Tesoro

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[ Aclaraciones: Esto es un AU, por supuesto

Las edades son distintas del canon ]



El viento acariciaba con gentileza las desgastadas velas negras, era una noche apacible, digna de ser alabada y agradecida por los marineros, o, mejor dicho, por los piratas. Los marineros habían olvidado cosas importantes que los piratas nunca dejarían ir. No se trataba de arraigarse a las viejas costumbres por miedo al progreso, se trataba de respetar las antiguas promesas que sus antepasados una vez hicieron al mar a cambio de que este les dejara surcar sus horizontes. Quienes respetaban al mar eran los destinados a heredar los reinos de las aguas, así se enseñaba a los más jóvenes a bordo.

Bakugo leyó las estrellas por decima vez, estaba seguro de lo que leía, y aún así parecía ser aquello lo único por hacer en el barco. Su tripulación dormía, todos descansaban en paz arrullados por el suave vaivén del barco que era empujado por la tranquila marea. El curso estaba fijado así que no había necesidad de estar al pendiente del timón. Así pues, las estrellas y la noche eran el acompañante de Bakugo en tan apacible momento. Pero, ¿qué leía en las estrellas? Se trataba de un curso especial, uno que solo muy pocos sabrían leer, porque aquellos capaces de verlo jamás lo trasladarían al papel. Nadie debía saber el camino más allá del capitán. Específicamente, nadie más allá del linaje de cierto capitán que una vez fue el rey de los siete mares, y que, antes de morir, encargó a su sucesor que obrase como él y cuando llegara su momento también pasara el secreto al hombre digno de su confianza. Bakugo pensó en ello, pensó en su maestro que había revelado el curso y después había perecido. "Llegar ahí es tarea tuya, nadie más podrá ayudarte, tienes al mar, te tienes a ti, dirige el barco como se debe, Katsuki", esas habían sido las ultimas palabras de su maestro.

Con solo diecisiete años, Bakugo asumió el control del barco y de la tripulación. No tardó en ganarse el respeto y miedo de muchos, así como no tardó en hacerse fama rápidamente. Sus logros eran imprescindibles, nadie podía creer como un simple mocoso era capaz de burlar a las flotas del rey. Los barcos especializados en comercio no podían hacer nada una vez que eran el objetivo; los navíos hechos para viajes de placer burgués estaban en apuros, nadie se atrevía a zarpar, no tras los feroces ataques. Los ataques consistían en bombardeos, y, por simple que suene, había algo espectacular en cómo Bakugo conducía semejante orquesta de destrucción. Esa era su especialidad, su talento. Cada ataque estaba planeado, y el barco, reconstruido y rediseñado con un poco de ayuda, estaba equipado y armado de manera que no hubiese otro que pueda igualar la cantidad y velocidad de los disparos. Una señal que se hizo conocida por todos, fue que si un olor a pólvora llena el aire entonces es posible que el pirata Katsuki haya pasado por ahí dejando un desastre tras sí.

Su furia era sin duda su más potente motor, y su intelecto su mejor arma, ¿cómo domar a semejante hombre? Todos estaban seguros de que el próximo rey de los siete mares, para gusto o disgusto de otros, sería ese chico.

—Estamos muy cerca...

(...)

Bakugo gruñó cuando al amanecer divisó un punto a la lejanía, bastó un vistazo por el catalejo para cerciorarse de que en efecto era otro maldito barco, ¿Cuánto tiempo llevaban siguiéndolos? No demasiado, Bakugo había hecho revisiones cada que abandonaron un puerto. Posiblemente habían sido interceptados aprovechando la noche para tomar ventaja, ¿y cómo no? El maldito barco aquel tenía unos potentes remos a la vista, signo de que estaba cargado de esclavos que seguro habían trabajado toda la noche para compensar la velocidad, falta de viento y la delantera que el barco de Bakugo llevaba. Esa una estúpida flota real, pero de un tipo muy específico, pertenecía al grupo de fuerzas armadas especializadas de la corona, en pocas palabras, el ejercito naval del rey.

El pirata Katsuki [KiriBaku +18]Where stories live. Discover now