Esplin

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Las mañanitas han terminado, y Ana viste con su atuendo de monja y decide bajar a reportarse a Sor Erina, pero ya era tiempo del desayuno.

"Le contare lo sucedido luego," Dice Ana cerrando la puerta de su cuarto, "No podre aguantar esta hambre."

Ana llega al comedor donde todas las monjas, obispos y algunos feligreses se reúnen para compartir el pan y el vino. Anais mira sobre su hombro y percata a Ana entrando a la sala, le hace una señal para atraer su atención.

"Al fin te encontré," Dice Ana abrazando a Anais.

"Dónde estabas?" Pregunta Anais sujetando su mano, "Sor Erina ha estado preguntando por ti."

"Algo muy extraño paso mientras estaba en la bañera," Dice Ana agachando su cabeza.

"De que hablas?" Pregunta Anais en un susurro.

"¡Pues, uno de los esclavos estuvo en mi cuarto!" Susurra Ana.

"Uno de los que?" Pregunta Anais en voz alta.

Llegan los esclavos con cadenas entre los pies con la comida que se servirá para el desayuno. Ana le tapa la boca a Anais mientras ella busca el paradero de Donovan.

"El... Creo que él estuvo en mi cuarto," Susurra Ana apuntado hacia la dirección de Donovan encadenado en la pared.

El arzobispo mayor Néstor, entra a la sala trayendo consigo un silencio total, detrás de él estaba Sor Erina acompañada con tres nuevas muchachas. Todos se postran mientras el arzobispo entra al cuarto y se sienta en la silla principal del comedor.

"Bienaventurado los pacificadores, porque ellos verán a Dios," Dice el arzobispo.

"Amen!" Responden todos al unísono.

Un esclavo llamado Jean entra al cuarto con un violín en los brazos y lágrimas entre sus ojos. Era la primera vez que Jean tocaba despues de haber sido encarcelado y esclavizado. Jean toca una melodía melancólica mientras el arzobispo ora por la comida. Los esclavos vestidos de mozo sirven el desayuno a todos los presentes de la mesa, algunos son golpeados por rozarse con las monjas o feligreses.

"Esta canción la llamo, Esplín" Dice Jean apretando sus dientes hasta sangrar.

Jean toca cada cuerda del violín con pasión y temor con sus dedos arrugados. Los ojos se le llenan de lágrimas mientras rasga el arco encima de las cuerdas haciéndolo recordar el dulce rozo de las manos de su mujer esclava. Cada nota lo embriaga más de soledad, tristeza e impotencia al verse alejado de su fuente de amor que brotaba melanina y vigor encima de el cada vez que sus cuerpos se juntaban. Cada nota seducía a Ana con más nostalgia, aflicción e impotencia al verse libre de los brazos encarcelados de Donovan.

Jean camina por el cuarto repartiendo su triste historia a través de las cuerdas, se acerca a Ana por detrás y una lagrima de sus ojos salpica de la tabla del violín y cae al lado de Ana haciendo que el tiempo se congele mientras sus almas entrelazan. Ana y Jean se encuentran solos en un cuarto blanco vacío. Ana estando encadenada mira al fondo del cuarto y observa a Jean muy sombrío tocando su violín. Las notas se hacen más espesas y una lagrima recorre la mejilla de Jean cayendo encima de la cabeza de Ana.

Ana cierra los ojos y deja que la gota recorre su rostro. Ella abre sus ojos donde se ve encadenada en su ducha, y de nuevo esa sombra misteriosa está en frente de ella, pero esta vez la sombra está brotando tristeza de sus ojos. La sombra se acerca a Ana mientras la música intensifica y en un momento de pausa entre las notas, la sombra susurra en su oído "Libéranos".

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⏰ Última actualización: Apr 16, 2018 ⏰

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Lujuria entre SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora