CUENTO DE HADAS.

Parte única.

Este es mi relato...o a lo que llamo el comienzo de la existencia de otro pedazo de carne, que tendrá sueños e ilusiones que la vida se encargara de borrar y consumir hasta que llegue el día en que deje este plano existencial y pase el tiempo suficiente para que ni un alma recuerde que ese ser piso este mundo alguna vez.

Probablemente ese sea un comienzo no muy agradable para una historia pero al ser Yo la persona que escribe esto, puedo hacerlo a mi modo.

Te puedo asegurar que mi relato no será una copia de todas las obras que han rodado en este planeta, ya que, yo tengo mi propia historia que contar y no puedo asegurar que te vaya a gustar querido lector, pero tú decidiste comenzar a leer mi relato y no soy quien, para detenerte.

Me presento, soy "reloj de arena" y te contaré la historia de un chico que conocí apenas empecé a existir, su nombre era Nicolás Blake el cual fue un gran príncipe de Leviatis, una gran tierra perdida de a lo que hoy, conocemos como Inglaterra, en ese entonces lo que reinaban eran sus padres, Emma Blake y su esposo el Rey Azael Blake.

Por esos tiempos todas las personas del reino pensaban que vivir en un castillo con una familia perfecta y todo el dinero que pudieras imaginar, era la vida perfecta. Que los que vivieran allí serían las personas más felices del mundo, pero la realidad era otra, pues por más riqueza que tuviesen, ahí no había ni una pizca de amor, solo había palabra para el dinero y la avaricia, ese era el pilar más importante entre los Blake: el dinero.

Y ni hablar del príncipe de Leviátis; el haber crecido en una familia tan cerrada y sin sentimientos que por más cosas que le dieran, se sentía inconforme con todo y cada vez más solo, lo que al ser hijo único lo llevo a encerrarse en su habitación a nada más ni nada menos que leer todas esas historias en las que los personajes tenían su final feliz sin importar que suceda, pero la vida no era así, la realidad era completamente distinta a lo que le relataban en aquellos escritos, pero lamentablemente el príncipe lo entendió demasiado tarde.

Al pasar tanto tiempo encerrado en la biblioteca y en su habitación. Los pocos lazos que tenía con sus padres desaparecieron aún más rápido de lo que debía, llenándose de sueños e ilusiones que para su lamento jamás se cumplirían ya que a los 10 años ¿Quién no tiene sueños e ilusiones de que algún día toda tu desgracia y soledad desaparezcan por arte de magia? Que tu vida cambie para bien sin motivos, solo porque sí.

Así fue como Nicolás tuvo su infancia llena de gozo y "felicidad", llena de lujos que no le importaban en lo absoluto, los únicos amigos que lo acompañaban eran sus amados libros, porque socializar no formaba parte de su rutina diaria.

Así pasaron los días de cada semana, cada semana de cada mes y cada mes de cada año, a la vez que por todo el tiempo que pasaba el príncipe se cohibía más y más, llegando al punto de que solo podías pensar ¿Dónde quedo ese niño inocente que todos conocieron y adoraron?, llego a convertirse en una persona fría y distante, sin mantener ningún contacto con el mundo exterior.

No había espacio en su agenda más que para encerrarse y leer, quedarse en su paraíso personal hasta que saliera el sol, mientras afuera las personas vivían su día a día con normalidad, sin siquiera pensar en que pasaría mañana, disfrutando de su hoy.

Para este entonces Nicolás tenía ya 16 años en la misma monótona vida, el joven en aspecto físico había cambiado considerablemente gracias a la pubertad, ya que medía 1.72, tenía su cabello azabache, sus ojos de un lindo color ámbar y sus facciones bastante delicadas a pesar de ser un hombre, a comparación de su yo de 10 años ese cambio era muy notable, pero sus ojos desprendían la misma inocencia de ese entonces.

Lo único malo de Nicolás, era su personalidad antisocial y su mal carácter, siempre odiando todo y a todos sin importar quienes sean, los repudiaba, ya que con el paso de los años se dio cuenta que en los únicos que podía confiar era en sus amados libros y nada más.