Capítulo 4.

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Justo en donde estaba sentada Aerin, en la última silla de su fila, estaba un sujeto encapuchado, al cual no se le veía para nada el rostro, pues traía puesta una máscara azul, pero sin aquel líquido de las cuencas de Jack, al mirar hacia esa dirección, In me vio y empezó a realizar muecas graciosas, que simplemente ignoré. La voz de mi fastidiosa hermana se escuchó en mi cabeza.

"Dicen que Jack se convirtió en un ser malévolo lleno de rencor, quien desea matar a todos los que se atrevan a enfrentarlo, y aunque se disfrace de un adolescente en nuestra sociedad, solamente busca el momento para ¡Matarte!"

Fue en ese momento que sentí otro escalofrío recorrer mi espalda al sentir una mirada... Giré mi cabeza hacia el joven con esa máscara extraña y miré que él tenía sus ojos -o eso parecía- puestos en mí.

-La gente, quien desea pasar a que le marque su frente con la pomada bendita, pase al frente... Los demás, tomen asiento.

Escuche que dijo el sacerdote con voz apresurada.

Noté que la mayoría de las personas se metieron a la fila que se acumulada frente a Yoon. Y entre ellos, estaba aquel joven con aspecto desconocido y poco fiable para mí, caminó con paso lento y se posicionó detrás de una muchacha de veinte y tantos años, pero no dejaba de sentir su mirada.

En el fondo sabía que, si lo mirara hacia esas cuencas vacías, significaría que lo estuviera retando, o que aquel "humano" pensaría muy diferente de mí, y temía que su cerebro procesara otra cosa, como el hecho de querer matarme o hacerme daño.

Y la maldita voz de Aerin volvió a mi cabeza en forma de pensamiento, sin dejar de mirarlo por el rabillo de mis ojos

"A veces, Jack Zuckerman se vuelve un civil más entre nosotros, y aunque parezca un joven como cualquier otro chico de su edad viviendo la vida, en realidad solo busca víctimas..."

Aquel joven empezó a quitarse la máscara lentamente, dejando ver un rostro oscuro, con un cubrebocas en forma de boca y llena de dientes afilados, de los que salía una especie de pegatina con forma de saliva negra, y luego dirigió sus ojos profundos y negros hacia mí.

"Para poder completarse físicamente."

Se armó una confusión cuando lo señalé y empecé a gritar desesperadamente que se trataba de Jack Sin Ojos, el asesino que luchó en la Segunda Guerra Mundial. La gente salía corriendo del recinto asustada por mi reacción y sin despedirse cordialmente de un lugar tan sagrado como lo es el campo santo.

Luego de unos minutos, cuando ya estaba casi vacías las sillas, mi madre y el sacerdote hablaban de algunas cosas a unos metros de mí, mientras lanzaban miradas rápidas hacia mí, y luego las quitaban de mi cuerpo hasta que chocaba miradas con alguno de los dos. Aerin decidió irse al auto luego de lo sucedido.

El sacerdote se acercó a mi y me habló después de pensar un rato y caminar en círculos por un minuto.

-Ahora si ya me enfadé- me miró mientras se rascaba su cabellera delicadamente -Asustaste a toda la gente de la pequeña reunión que fue difícil realizar para las ánimas. Acusaste a un joven por su disfraz tan creativo y por poco dejas en ridículo a tu familia...

Sentí un malestar en mi estómago al escuchar las palabras que el señor soltaba hacia conmigo, de alguna u otra manera si tenía la conciencia de lo que sucedió hacía ya un rato, pero no quería admitir mi miedo.

- ¿Por qué te has comportado tan raro en misa Noah? Recuerdo que tú no eras así... ¿Sucede algo?

-Es que...- comencé a hablar con la voz entrecortada -T-te-tengo miedo... Señor Yoon.

Sin pronunciar palabra alguna, se me acercó y me mandó una sonrisa que me hizo saber, sin palabra alguna, que le contase todo lo que me pasó.

-Niño... Es normal tener miedo, pero. ¿a qué le temes pequeño?

Me revolvió mi cabello.

-Al Ja-Ja... Al Ja...- Pero mis temores internos no me dejaban hablar, hasta que saqué fuerzas de mi interior - ¡Al Jack Sin Ojos de la casa que esta cerca de aquí!

Su cara de sorpresa no se hizo esperar cuando le hice saber de quien se trataba.

-Y... ¿Qué sabes tú de ese muchacho?

-Ae-Aer-Aerin me contó que es un demonio. ¡Que me ma-ma-matará y se quedará con mis ojos! - Todo eso lo decía con miedo en mi voz.

-Escúchame muy bien Noah...- su voz se oía segura, por lo que dejé mi mente en blanco y decidí prestarle atención -...Jack Sin Ojos fue un joven que enloqueció y se convirtió en alguien muy malvado que vivió hace mucho tiempo y ya está muerto y no puede hacerle daño a nadie.

- ¡Es que esa casa está muy cerca de nosotros y siento...!

-Tranquilo, ese niño no podrá hacerte nada, ni a ti, ni a nadie más...

******

De camino a casa ninguno de los tres habló de lo que había sucedido dentro del cementerio, mi madre aparentaba estar molesta con Aerin por contarme todas esas leyendas de la zona, pero en el fondo, en su mirada fija frente al volante, notaba que solo aparentaba, que sentía una preocupación en todo este tiempo que ha estado con el pendiente desde que la castaña de mi hermana me espantó con la máscara de Jack.

Ya estaba harto de todos, y no porque me hayan hecho algo grave, o alguna travesura, sino porque sentía que me mentían sobre esa leyenda urbana, porque eso era lo que era, una simple leyenda de la urbanización aquí en Seúl.

Luego de llegar a casa, me encaminé a mi cuarto de prisa, saqué de mi ropero mis pequeños ahorros, y junto a la cajita en forma de la letra N, dejé mi yoyo.

La Leyenda de Eyeless JackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora