Capítulo 2.

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Luego que paré, In cambió sus gritos a unas risas de loco, pero ahora estaba enojado con ella, por el simple hecho de ser así conmigo.

- ¡Vamos Noah! Deja de ser un maldito miedoso, ya vas a cumplir los doce años, y aún te crees estas leyendas...- Siguió riendo más fuerte.

- ¡No es divertido Aerin! Me molestas mucho.

-Yo a tu edad esas historias solamente pasaban desapercibidas en mi mente, recuerdo que...

Aerin fue interrumpida por la voz de mi madre, quien nos llamaba desde el salón.

- ¡Noah! ¡Aerin! ¡Traigan sus chamarras, nos iremos al cementerio!

- ¡Ya vamos madre! – Gritó mi hermana -El último en llegar al salón es una gallina- mi hermana me tiró un golpe en mi nuca y salió corriendo - ¡Gallina, gallina!

Me acerqué a mi ropero, y saqué la chamarra de In y mía. El cielo resplandecía de un fuerte azul, por lo que, antes de bajar, me acerqué a ésta y abrí la ventana para que el aire me pegara de lleno a mi rostro.

A lo lejos divisé una casa color crema amarrilla, justo ahí, vi que había un letrero con enormes letras que se leía.

"En venta"

Y a unas calles... estaba el cementerio civil...


La Leyenda De Eyeless Jack


Después de que salimos de casa en dirección al cementerio civil, Aerin y yo nos separamos de mamá para ir a comprar algo a la tienda que se encontraba a unos metros del campo santo.

La dueña de la tienda era una vieja amiga de mi madre quien, durante la época que éramos unos bebés, nos iba a cuidar a la casa y nos atendía con gran cariño, era como esa segunda madre que mucha gente anhela tener.

-Hola niños- Dijo la señora Won.

-Hola señora Won- Contesté.

-Hola.

- ¿Qué se les ofrece? Dulces, un dorito coreano, Okokbap o desean un kwibalki.

-Nada de eso- dijo la mayor -Venimos por lo que siempre le compramos.

La señora asintió y levantó el dedo en señal de que ya sabía que era lo que necesitábamos para alimentarnos cada vez que veníamos al cementerio. Luego de unos minutos, llegó con una charola repleta de la comida más deliciosa en México, tacos de primera calidad.


Aerin me dejó el dinero, y como alma que lleva el diablo, salió con la charola de tacos en dirección hacia mi madre.

Volteé con pereza con la tendera, y decidí preguntarle algo que no me atrevía a hablar con mi madre.

--Oiga señora Won. ¿Usted cree en el asesino Jack?

Ella se quedó pensativa, hasta que me nombró la casa que se encontraba cercas del cementerio, yo asentí seguro de lo que le preguntaba.

Se empezó a reír de una manera graciosa y muy poco alocada.

-Jajajaja... niño Noah... Jajaja, deja de creerte esas leyendas fantasiosas. Yo ya estoy grande para estar creyendo en esas tonterías.

-Entonces...- Dije sin dejar de mirarla - ¿Esa leyenda solamente es una mentira?

-Jajaja... Claro que lo es Noah, mucha gente corre el rumor de que esa casa será demolida a finales de año, pero solamente se han quedado en eso, también reportar noticias a nuestra comunidad acerca del asesinato y desaparición de mucha gente.

-Entiendo...

Luego de eso, me mostró muchos periódicos viejos que tenía guardados. Los agarré con delicadeza sintiendo la ya textura vieja del papel que emanaban de ellos, mirando muchas noticias que hablaban sobre las personas que ha matado aquel Jack sin ojos, del que tantos temían. 

La Leyenda de Eyeless JackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora