Imanes (sidestorie) Zaphiri x Krest

El Destino y sus melodías

"So I heard... you found somebody else
And at first, I thought it was a lie
I took all my things that make sounds
The rest I can do without"

De verdad se sentía un estúpido

Y mira que en su vida la había regado incontables veces pero... nunca a tal grado de sentirse tan pequeño e idiota.

Y es que ¿a quién se le ocurre? aconsejar a la persona que logró entrar en tu corazón estar con alguien más que no fuera él... si que era tonto

Porque ¿qué mejor candidato para amar y respetar a la persona que más quieres que uno mismo?

Pero no

Él no podía aprovecharse de la vulnerabilidad de los sentimientos del castaño.

Porqué no lo admitiría ni con tortura pero muy dentro de él se moría de ganas por abrazarlo fuerte, por juntar sus labios marcandolo como su propiedad imaginando que al hacerlo dejaría una marca más que visible para todo el mundo, deseaba verlo reir, hacerlo rabiar, ver ese brillo de excitación como cuando fueron a la feria y el galo corría de un lado a otro con una gran sonrisa que cada que lo miraba lo desarmaba completamente.

-De verdad soy un estúpido- Zaphiri soltó la botella de tequila y se giró para recoger lo que se supone era su habitación aunque en ese momento, parecía que un tornado había entrado y destruido todo a su paso.

Ropa regada, botellas y envases vacios y una que otra envoltura de comida adornaba el piso de la habitación.

-Vaya, con razón me tropecé esta mañana- y es que se levantó a tientas para encender la luz, por desgracia, el destino estaba ensañado ese día con él por lo que se enredaron sus piernas en una camiseta llevándolo a besar el duro y frío suelo.

Comenzó a levantar su ropa, ya que se había quedado en casa, días después de que Krest le pidiera un consejo sobre que hacer con la propuesta amorosa de la balanza, le había costado uno y la mitad de otro no gritarle sus sentimientos; en vez de eso, aceptando su martirio, no dudó en ayudar al menor y ahora ni siquiera tenía animos de salir de su habitación.

Krest había salido, realmente no le puso atención cuando le dijo a donde, estaba tan perdido en sus pensamientos que ni siquiera reparó cuando el cubo salió de su casa.

Mientras levantaba las cosas del suelo pensó que no tenía nada mejor que hacer así que arreglaría el basurero que tenía por habitación.

Fue por su celular y metió la mano a su cajón para sacar una pequeña bocina negra.

-Supongo que algo de música me animará-

Conectó el teléfono a la bocina y paseó por su lista de canciones sin detenerse en ninguna en específico, después de buscar, atinó que era mejor poner el reproductor en aleatorio.

Y al parecer el destino y su celular hicieron complot para sumirlo en la tristeza, por lo que Iris de los Go go
dolls inundó la habitación.

-Genial- suspiró para volver a su trabajo.

Su mente divagó hasta el que era su tormento en los últimos días, al pequeño castaño inocente que desde que había aceptado sus sentimientos por él, le robaba los pensamientos, e inconcientemente comenzó a murmurar la canción.

No recordaba cuando fue la última vez que se sintió así, únicamente con la persona que le había arrebatado todo en la vida, el que causó su alcoholismo y el aislamiento de las demás personas, aquél que le hizo vivir en el infierno en el que ya estaba acostumbrado a respirar y habitar.