El whisky cada vez más me sabe a café, el café a té, su sombra me sabe al olvido que pueda desatar.
Algo sin forma, se acerca en mi mente, el té se enfría,
¿Como pude pensar que podría tolerar tanta discordia?, ¿Qué significa tener y poseer? ¿Qué nos hace humanos, si no es el sencillo poder de pensar y tomar decisiones?Pero el blues suena más y más alto, mientras tú, mi Venus, me embriagas en cada mirada, el compás del jazz aumenta el ritmo después de cada hielo al vaso con whisky impregnando a ti, mi mente se olvida de lo primordial.
Mi sentido nihilista, acapara mi ser y el color romanticista de mi arte, genera especulaciones de sombras que se desvanecen al oler el whisky amargo y dulce del blues.
Estallidos del sonido sublime del género, cada compás
El blues me habla del día a día, el día me habla de ti y de lo que no soy capaz de hacer, de dejarte, de beberte, de fumarte en cada palabra y cada respiro de tu ser.
El jazz me divierte en la forma en que aumentas el bombeo de mi sangre al verte bailar su sonido, deslizandote entre su compaz, derritiendome como hielo en el whisky. Un juego tenaz y sensato que sólo tú sabes jugar conmigo.
Amor mío, tan endulzante en las mañanas de te, amargo en las noches de café, me revives en mi agonía, en mi adicción, que a veces bebo para olvidarme de tu ausencia.