En la nieve

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Todo había terminado. Finalmente el último Darkin había caído. La guadaña voló el mil pedazos e hirió a algunas personas, pero poco importaba cuando Runaterra ya estaba a salvo, cuando la Orden de las Sombras y toda Jonia ya no corría ningún peligro. Zed lo recordaba, cuando el Darkin Varus había sido derrotado y sus portadores volvieron a sus propios cuerpos... Cuando Rhaast cayó hacía las profundidades del bosque, él se apresuró a seguir y encontrar lo que quedaba del Oscuro sin importarle las demás personas, si lo consideraban un héroe o nuevamente era un villano. Solo quería encontrar algo, y lo logró.

El llanto inmaculado del cielo caía con más fuerza y el frío no se quedaba atrás; ambos danzaban al rededor de Zed, que no podía hacer nada más que admirar el cuerpo de su alumno que se empezaba a cubrir con nieve. Se acercó, quitándose el yelmo cubierto de sangre y besó a Kayn, notando que en los labios del otro no había el calor que tanto le había fascinado al mayor.

--Shieda... --llamó, pero no obtuvo respuesta--. Despierta, ya todo terminó... La guadaña ha muerto, eres el vencedor... --Sacudió su cuerpo una y otra vez. Lo besó cientos de veces para darle aire, pero nada funcionaba. No sentía su pulso.

El frío era más intenso e insistente, pero Zed se negaba a irse. Alguien se posó detrás de él. 

--Zed...

-- ¡Vete, Shen! 

--Él se ha ido de éste mundo. --recalcó el Kinkou. Zed no se separaba del cadáver, incluso cuando Shen colocó una mano en su hombro, el tirano solo respondió apartándola de un golpe lleno de furia, miedo y desesperación.

Shen decidió darle el tiempo que necesitaba. 

¿Por qué Kayn...?

¿Por qué fue el único de los recipientes de los Darkin que no vivía? 

Solo quedaba su cuerpo, con la trenza deshecha y descalzo. Zed lo abrazó aun más fuerte, intentando encontrar una señal de vida. Todo fue en vano. Su alma yacía perdida en un abismo infinito que desconocería hasta que llegara el momento. Pero no era ahora.

Al pasar las horas, con la llegada de la noche Zed ya estaba bañado en nieve con el cuerpo de Kayn. Mas poco le importaba, no se apartaría (y de igual forma era poco probable que se enfermara) 

Era su culpa. Por su maldito egoísmo y ansias de poder... Había enviado a Kayn por la guadaña con la esperanza de saber qué poder tendría un Darkin consumido por un humano. Creía que la victoria de su alumno sería segura, pero se equivocó al ver al pecho de Shieda ser penetrado por la cuchilla malévola. 

No le importaba pudrirse en la nieve junto al cuerpo de Kayn. Quiso hacerlo, pero no podía abandonarlo todo. Aun así, se quedó el resto de la noche al frío y al lado de la persona que amó. 

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Demonios. Ha sido el fanfic más deprimente que he hecho, al menos para mí misma ha sido así... No soporto esto, pero lo creía necesario. Era de las ideas que creía que morirían en mi mente, hasta que encontré la forma de adaptarlo para ustedes.

#ZedTieneSentimientos

En la nieve (Kayn x Zed)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora