien.

―¿Con tu novio Liu Han?

Lu, Luhan.

―Eso dije ―resopló―. Y, ¿qué tal? ¿Está disfrutando sus vacaciones?

Sehun hizo una mueca. La inflexión cansada en la voz de Luhan resonaba todavía en sus oídos.―Um, algo así.

Ten le dio una mirada contemplativa.

―¿Están ustedes teniendo problemas?

―No, no... Sí... No sé.

―¿Cómo que no sabes?

―Es que los problemas que tenemos son... externos. Quiero decir, si sacara del plano el mundo exterior, entonces no habría ningún conflicto ―explicó―. Él-Luhan, tiene muy metido en la cabeza que en el momento en el que el resto del mundo se entere sobre nosotros, vamos a estar acabados para siempre.

Ten abultó los labios, haciendo un mmm de comprensión.―¿Y a ti no te preocupa? La opinión de los demás, digo.

Sehun meneó la cabeza.―Sí, a veces. Pero no como a él.

―Ya veo... ¿Nadie en tu familia lo sabe aún?

―Mi hermana lo sabe, mis padres no. No saben nada sobre mi orientación, mucho menos sobre mi relación con Luhan ―se pasó una mano por el cabello, alzando los ojos al techo―. Lo ven como a un hijo más, de hecho.

Ten asintió y pasó la hoja del manga.―¿Crees que van a tomárselo muy mal?

―Mmh... mi mamá es religiosa.

―Eh ―hizo un mohín―. Dime que no del tipo demente. Realmente me cae bien tu mamá.

Sehun se rió y negó con la cabeza.

―No. Es cristiana, nos crió con valores cristianos, pero una vez que tuvimos la edad suficiente y le dijimos que no queríamos continuar yendo a la iglesia los domingos en plena madrugada porque preferíamos dormir hasta el medio día, lo aceptó muy bien. Siempre supo que, al final, sería nuestra decisión. No es del tipo de persona que fuerza sus creencias en la cabeza de los demás ―explicó―. Sé que ni ella ni mi padre van a odiarme cuando se enteren de que me van también los tíos. Es solo que... a veces me angustia la idea de defraudarlos. Mi mamá siempre habla sobre el día en el que les presente alguna chica que verdaderamente ame, sobre el día en que me case, en el que tenga hijos y todo ese rollo. Pero eso es algo que ya no estoy seguro de poder darles.

Sehun sabía que si Luhan y él no funcionaban, algún día lo superaría y, en su debido momento, encontraría a alguien más. Lógicamente, la vida no iba a acabarse porque no estuvieran juntos, por más que ahora lo percibiese así. Pero el pensamiento era... desesperanzador.

No estaba seguro en qué momento fue que la imagen que se había formado por años sobre su futuro se esfumó para convertirse en el deseo de compartirlo todo con un único chico. Cualquier otra imagen le daba grima.

Ten cerró el libro y lo puso a un lado, diciendo:

―Bueno, yo creo que con todas esas expectativas que ellos tienen sobre tu futuro, el objetivo final no es que te cases y procrees en sí, sino que sencillamente seas feliz. Ya ves que la felicidad para algunas personas todavía se basa en formar una familia tradicional y tal ―hizo un ademán con la mano―. Creo que solo quieren tu felicidad. Si les permites ver que puedes obtenerla incluso sin todo el rollo del matrimonio y los críos, no creo que tengan grandes quejas... ¿Y la familia de Luhan? ¿Crees que den problemas?

Toska «hunhan»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora