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El carruaje se desplazaba a gran velocidad, apenas se divisaba la Mansión, Samantha​ tenía sentimientos encontrados no había pensado con claridad lo que estaba haciendo, simplemente salió  de la casa en la penumbra de la noche, tomando un coche de alquiler,  no soportaba la idea de cenar con Ian.

Cuando llegó a su destino, unos hombres comenzaron a molestarla; ella tuvo que apresurar su paso hasta llegar a una puerta que estaba custodiada por un hombre fornido y alto, quiso abrirse paso y entrar a como de lugar, sin embargo, el hombre se lo impidió.

—Este no es lugar para una dama—  fijando sus ojos en su rostro.

Samantha bajo la cabeza e hizo una mueca irónica, luego la volvió a subir y miró fijamente al hombre.

—Vengo a ver a Leila, por favor lleveme dónde está ella— tratando de ocultar su nerviosismo.

El hombre se mostró reticente, pero después de unos minutos accedió a escoltarla  hasta su oficina.

—Espere aquí, está con un caballero— tomó aire— no tarda en salir— dejandola parada mientras se alejaba por los pasillos.

Samantha,  estaba inquieta y comenzó a caminar de un lado al otro, quiso sentarse pero a los pocos minutos volvió a pararse, no podía dejar de recordar las palabras de Ian, haciendo que un escalofrío le recorra la piel; repentinamente la puerta se abrió y observó a un caballero despedirse de Leila. Sin embargo, cuando el hombre  abrió la boca...reconoció la voz, se llenó de ira,   iba a matarlo, trataba de calmarse, pero sus recuerdos y sentimientos  frustraban su juicio.

—Mira que tenemos aquí— girando en dirección a Samantha— una linda muchacha— exclamó— vienes a buscar trabajo— le dijo con tono socarrón—

Samantha, no pronunció palabra, más al contrario, le lanzó una mirada de desprecio y odio.

—Hmmm.. yo te puedo enseñar varias cosas— tomándola de la barbilla.

— Suelteme— retrocediendo.

—Esa voz— atrayéndola hacia él— Creo que nos conocemos—

—Se equivoca mi Lord, esta joven es mi sobrina y llegó hace poco de Italia—respiro— entra Sami.

—Debe irse excelencia, me mantendré en contacto con usted— y cerró la puerta detrás de ella.

—¿Que hace ese hombre aquí? — soltó a voz de grito.

—Cálmate Jane...No te reconocí, eres otra. Ese hombre con lo borracho que está, no recordara nada; quería información sobre tí— echando un suspiro— ese hombre está obsesionado contigo.

—Despues de dos años, no puedo creerlo— encogiéndo los hombros— Al igual que Ian— musitó.

—No me digas que Lord Lincoln está en Londres—

—Si—asintiendo con la cabeza— lo que es peor, es amigo del Duque de Essex, mi patron— echándose hacía atrás donde se hallaba un sillón.

—¿Que piensas hacer?— dijo arqueando la ceja.

—Escapar, pero esta vez, mucho más lejos—tomando aire— me iré a Francia.

—¿A Francia?— abriendo los ojos como platos.

—Si, para eso te pido un favor más, puedes prestarme más dinero, con lo que traigo no llegaré muy lejos—

Leila, no estuvo de acuerdo hasta que finalmente aceptó, temía que Charles volviese y obligará a Jane hacer algo que luego se arrepentiría.

—Llamaré a Nicholas, él te escoltará—

—No es necesario— replicó.

—Claro ¡qué lo es! Y más con el hombre que odias rondando allá fuera— sujetándola de los hombros.

—Gracias— y salió en cuanto aparecio Nicholas, éste no dijo ni una palabra en todo el recorrido, la miraba de reojo pero no se atrevió a preguntar nada, se percató de su cojera y en más de una ocasión quiso sostenerla para evitar que cayera, pero se contuvo al ver que la joven estaba decidida a no ser ayudada. La condujo hasta un carruaje de alquiler, la ayudó  a subir y regreso a la Mansión.

Entró a hurtadillas por las gradas de servicio, y una vez en su recámara, echó un suspiro de alivio.

Horas antes en la Mansión...

Álexander e Ian, se quedaron conversando en la biblioteca, bebieron un poco de brandy, mientras rememoraban viejos tiempos; lo cierto, es que Ian no quería marcharse, tenia la esperanza de ver a Samantha durante la cena, grande fue su decepción, cuándo el pequeño Álex entró a la  biblioteca para comunicar  a su padre, que Sami se hallaba tendida sobre su cama y que no respondió cuando llamó por su nombre.

—Alex, debe estar exhausta— le dijo Alexander con un tono sereno.

—Debe comer— refunfuñó Álex.

—Lo hará...en cuanto lo desee, ahora ve al comedor— Álex obedeció, abandonando la biblioteca.

El Conde, tuvo un sobresalto al escuchar esas palabras, quería ir con ella, le urgía tenerla. Sin embargo, tuvo que contenerse y sólo se limitó a mantenerse callado. Durante la cena, Alexander, le hizo partícipe de su intención de realizar una fiesta antes de partir a Hampshire, lo que agradó de muy buena gana a Ian, pensando que era la oportunidad perfecta para volverla a seducir.

Cuando se despidió de Alexander, observó fugazmente la Mansión,  ya que para el día de la fiesta, tenía que saber exactamente donde estaba la habitacion de Jane. Hizo una reverencia y se retiró, cuando llegó a la suya encontró a Katherine sentada en la biblioteca con la mirada perdida.

—¿Ha pasado algo?— musitó.

—No lo sé, dímelo tú— con aire desafiante.

—Nada de lo que debas preocuparte— acercándose hasta donde se hallaba ella. Katherine, elevó la mirada para verlo...en sus ojos se notaba  tristeza.

—¿Porque me mientes?— le contesto con cierta pesadez — No permitiré que me hagas una cornuda, yo no seré cómo otras mujeres que ignoran las infidelidades de sus maridos— recuperando el aliento.

—No sé de qué hablas, alguien te está metiendo ideas a la cabeza— haciendo una mueca— iré a ver a Emily... Sí me disculpas— retirándose de la biblioteca.

Katherine apretó los puños y los golpeó sobre su falda—¡¡¡Porque me haces esto!!— murmuró.

Los siguientes días, Katherine no quiso bajar a desayunar con su esposo, prefirió quedarse en el cuarto de la bebé y que se le suban las comidas allí. Ian, estaba perdiendo la paciencia le enervaba el rechazo de su esposa, pero era consciente que no podía tener a dos mujeres o ¿si? Y una mueca de malicia iluminó su rostro.

Por su parte, Alexander esperaba la llegada de Paul, su arribo se llevaría a cabo en los próximos días lo que lo llenaba de satisfacción, anhelaba a su vez, la compañía de Samantha, sin embargo, la castaña se mostraba distinta, ahora parecía que ni siquiera eran amigos, cosa que le dolía muchísimo.

Nostalgia-3ra Parte Saga Sentimientos[COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora