El ruido de la lluvia cayendo me despertó, vi la hora del reloj que colgaba a un lado del televisor y me di cuenta que era demasiado temprano, 7:30 de la mañana.
Decidí levantarme e ir al baño a hacer mis necesidades y lavarme los dientes. Una vez salí del baño bajé las escaleras para dirigirme a la cocina y prepararme un chocolate caliente, pues el clima lo ameritaba. Una vez mi chocolate listo volví a subir las escaleras para sentarme en un pequeño sofá de 2 personas y admirar cómo caía el agua y deleitandome con el ruido que provocaba al caer.A los minutos escuché como Kaori se movía entre las sábanas y daba una vuelta dejándome ver su trabajada espalda; lo amaba, llevamos conociendonos 5 años, sin embargo tenemos siendo novios 4 años y viviendo juntos 2 años, en una casa no muy grande de 2 pisos.
Suspiro y me volteo a seguir viendo por la ventana como sigue lloviendo, al parecer va a durar un muy buen rato así.
De repente siento que alguien me abraza por los hombros y al instante se de quien se trata, me volteo a mirarlo y le doy un pequeño beso en su clavícula y luego en su barbilla para terminar en sus labios.
- ¿Todo bien cariño? Quise abrazarte y ya no estabas a mi lado, pero te vi aquí sentada. -Le dijo Kaori mientras le daba un beso en su cabello.-
- Claro bebé, simplemente que la lluvia me despertó y decidí bajar a hacerme un chocolate caliente y admirar la lluvia, ya sabes que me encantan éstos días. -Decía Griselda mientras se hacía a un lado para hacerle espacio a su novio y se sentara junto a ella.-
- ¿Qué te parece maratón de películas mientras comemos pizza, palomitas y algo de refresco? -Le decía Kaori mientras levantaba sus cejas coquetamente.-
-Griselda soltó una pequeña risa y respondió.- Claro cariño
Y así lo hicieron, estaban acostados en la cama, viendo televisión, mientras Kaori le acariciaba una pierna y Griselda reposaba su cabeza en el pecho de su novio, disfrutando de la tranquilidad mientras ven sus películas favoritas.
En el transcurso de la película salía una mujer demasiado bella a ojos de Griselda, se sintió mal consigo misma, ella en realidad tenía bonito cuerpo, pero aveces quería lucir como una modelo, tenía piernas largas y una cadera de admirar, un abdomen plano y lo justo y necesario del busto. Pero de unos meses atrás hasta ahora se había mal pasado con algo de comida y subió unos pocos kilos, haciendo que su abdomen ya no quedara tam plano como antes, pero a ojos de Kaori ella seguía siendo y luciendo hermosa, sin embargo él notaba las horas que se mataba haciendo ejercicio en casa y la poca comida que ingería a la hora comer.
- Cariño, ¿a dónde vas? - Dijo un Kaori algo confundido por el repentino cambio de su novia.-
Al entrar al baño lo que hizo fue devolver la comida que hace minutos atrás había estado comiendo, escuchó los pasos de su novio preocupado y le hecho el pestillo a la puerta.
- ¿Cariño? ¿Estás bien? Abre la puerta. - Un Kaori preocupado decía detrás de la puerta.-
-Estoy bien, sólo déjame un momento a solas. - Decía Griselda reprimiendo las ganas de llorar, se sentía mal consigo misma, se sentía un asco y por más que se repetía en su cabeza que no lo era, no podía parar de llorar al verse en el espejo grande que tiene en el baño.
- No me moveré de aquí hasta que abras, no te dejaré sóla cariño. Por favor abre. - Suplicaba un Kaori ahora triste, él odiaba verla en ese estado y ya estaba empezando a sospechar el porqué de su actitud, la había visto varias veces en el baño viéndose al espejo su cuerpo, y lo que él simplemente hacía era llegar y abrazarla por detrás y decirle lo bella que era, para luego irse a dormir y que ella no durmiera triste pensando que era fea.
Griselda estaba viéndose al espejo, miraba las pequeñas estrías que empezaban a formarse en su cuerpo, y entonces, volvió a meterse los dedos a la boca y a devolver todo de nuevo.
- Griselda, cariño, quiero que sepas que eres bella, eres una mujer increíble, tu peso no te define, ni tu cuerpo, lo que te define es tu bella forma de ser, yo me admire de eso tuyo, y claro que tienes un cuerpo de muerte, eres la mujer más bella y hermosa que pude conocer, recuerda que tú me sacaste que aquel abismo en el que estaba, ahora yo quiero hacerlo contigo, déjame ayudarte a borrar todos aquellos pensamientos ... te amo demasiado. - Ahora era un Kaori llorando por su amada, él simplemente quería sacarla de aquel abismo de ansiedad y angustia que ella tenía, quería sacarla de ese lugar oscuro en el que ella se estaba metiendo, así como ella lo había sacado de aquel abismo en el que él había estado.
Pasaron al rededor de 10 minutos cuando una Griselda con ojos bañados en lágrimas salió del baño, se encontró con Kaori recargado en el marco de la puerta y sin dudarlo lo abrazó como nunca antes lo había hecho, aún más fuerte que aquella vez que le pidió ser su novia, o aquella vez que su peluche favorito lo perdió y él lo buscó por todas partes hasta encontrarlo en el parque tirado por los columpios.
- Me dijiste te amo. - Decía Griselda llorando otra vez, pero ahora éstas lágrimas eran de felicidad.- En lo que llevamos nunca me dijiste te amo. - Ella lo miraba aún con ojos llorosos, y no es que Kaori nunca le haya dicho que no la quería, al contrario, pocas veces se decían que se querían, pero siempre han sido inseguros consigo mismos y es por eso que nunca se habían dicho te amo.
- Perdón por nunca habértelo dicho. - Decía un Kaori algo apenado.
- Para ser sincera, tú fuiste el primero en decirlo. - Decía una Griselda aún más apenada.- Yo también te amo.- Lo dijo mientras se inclinaba para darle un beso el cachete y luego en los labios.
Mientras se seguían besando se dirigieron hacia la cama con pasos algo torpes. Kaori empezó a explorar el cuerpo de su novia, sabía muy bien dónde tocar. Bajó sus besos a las clavículas y cuello de Griselda. Mientras seguían besándose, Kaori empezó a despojarse de la blusa de su novia, una vez fuera, empezó a besar su abdomen.
- Me encanta tu abdomen, es hermoso. - Decía Kaori mientras besaba y dejaba pequeñas marcas en él, luego fue bajando sus pantalones de pijama al mismo tiempo que dejaba pequeños besos en sus muslos y piernas.- Tus piernas son geniales, largas y suaves, me encantas.
Una vez ya desnudos los dos Kaori le dijo antes de entrar en ella...- Eres bella, nunca lo olvides, eres lo más hermoso que puede existir para mi, que no te importe la opinión de los demás, no vives de ellos. Nunca olvides que te amo Griselda. - Dijo ésto último mientras los dos se unían, mientras ahora eran uno sólo.
Esa noche Griselda durmió feliz, su pecho se sentía cálido por la cercanía de su novio Kaori y porque con él, ella se sentía protegida y feliz, nunca se arrepentiría de haberlo conocido, y menos de haberlo sacado de aquel abismo en el que él se encontraba.
Ella amaba los días lluviosos junto a su novio.
Ella al fin se sentía amada.
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Una día lluvioso
Short StoryHoy era un día muy lluvioso, y lo que más le gustaba a Griselda de ese día era poder despertar con lluvia un pleno sábado, porque sí, a ella le gustaba pasarla en días así acurrucada con su novio Kaori todo el día mientras comían comida chatarra.