Relato 1
(autor anónimo) (aclaro la historia no es de mi autoria)
Hasta mis primeros quince años creí vivir con una familia normal, típica, padre, madre, una hermana mayor y dos hermanas menores que yo, pero sorpresa.
Nunca fui muy apegado a obedecer, al contrario, imponía muchas veces mi voluntad en casa, fui rebelde, peleonero en la escuela, muy poco ayudaba en las labores del hogar y más que mi padre por cuestiones de trabajo se la pasaba mucho tiempo fuera y cuando estaba, me daba consejos sobre cómo ser el hombre de la casa y el hombre entre las mujeres de la familia.
Y aunque aprendí a valerme por mi mismo en todos los aspectos, siempre impuse mi voluntad para que todas me atendieran, mi madre que me mimaba y alcahueteaba, sobre mi hermana mayor Betty y mis dos hermanas menores, Sandy y Mónica.
En casa mi madre era muy callada y dedicada a las labores hogareñas, mi hermana mayor le ayudaba, así como mis hermanitas.
Y aun a pesar de todo me consentían.
Pero me enfocare en una sola persona.
Teníamos casa propia y que recuerde nunca anduvimos rentando.
Desde pequeño mi padre nos dio la libertad de que conforme se pudiera cada quien tuviera su propia recamara.
Mi padre y mi madre se casaron muy jóvenes.
Nada más de repente un día, mi padre nos dijo que nos mudaríamos a casa de su madre, ósea mi abuela, ya que tenía poco de haber enviudado y estaba sola, ya que mis tías, dos para ser exactos hermanas de mi padre, Vivian en el extranjero.
Recuerdo que era periodo de vacaciones cuando llegamos a casa de la abuela.
Ella salió a recibirnos muy contenta, saludando y llenando de besos a mis hermanas, luego a mí y a mi madre la abrazo y le dio un gran beso, pero no la soltó, permaneció abrazada a ella y extrañamente le dio las gracias.
Entramos a la casa, ya en la sala, mi padre llamó a Andrea ¿Andrea? ¿Quién es Andrea? Me pregunte.
Salió de la cocina una chica muy parecida a mi hermana Betty, solo que un poco mayor, de cabello largo, ondulado y de color negro.
Ojos negros, blanca, delgada, pero muy bella como mis hermanas.
Se paró frente a todos, callada, seria, pero con la mirada desafiante.
-Les presento a Andrea, su hermana mayor.
Ella es hija mía, pero de una mujer con la que viví antes que con su mamá.
Ella vive aquí con su abuela, desde hace ya seis años.
La deben respetar y querer.
- Dijo mi padre.
Mis hermanas se quedaron serias, mi abuela seguía sonriendo como si nada.
Mi madre, que al parecer ya sabía, se le acerco y ambas se abrazaron, dándose un beso en las mejillas.
Yo me quede sin decir nada, no sabía de la existencia de esa otra “hermana”.
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Historias eróticas (+18)
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