Dubái

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Llegué entrada la noche. Es un lugar bellísimo, muy rico en arquitectura. El problema va a ser mi vestuario, creo que voy a tener que comprar ropa adecuada al lugar. No quiero llamar la atención así que voy a tener que ser cuidadosa si encuentro algo apetecible para meter entre mis piernas.
Busqué un lugar para dormir, sólo me quedaría una semana, o tal vez menos. Dependiendo de lo que tenga para ofrecer la gente. Encontré un lindo hotel que disponía de una habitación, no tan lujosa como me gustan pero, en fin, era para dormir tranquila.
Entré a la habitación, fui al baño. Me saqué mi ropa quedando en ropa interior. De repente sentí que golpeaban la puerta y fui a abrir, no me preocupé por buscar algo para taparme y debo añadir que en el dichoso baño no vi ninguna bata o toalla para tapar mi escasa ropa que encima era transparente.
Abrí la puerta y me quedé parada frente a un chico bastante apetecible. Paseó los ojos por todo mi cuerpo desde los pies a la cabeza, deteniéndose más de lo necesario en mi zona genital bien depilada, que se veía a través de la tela transparente de mi tanga, y en mi busto, que se translucía mis pezones por la copa de mi bra. Cuando me miró a los ojos pude ver lujuria y desvié mis ojos a su entrepierna. Tenía un enorme problema allí, yo estaría más que dispuesta a ayudarlo a solucionar eso.
- Dis disculpe señorita. Traigo las toallas y las batas para usted.- dijo tartamudeando nervioso.
- Ok. Gracias.- Dije tomando las cosas de sus temblorosas manos.- Oh! Disculpa mi apariencia, estaba por tomar una ducha y no quise hacerte esperar.- Dije a modo de disculpa.
- Tenga cuidado con lo que lleva puesto al abrir la puerta, señorita. Se nota que es occidental, aquí las cosas son diferentes. Podría incluso ir a la cárcel por esto.- dijo algo nervioso.
- Si, lo sé, pero como dije,, no quería hacerte esperar.- Dije y cerré la puerta para ir directo al baño a llevar todo.
Salí treinta minutos después oliendo a las sales de rosas que puse en la bañera. Ya me sentía renovada y me fui a la cama a dormir.
Cuando desperté fui a la cafetería del hotel y desayuné. Luego salí a la calle a recorrer un poco la ciudad y comprarme ropa acordé al lugar. Todos me miraban debido a la diferencia de ropa con las mujeres de la ciudad.
Encontré una tienda con ropa bonita y compré varios juegos para usar aquí. Me llevé puesto un vestido hasta los pies y un pañuelo de esos raros que las mujeres usan en la calle.
Cuando llego la hora del almuerzo volví al hotel y me encontré con el jóven que me llevó las toallas.
- Veo que por fin está decente.- Dijo el muy idiota. Y pensar que me miraba como si quisiera saltarme encima cuando le abrí sólo en ropa interior.
- Si, no quería desentonar con la gente de aquí, además voy a estar unos días. No me gustaría pasarlos en la cárcel, como bien comentaste anoche.- Dije guiñándole un ojo.
- Una buena desición.- Dijo y se fue.
Cuando estaba llegando a la mesa con mi comida mi celular empezó a sonar avisándome que tenía una llamada.
- Hola. Qué quieres Paulo?- Dije mirando al chico de las toallas, creo que voy a tener que preguntarle el nombre.
- Donde estás?- Preguntó algo demandante.
- Estoy en Dubái.- Dije con la esperanza de que, al saberme lejos no me insistiera mucho.
- Quiero verte.- Dijo en tono triste.
- Ok. Si me quieres ver estoy en el hotel Dubái, está en el centro de la cuidad, voy a estar hasta la próxima semana.-
Se hizo un momento de silencio y lo escuché suspirar.
- Sabes que trabajo y no puedo dejar todo para seguirte.- Ja! Lo sabía, por eso decidí irme después de esa noche con él. Sabía que quería insistiré en tener algo serio.
- Mala suerte para ti. Yo estoy muy a gusto. No sé cuándo voy a volver. Tengo planeado visitar otras ciudades y tal vez después vuelva a trabajar con mi hermano.- Dije no muy convencida del plan.
- Ok. Sabes que siempre te voy a esperar.- Dijo en tono melancólico.
- Bueno, bueno. No nos pongamos sentimentales. Te dejo, estaba por comer algo e irme a descansar.- Dije y no le di tiempo a decir nada. Finalicé la llamada y apagué el teléfono.
Terminé de comer y fui a mi habitación. Cómo estaba algo estresada pedí un trago al servicio de habitación.
Quince minutos más tarde llegó el chico sexy de las toallas con mi Cosmopolitan en una bandeja y se fue sin decir nada. Cuando levanté la copa cayó un papel.
"Por tu ropa interior deduzco que te gusta divertirte con los hombres. Si quieres compañía esta noche llámame, mi turno termina a las dos de la mañana". Habia un número escrito al final y la nota la firmaba Said.
Bonito nombre, pensé. Estoy segura de que lo llamaré antes de que termine el turno. O tal vez le mandé un texto para ser más discreta. Pensé que no iba a tener sexo aquí por todas las restricciones religiosas del lugar pero creo que me confundí. Está noche iba a terminar algo caliente. Apuesto a que tiene una gran entrega para hacerme, y la voy a disfrutar.
Me dormí un rato para estar descansada, quería pasar una noche memorable, así que dormí unas cuatro horas.
Cuando desperté fui a la plaza a caminar un poco. Saqué mi iPod y escuché música hasta que el sol bajo. Volví al hotel y me bañé con gel de ducha de vainilla. Pedí la cena en la habitación, me la trajo una chica que, como era de esperarse estaba toda cubierta. Sólo puede ver unos llamativos ojos aguamarina.
Una hora después volvió a llevarse las cosas y ni bien salió le mandé un texto a Said.
" Te espero cuando salgas, quiero ver si cumples mis espectativas"
Su respuesta no se hizo esperar.
" Será un placer, espero que no te arrepientas belleza"
Dejé el celular en la comida y me puse a ver TV. Busqué un canal de habla hispana ya que no entendía nada el idioma del lugar.
A las dos y cinco de la mañana sentí unos golpes en la puerta. Abrí y estaba Said con la camisa de su uniforme desabotonada, el pelo algo revuelto, una imágen cien por ciento sexual.
Entró y nos fundimos en un beso caliente. Paseó su lengua por toda mi boca y luego bajó por mi cuello. Nos fuimos sacando la ropa hasta quedar desnudos y pude comprobar que era enorme, unos veintidós centímetros calculé. Esto va a doler un poco. Jaja, como si me importara eso.
Chupó mis pechos hasta dejarlos duros y después hundió su cara entre mis piernas dándome múltiples orgasmos con su lengua y sus dedos. Cuando se retiró lo empujéa la cama y empecé a chuparle toda su dura longitud. Metí en mi boca todo lo que podía y me ayudé con las manos. Terminó dentro de mi boca y tragué como si fuera el más delicioso chocolate fundido. Después nos besamos otra vez probando cada uno nuestro sabor.
Tomó un preservativo y se lo puso.
- Creo que estás bien lubricada para mí.- Dijo mientras se hundía en mi cuerpo.
Grité cuando tocó el fondo de mi vagina y aún no había entrado por completo.
- Me parece que estás demasiado grande.- Dije con un jadeo.
- Estás tan apretada que duele.- dijo mientras comenzaba a moverse muy suavemente.
Unos minutos después estábamos gimiendo de placer y su pene entraba por completo en mi canal. Estábamos en el cielo.
Salió por completo de mi interior y me dio vuelta para penetrarme de espalda mientras trabajaba en mi ano. Estaba a punto de desmayarme de placer cuando metió su tercer dedo.
- Ya estás lista para recibirme en ese lugar.- Dijo con una voz tan ronca que hizo que me mojara más de lo que ya estaba.
Sacó su pene y vació el lubricante en mi ano. Colocó la punta del pene en la entrada y me penetró por completo analmente. Grité de placer tan fuerte que creo que todo el hotel nos escuchó.
Comenzó a moverse muy rápido y profundo. Unos minutos después lo sentí explotar en mi interior. Esperó unos minutos mientras recuperábamos el aliento y salió con cuidado de mi interior.
- Eso estuvo... No tengo palabras.- Dije intentando recuperar el aire.
- No dije que haya terminado contigo belleza.- Dijo jadeando. Ufff, la noche iba a ser intensa.
- Vamos a descansar un rato y después seguimos.- Dije mientras me desplomaba boca arriba en la cama.
- Creo que no necesito descansar contigo.- Dijo y lo miré boquiabierta. Desvié mi vista a su pene que ya estaba listo para la segunda ronda.
Tomó mis piernas y las puso sobre sus hombros. Me penetró profundamente haciéndome gritar, gemir, jadear y creo que hasta le recé a Dios porque me diera más placer.
Después de esa ronda siguió otra más y nos quedamos dormidos.
Cuando desperté mi macho caliente ya no estaba en la cama. En su lugar había una rosa con una nota.
" Espero que la hayas pasado tan bien como yo. Si quieres podemos vernos todas las noches de tu estadía y repetir lo de anoche... Me sentiría honrado de poder disfrutar tu cuerpo una y otra vez. Te ves hermosa cuando llegas al orgasmo. Said"
Vaya... Es nota tenía muchas promesas ocultas. Le envié un texto agradeciendo la rosa y diciendo que con mucho placer pasaría mis noches con él.
Así que pasé los días entre compras y paseos y las noches derritiéndome de placer en los brazos de Said mientras me daba el mejor hard sex de mi vida. Definitivamente voy a extrañar el potencial de ese espécimen masculino tan ardiente y bien dotado.
Estaba en mi última noche en el país y Said me prometió una despedida candente.
A las dos de la mañana apareció con una bolsa. Empezó a sacar correas, un pote de crema batida helada, licor, un vibrador para estimular el clítoris, preservativos y gel lubricante.
Me acostó en la cama y me untó la crema batida en mi sexo, en los pechos y en puntos al azar, con una mirada felina empezó a comer la crema de mi cuerpo. Cuando terminó me ató con las correas a la cama y me dio una sesión de sexo oral mientras me penetraba la boca, nunca había hecho un oral así pero fue caliente.
Después puso el licor en una copa y empezó a volcarlo por mi cuerpo y chuparlo mientras me retorcía de placer. Cuando llegué por cuarta vez al orgasmo me puso el vibrador en su lugar y comenzó a penetrarme con los dedos. Estaba en el cielo. No hay palabras para describir el placer que sentí al estar limitada de movimientos. Cuando estaba llegando al clímax se puso un preservativo, me volvió a penetrar con los dedos y cuando sintió que mi sexo los apretaba me penetró hasta el fondo prolongando mi orgasmo. Se movió duramente conta mí, penetrándome sin compasión. Llegué al orgasmo dos veces más para cuando llegó él.
Me desató e hizo que lo montará analmente. Cabalgué su duro pene hasta que terminó clavabo profundamente en mí y me desplomé encima de él.
Después fuimos a la ducha, nos bañamos y antes de salir me agarró de las nalgas haciéndome enredar mis piernas en su cadera, me apoyó contra la pared y me penetró salvajemente. Antes de terminar me bajó. Sabía los que quería. Caí de rodillas y mirándolo a los ojos le chupé el pene como si fuera una paleta hasta que terminó en mi boca y me lo tragué con mucho placer. Fuimos a la cama y me hizo poner sobre mis manos y rodillas, me penetró por ambos lados y cuando llegamos al final colapsó sobre mí arrastrándome. Caímos en el colchón y nos dormimos, con su miembro en mi interior. Fue una noche memorable.
Cuando desperté estaba a mi lado.
- Quiero volver a verte bonita.- Me dijo.
- Después de todo lo que pasamos... Creo que voy a volver. Ya tengo tu número. Te llamaré cuando me decida. Por lo pronto esta tarde me voy a Rusia. Cuando me instale te mando un texto. Quizás podrías ir a visitarme allí. Piénsalo.- Le dije en tono seductor.
- Lo pensaré, aunque tendría que ahorrar para mí pasaje, ya sabes, no todo el mundo tiene los medios para viajar a voluntad y placer..- Dijo en tono triste.
- Por eso no hay problemas, si prometes darme placer como aquí, yo misma pago el viaje. No tienes que preocuparte de eso, tengo grandes recursos.-
- Te lo agradezco, pero no es correcto que una mujer pague por un hombre. Aunque aquí tampoco es correcto que una mujer se acuesta con un hombre sin estar casados.-
- Yo no soy de aquí, de donde vengo es totalmente normal acostarse con quién nos plazca, nadie me va a juzgar por eso. Tengo varios hombres en mi lista de amantes, cada uno con un condimento especial, pero creo que nunca tuve alguien de tu tamaño y que lo sepa usar tan bien. No lo digo para agrandar tu ego. Pero... Eres impresionante en la cama, el tipo de hombre con el que me gustaría pasar el resto de mi vida.- Le digo sin medir filtros entre mi cabeza y mi boca.
- Ok, si tú lo dices... Te creeré.- Dice algo desconfiado.
- Créeme, no suelo elogiar la Performance der un hombre en la cama, creo que con llevar a una mujer a la cama ya es suficiente para que su ego llegué a las nubes.-
- Me alegro. Entonces te creo. Tienes razón, cualquier hombre que se sienta orgulloso de serlo se sentiría honrado de tener una mujer hermosa y explosiva en cama como eres.- Me comió la boca y se fue algo cabizbajo.
A las cuatro de la tarde abordé mi vuelo a Rusia sintiendo que algo importante, quizás una parte de mí quedaba en Dubái.

Una ninfómana recorriendo el mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora