Capítulo 10.

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Taehyung se acercó a la mesa de la cocina, agarró una vieja servilleta sucia, y de su sudadera sacó un bolígrafo. Comenzó a dibujar a un extraño ser con una careta azul.

-Si ese ser llega a desarrollarse por completo físicamente, más la ayuda que le proporcionará el medallón de Louis, tendrá vida eterna. Los vivos sólo serán sus comidas, y lo último que le servirá a Eyeless Jack son las almas de los que mató anteriormente.

Siguió dibujando una pequeña animación donde narraba lo que Jack está planeando.

-Es lo que siempre ha hecho desde que "murió"- luego de eso último, hizo sus dedos en forma de comillas -Espera a que su víctima se duerma, entra de colado a su habitación para luego, con su cuchillo, rajarle la espalda baja y quitarle ambos riñones, uno que usa para alimentarse y el otro lo usa para ponérselo, pero si no les sirve, los deja en el lugar donde estuvo... También se narran historias donde Jack les quitaba sus ojos para poder ver de nuevo.

Arrugó la hoja y la lanzó al bote de la basura que estaba a unos cuantos metros de nosotros, atinándole. Prosiguió.

-Si Eyeless Jack encuentra a sus víctimas para alimentarse, pronto en Corea del Sur no habrá gente para festejar el Taeborum.

-Pero si para que se lleve a cabo el Taeborum solo se necesita...- luego empecé a reflexionar sobre lo que dijo, recordando los altares y todo el decorado -Ha, ya entendí.

El pelinegro miró por el reloj de plata que tenía en su muñeca derecha, luego se dirigió hacia la parte de atrás y yo me opté por seguirlo.

- Serán apenas las nueve de la noche, ¿Gustas algo para comer? – me dijo.

- ¿Tienes comida?

-Sí, de hecho, voy por ella, unas cuantas latas de sopa y atún y podremos comer para recuperar fuerzas.

Caminamos por el largo pasillo que nos condujo a una puerta de manera, abría con prisa la puerta.

-Ahora vuelvo, quédate aquí. Ten- me extendió la linterna –La necesitarás.

Tras ello, bajó rápidamente hacia el sótano, mientras escuchaba sus pasos de aquí para allá, prendí la linterna sin mediar palabra alguna hacia ese extraño sujeto. Miré atrás mío, pero nada. Ahora que lo recuerdo mejor, hace rato que el chico sin ojos se llevó a mi hermana, vi una sombra en la parte de arriba de la casa, justo debajo de donde nos encontrábamos. Pero lo asimilé con la presencia de Taehyung, parecía que usaba esta casa abandonada como refugio de la calle.

Escuché que tronaba la madera detrás de mí, como si alguien se acercaba sigilosamente. Agarré con miedo la linterna y apunté hacia atrás.

Rápidamente una figura se escondió en el cuarto donde nos encontrábamos con anterioridad Taehyung y yo. Empecé a llamarlo por su nombre con miedo en mi voz, miedo y tartamudeo.

- ¡¿Ta-ta-taehyung?!

Después de cinco segundos, sale con unas seis latas de sopa y atún, cierra detrás suyo y camina a la cocina mientras le alumbro su camino.

Al llegar de nuevo, se dirige a un apagador para prender la luz de la cocina.

Ahora la veía mucho mejor, estaba limpia. El mantel de la mesa está completamente impecable de cualquier mancha de comida o salsa al gusto. Las sillas, aunque eran de madera, brillaban gracias al resanado. La estufa y la demás estantería también estaba limpia. Me sorprendía mucho aquello.

-Toma asiento en el sillón de la sala, el apagador está justo entrando a la sala, frente a nosotros.

Miré hacia el pasillo donde se encontraba la puerta del sótano, y por la luz que salía de la cocina, pude ver el gran mueble que esperaba en la sala. Caminé hacia ella y prendí la luz.

Al igual que en la cocina. Dentro de ella todo estaba bien cuidado, el mueble y las figurillas que lo decoraban estaban limpias y el sofá parecía cómodo. Me aventé al sofá, después entró Taehyung, con un pequeño plato de cereal de chocolate.

-Ten, por lo mientras come esto.

Me dejó el plato en mi regazo para luego extenderme una servilleta.

-Te llamaré para que puedas venir a comer un rato conmigo, sirve que me platicas más de ti para conocerte un poco más. Eso sí, estaremos seguros dentro de la casa de ese maldito engendro.

Le sonreí para luego asentí con mi cabeza.

El cereal tenía leche calientita y me sentó bien. Comí pensando en mi madre, llevaba ya un tiempo lejos de ella, pero no estaba tan lejos de mi casa, recuerdo como hoy por la mañana divisé, desde la ventana de mi cuarto, esta casa donde estoy sentado comiendo un cereal con un chico... Vagabundo, supongo.

Me di por satisfecho después de comer el cereal y en seguida me entró el sueño, dejé el plato y la cuchara en el buró que estaba alado del sofá, sólo podía pensar en mi hermana Aerin. ¿Dónde se la llevaría ese maldito? Y entre tanto pensamiento nocturno, me quedé dormido.

La Leyenda de Eyeless JackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora