Con amor, Mae.

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Querido Luke:

No se cuanto tiempo llevo sentada.

Tal ves minutos, tal ves horas. Hace mucho tiempo he perdido la noción del tiempo.

Observo pasar a dos niñas jugando y pienso en todo lo que ha pasado últimamente.

Siento la brisa del mar mientras las olas de la playa se mueven suavemente. Al mismo tiempo escribo esta carta y recuerdo cada detalle sobre nuestra historia.

Todo comenzó en la fiesta.

Yo estaba sentada con mi mejor amiga, Lucy, con un poco de aburrimiento.

Nunca fui una persona fiestera pero Lucy había insistido toda la semana que viniéramos.

La fiesta era en la casa de un chico de otra escuela, tenía aspecto lujoso y algo me decía que sus padres no sabían nada de esto.

Estábamos sentadas en un sillón solitario que habían acomodado sin verdadero afán de hacerlo mientras yo me quejaba mentalmente de mis oídos retumbando al ritmo de la música.

-Vamos Mae, quita esa cara larga!- dijo Lucy ahora en pie y tomando mi brazo -no seas aguafiestas, vamos a bailar!-

- No tengo muchas ganas, yo ya te había advertido de lo aburrida que soy- dije yo sonriéndole, y antes de que pudiera contestar, llegó un chico decentemente atractivo a invitarla a bailar.

Ella me hizo un gesto de interrogación y yo uno de aprobación. Sonrió emocionada y la vi alejarse.

Ella era muy guapa, con unos ojos dorados brillantes y un cabello rojizo natural y pequeñas pecas que cubrían su cara.

Nos habíamos conocido desde pequeñas, y ella siempre había sido la chica que los chicos adoraban y las chicas envidiaban. Y yo, bueno, yo siempre fui su compañera.

Nuestras madres iban juntas en clases de cocina hace unos años, así que pensando que tal ves podríamos llegar a ser amigas, nuestras mamás nos presentaron. No fuimos amigas, fuimos más que eso.

Empezamos a ir a las casas de cada una, y mientras ella era la típica chica que besa los pósters de bandas de chicos y se pone labial, yo era la típica chica que tomaba a las iguanas de la cola y las posaba en la cabeza de otra chica, que rodaba en el fango y odiaba los vestidos.

Esto fue en nuestra niñez, a los 9 u 10 años aproximadamente, y pronto empezamos a crecer y a complementarnos mutuamente.

Yo le enseñé a dejarse ir a veces, y ella me ayudó a desarrollar mi lado femenino, y para los 12 años ya me podías llamar una chica sin cuestionar si realmente lo era.

Y luego entramos a la adolescencia, lo cual fue mas duro para Lucy que para mí. Su adolescencia estuvo llena de llantos, corazones rotos y mucho drama mientras yo era su hombro para descargar su llanto y hablar sobre cuán tontos son los muchachos.

Mi pubertad la pase sentada leyendo un buen libro y soñando sobre aventuras en un mundo alterno, donde nada malo podía pasar, donde todo era perfecto.

Después pasó tiempo y cumplimos 16, y seguíamos igual de unidas que siempre.

Sentí a alguien sentarse a mi lado y giro mi cabeza para ver quien es. Era un chico que traía un vaso de cerveza en la mano, mientras miraba distraídamente al vacío.

Era muy guapo, con ojos verdes y piel de oliva, cabello café claro, y pómulos que resaltaban.

Lo miré con un poco de curiosidad y ví que volteaba a verme y yo me sonrojaba. Bravo Mae, ahora sí quedaste marcada de acosadora.

Yo no estaba acostumbrada a estar mucho con chicos, Lucy sí, pero yo era más tímida.

Pero para mi sorpresa el sonrió, y yo lo observé sin saber muy bien que decir.

-¿se te perdió algo o solo disfrutas de la vista?- dice él con un tono de arrogancia fingida en su voz y yo lo miro sin saber muy bien que contestar.

-Estoy bromeando, me llamo Lucas- tendió su mano hacia mi y yo la tome aliviada de que el momento incómodo hubiera acabado.

-Mi nombre es María, pero todos me dicen Mae- digo con formalidad mientras el me mira con interés - mucho gusto "Mae"- dijo el, con énfasis en mi nombre.

-el gusto es mío "Lucas"- dije imitando su tono mientras levanto las cejas y sonrío.

¿Y qué hace una chica tan linda sentada sola?- preguntó el con sonrisa coqueta.

-Las fiestas honestamente no llaman mucho mi atención,nunca lo han hecho- dije yo con indiferencia.

- ¿ah si?- dice él -¿ y que te llama la atención?-

- Pues libros, poemas, canciones, obras de teatro, artículos, museos, eventos históricos...-

-Espera.. ¿Artículos y poemas?¿ museos y eventos históricos?

-Umm si...- dije sonrojandome un poco

-No eres una chica muy común, ¿Es verdad?

Inmediatamente sentí una conexión con ese chico.

Había algo en su sonrisa simpática y su actitud despreocupada tan diferente a la mía que me agradaba.

Pronto estábamos caminando por los pasillos y luego por el jardín, hablando sobre las cosas que nos gustaban, nuestras metas y aflicciones.

-¡No lo puedes decir en serio! ¿Nunca has escuchado a los Beatles?-

-Bueno, en realidad una vez cuando fui a un restaurante habia una canción que creo que era de ellos de fondo- dije avergonzada pero ríendome

-¿En qué planeta vives?-

- Te tengo que confesar algo- dije en tono serio y su semblante de repente cambió - En realidad vengo de Marte- dije volteando al piso con fingida preocupación.

- Ja-Ja muy graciosa- dijo él fingiendo risa.

-Lo sé, eso me lo dicen todos.-

Pasaron los minutos y antes de que me diera cuenta, Lucy ya me estaba apurando. Su mamá había venido por nosotras.

- Oh, Mae, ¡Hubieras visto como besaba ese chico! Bueno, no hubieras visto, digo, me refiero.. Sabes a lo que me refiero... Conseguí su número ¡es que era tan guapo! Creo que su nombre era ryan o ryler o algo así... Bueno no importa, lo que sí importa es que...- y así Lucy siguió hablando del chico que había conocido, aunque probablemente para el siguiente día dejara de parecerle interesante, y yo solo seguía pensando en aquel apuesto chico con el que había hablado ese día.

Bueno, hasta aquí dejare esta carta, ya que Georgia, mi hermana, no para de pedirme que la ayude a construir un castillo de arena.

¿Qué más puedo hacer si me ha insistido tanto?

Sin embargo, seguiré en contacto, no dejes de revisar tu buzón.

Con amor,

Mae

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⏰ Última actualización: Jun 25, 2014 ⏰

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