~El extranjero~
>Análisis<"Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: «Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias.» Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido ayer".
La juventud literaria de París no tardó en murmurar estas primeras líneas, después de toda indiferencia de este texto tan breve y seco, "El extranjero" no es la historia de un hombre extraño sino la del hombre absurdo.
Y toda la originalidad de este suceso en el que un "pied-noir" mata sin razón aparente a un árabe:
Pero di un paso, un solo paso hacía adelante. Y esta vez sin levantarse, el árabe sacó el cuchillo y me lo mostró bajo el sol. La luz restalló en el acero y era como una larga hoja centelleante alcanzándome en la frente, entonces todo volco. El mar cargó un soplo espeso y ardiente. Me parecio que el cielo se abría en toda su extensión para dejar que lloviera fuego. Todo mi ser se tensó y crispé la mano sobre el revolver. El gatillo cedió, toqué el vientre pulido de la culata y allí, con el ruido seco y ensordecedor, todo comenzó. Entonces dispare aún cuatro veces sobre un cuerpo inerte en el que las balas se hundían sin que se notara. Y así con esos cuatro breves toques, llamé a la puerta de la desgracia.
Se expresa en un estilo de neutralidad y distanciamiento amoral, mas allá del bien y del mal, ya no se sabe que es justo o falso, pero llama la atención lo que hay.
Volvamos con la muerte de la madre de Meursault. Cuando Meursault llegó al velorio de su madre, no tiene esa expresión que todos conocemos, se mantiene serio sin ningún rasgo de tristeza, cuando llegaron todos las personas que conocían a la madre, Meursault se sentía incomodo. Todos lloraban por la tragedia pero, Meursault, se sentía incomodo ante esta situación. "Cuando se sentaron, la mayoría me miró e inclinó la cabeza con embarazo, con los labios subsumidos en la boca sin dientes, sin que pudiese saber si me saludaban o si se trataba de un tic. Creo más bien que me saludaban. Percibí en ese momento que estaban todos sentados frente a mí cabeceando, en torno al conserje. Por un momento tuve la impresión ridícula de que estaban allí para juzgarme".
Es irónico, ya que esto es la causa por la cual Meursault disparo al árabe. La falta de sentimientos por la muerte de su madre fue la base para matar al árabe.
Tras el crimen que cometió nuestro protagonista, Meursault fue interrogado y llevado a prisión; le preguntaron que porque mato al árabe, Meursault no pudo responder. Después sobre la muerte de su madre, tampoco respondió. No tenia ningúna razón.
Aquí se impone una de las ideas más importantes de Albert Camus:
"Inocente es quien no necesita explicarse", pero esto va más allá del bien y del mal, como bien lo he dicho.
Meursault llega al juicio por lo cual todo se torna absurdo y es juzgado por no llorar en el velorio de su madre. Ese comportamiento atípico se cree inmoral, y es visto como algo que le puede condenar.
Nos dice Lottman: "en nuestra sociedad, cualquier hombre que no llore en el entierro de su madre se arriesga a ser condenado a muerte". Meursault termina siendo sólo un reflejo de lo que la sociedad de ese tiempo y quizá la del nuestro, es víctima de una sociedad que espera que todo el mundo actúe de determinada forma.
Meursault es condenado a muerte, es llevado a la guillotina... ¿Es correcto matar a un hombre por un hecho tan fútil como no llorar en la tumba de su madre?"Por primera vez desde hacía mucho tiempo pensé en mamá. Me pareció que comprendía por qué, al final de su vida, había tenido un « novio» , por qué había jugado a comenzar otra vez. Allá, allá también, en torno de ese asilo en el que las vidas se extinguían, la noche era como una tregua melancólica. Tan cerca de la muerte, mamá debía de sentirse allí liberada y pronta para revivir todo. Nadie, nadie tenía derecho de llorar por ella. Y yo también me sentía pronto a revivir todo. Como si esta tremenda cólera me hubiese purgado del mal, vaciado de esperanza, delante de esta noche cargada de presagios y de estrellas, me abría por primera vez a la tierna indiferencia del mundo. Al encontrarlo tan semejante a mí, tan fraternal, en fin, comprendía que había sido feliz y que lo era todavía. Para que todo sea consumado, para que me sienta menos solo, me quedaba esperar que el día de mi ejecución haya muchos espectadores y que me reciban con gritos de odio".