"Gracias"

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Me puse de pie y me moví hasta donde había un agujero en el techo y entré a la gran estructura. Cuando caí, de la manera más silenciosa que pude, salí de esa habitación vacía a través de la puerta derruida por el tiempo.

Al salir había un pasillo y unas cajas de plástico con bolsas dentro. Eso no es lo que me interesaba así que seguí de largo. Me metí en una habitación donde creía que estaba el dinero, pero me encontré con unas 3 personas secuestradas. Una de esas personas era un niño de 10 años aproximadamente. Estaban amordazados, amarrados de pies y manos y con los ojos rojos e hinchados, señal de que habían llorado mucho.

Escuché a alguien caminar por el pasillo así que inmediatamente cerré la puerta y usando a la oscuridad me escondí en una esquina en el techo. El sujeto entró a la habitación y empezó a llamar por teléfono. Al contestar, lo puso en altavoz y destapó a una de las víctimas, al niño, y le acercó el teléfono.

- ¿¡DONDE ESTÁ MI HIJO MALDITO HIJO DE PUTA!? - Gritó una señora lo siguiente de alterada. Creo que es la madre del pequeño.

- ¿¡Mamá!?

- ¡Hijo! !Gracias a Dios estás bien! ¿Cómo estás amor? - La madre se escuchaba aliviada. Su hijo estaba con vida, no me imagino la satisfacción que debió sentir en ese momento.

- Mamá, tengo miedo, ¿voy a estar bien? - Decía el pequeño. Esta situación me hacía hervir la sangre. El niño es solo una víctima de estos desgraciados. Me hace recordar a mi. Antes de dormir, me repetía esa misma pregunta.

- No te preocupes corazón, ya me estoy encargando de eso. - Dijo la madre, tratando de calmar a su hijo.

- Bueno, recuerda que te dije que si no me pagabas el lunes pasado le arrancaba la lengua y tú lo escucharás, ¿recuerdas? - Dijo el secuestrador. No le tiembla la mano, lo dice en serio.

- ¡NO LE HAGAS NADA A MI HIJO! - Gritaba desesperada la madre desde el teléfono. Al niño le habían puesto la venda en la boca, pero podía escucharlo sollozar.

El sujeto salió de la habitación y entro nuevamente con unas tijeras de jardín, una pala de jardinería y una cubeta de metal con carbón que estaba al rojo vivo. El niño se estremeció e intento liberarse de manera desesperada, pero las cuerdas que lo sujetaban evitaba cualquier intento de fuga.

Eso fue el colmo.

El sujeto agarró la cara del niño, pero antes de que pasara a mayores, usé las "patas de araña" de la oscuridad para poder pararme de cabeza, me puse detrás del sujeto.

- Oye, imbécil. - Seguidamente el sujeto se dió la vuelta y le conecte un puñetazo en la mandíbula, estrellando su cuerpo contra la pared. Me baje del techo y sin vacilar le atravesé el corazón.

La madre del niño estaba como loca gritando por el teléfono, y el niño aún no se calmaba por el susto de muerte que se debió llevar. Agarré el teléfono y empecé a hablar.

- ¡POR FAVOR DETENTE! - gritó la madre entre gritos y desesperación.

- Cálmate. - dije con una voz fría - Ya está a salvo.

- ¿¡QUIEN ERES!? ¿¡DONDE ESTÁ MI HIJO!? - Gritó ella al otro lado de la línea.

- Voy a colgar, voy a usar este celular para llamar a la policía.

Inmediatamente colgué la llamada y libere a los 3 rehenes, el niño me abrazo y estaba llorando en silencio, una me vio con cara de confusión y otro con algún tipo de rencor.

- Maldito demonio, ¿que es lo que quieres? - me dijo un hombre de aproximadamente 30 años con una barba de 5 días, ojos marrones y pelo negro. Ni siquiera evitando su secuestro me muestra un poco de gratitud.

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⏰ Última actualización: Jan 21, 2023 ⏰

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