Uno

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Well I never really thought that you'd come tonight


Cantar esa canción siempre le dejó un gusto amargo en la boca. Era abrir la puerta de ese lugar donde escondía su angustia para dejarla expuesta ante los ojos de los expectadores, era decir una confesión disfrazada de lamentos sin sentidos, era cantar una verdad que le daba miedo.

Había tratado de evadirla, y con argumentos válidos; aquella canción, de todas las que podía elegir, no era la más apropiada de tocar en vivo por su contenido instrumental, abundaba el sonido sintetizado al de los instrumentos que tocaban sus amigos, pero se las rebuscaron para que en vivo sonara tan bien como en estudio; así que no se le pudo escapar más.

Habían pedido un setlist nuevo y renovado, querían canciones que no hayan tocado antes, sacar a pulir esas que siempre dejaban de lado, que la gente los conociera más, que no se aburrieran siempre de lo mismo. Pretextos y mentiras, pero Brendon, junto con el resto de la banda, cedió. Ante un grupo de hombres arbitrarios, caras serias y largas, y demandas puntuales durante una reunión de la discográfica, no podía hacer nada. Así era el mundo de la música; así, a vaces, controlaban su carrera. 

Entonces ahí estaba. Un viernes por la noche en San Francisco, parado en el escenario de un festival por el cual ya habían pasado varias bandas y en el que todavía faltaba pasar una más. Los últimos acordes de Golden Days resonaban por todo el predio hasta disiparse y solo dejar que el griterío del público aumentara a medida que las luces bajaran su intensidad. Antes de quedarse a completas oscuras le echó un vistazo rápido a la gente. Era incapaz de contar la cantidad que había, pero era muchísima.

Los flashes destellaban como estrellas, la sonrisa que mantuvo durante la noche ya no lo hacía tanto.

Los primeros acordes de la próxima canción comenzaron a sonar despacio, con ese tono melancólico y grisáceo que lo caracterizaba. Las luces volvieron a encenderse, pero manteniendo un matiz cálido. La mezcla de esos colores y la música empujaron a su mente a viajar a uno de esos recuerdos angustiantes creados durante un atardecer, donde había llorado una pérdida impredecible, había sido la primera vez que había llorado por alguien. Obligándose a quitar esos recuerdos de su cabeza y volver los pies al escenario, Brendon se dirigió hasta la base de la batería para tomar la botella de agua que descansaba allí a un costado y beber varios tragos, aunque realmente no lo necesitaba. Luego, pasando una mano por su cabello para peinarlo hacia atrás, se acercó al micrófono y comenzó a cantar.

I've never so adored you, I'm twisting allegories now. I want to complicate you, don't let me do this to myself.

Cerró los ojos y se dejó perder en la letra, el sentimiento y la melodía, como siempre lo hacía. Hace varios meses habían comenzado con ese setlist, esa no era la primera vez que lo cantaba en vivo y entre tanta gente, pero por alguna razón se sentía como si una herida mal cicatrizada se abría, como exponer al calor una quemadura que todavía no se curaba.

Entonó el estribillo, poniendo un poco más de énfasis como lo requería, acompañado del coro de Dallon y Kenny. Dio varios pasos por el escenario hasta terminar cerca del borde.

Fixation or psychosis? Devoted to neurosis now. Endless romant-

Pero algo le hizo detener abruptamente. Algo le arrebató el aire de sus pulmones.

Entre toda esa cantidad de gente, tuvo que conectar su mirada con ese par de ojos que lo observaban como si hubiera estado esperando que sucediera eso durante horas.

Su corazón golpeó con violencia contra sus costillas cuando creyó haber reconocido a ese sujeto. No era nada igual a como lo vio la última vez, pero tenía ese aire de familiaridad suficiente como para hacerlo dudar, poner nervioso, incómodo, ansioso y confundido al mismo tiempo.

Rozando la desesperación —porque creyó que si lo iba a volver a ver no iba a ser así ni ahí— desvió la mirada hacia el otro extremo y la volvió enseguida hasta ese hombre. Seguía ahí parado, perdido entre el público, cercano al escenario. Escrutándolo, claramente sorprendido por la reacción del cantante hacia su presencia, pero nervioso también por lo que su propio cuerpo y mente sentían.

Brendon lo miró fijo, siendo más obvio de lo que hubiera querido. Se negó mentalmente haberlo reconocido, se preguntó mil veces si en verdad era él.

Se dio cuenta de que la mano que sujetaba su micrófono dorado iba bajando y perdiendo fuerza parcialmente. También se dio cuenta, una vez que su burbuja aislante entre él y ese hombre se había reventado, que el show seguía, la gente continuaba coreando y gritando, los flashes seguían destellando, las luces todavía parecían ese atardecer, los instrumentos se mantenían fieles a los acordes y la voz de Dallon continuaba vacilante la canción que Brendon dejó por la mitad. 

El pelinegro despegó la mirada de… ¿él? ¿Era realmente él? Y sacudió ligeramente su cabeza en el afán de despejar su mente. Retrocedió varios pasos hasta quedarse a la altura de sus amigos y giró a verlo a Dallon. La voz del bajista todavía era la única que se escuchaba por los parlantes, pero lo miraba con una mueca entre confundido y preocupado mientras cantaba.

Brendon no dio ninguna respuesta, nisiquiera una que se pueda captar por señas o visualmente, llevó el micrófono a su boca y retomó la estrofa como si nada hubiera pasado. Al parecer nadie se había dado cuenta de esos segundos en los que se había prácticamente congelado, salvo sus compañeros y parte del staff y técnicos que observaron todo desde los costados del escenario. 

Casi al finalizar la canción volvió a dirigir su mirada hacia ese mismo punto. Pero él ya no estaba. Lo buscó rápidamente entre la gente. No había señal de esos ojos que no veía hace casi diez años.

Por un momento creyó que se había equivocado, que lo había visto a él en la imagen de un espectador cualquiera. Que había sido producto de su cabeza, o que se había vuelto loco. 

Los fuertes latidos de su corazón (y una mínima parte racional de su cabeza), le decían lo contrario, pero decidió ignorarlo y creer en lo que le convenía, hasta que el concierto terminó.

◇ ◇ ◇

Hola! Soy Bris, después de pasar mucho tiempo leyendo historias, me animé a escribir una por primera vez sobre ellos, espero que si hay alguien leyendo ésto, le guste y no me quiera tirar tomates si le pareció horrible ahre. Gracias de antemano por leer y si votas me harías super feliz :)

Van a ser capítulos cortos y poquitos, solo aviso.

¡Saludos! 😚

Far too weird to live • rydenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora