Que gato mas bonito tienes... Rubelangel

Mi nuevo gato

Se oye mi teléfono y respondí sin siquiera fijarme quien me llamaba, para que si ya lo sabía.

Llamada en curso

-¡Mangel!. ¡¿Donde coño andas?. Te llevo esperando hace más de medio hora!.-Me regañaba Alex al otro lado de la linea ya que habíamos quedado en ir a una discoteca pero me quede dormido.

-Ehte... Ya ehtoy llegando.-Mentira, hasta ahora me estaba vistiendo.

-Si no llegas en 5min yo me largo y juro que cuando te vuelva a ver te reviento.-Aun con enojo pero resignado respondió Alex terminando la llamada casi al instante. <<Mierda tengo que moverme>>.

Fin de la llamada

-Coño que tarde voy, me va a matar.-Dije luego de salir casi corriendo de mi apartamento.

Cuando llegue lo divisé sentado junto a un chico mas alto que el, <<Ese debe ser su compañero de la universidad del que tanto me ha hablado>>. Se la pasaba hablando de el, cada rato y por todo, se le nota lo coladito que esta por el chaval aunque me lo niegue se que es así. Lo  conozco demasiado.

-Hola.-Llegue interrumpiendo la conversación. Recibiendo como respuesta una mirada sorprendida del chico y de Alex un puñetazo un el brazo.

-Ahg... Cabrón.-Me quejé ante su acción, pero me ignoró.

-Bueno Frank, te presento a Mangel. El es el que debería hacer llegado hace una hora, pero no se le dio la gana.- Alex exclamó cortante levantando los hombros

-Hola Mangel.-Dice el chico llamado Frank con una sonrisa amplia en su rostro, estirando su mano para un saludo formal el cual acepté.

-Mangel.- respondí

(*-*-*)

<<Que majo es Frank>>. Pensé.

Estuvimos hablando de temas banales y variados hasta las 10:00pm, mañana era sábado, pero no tenía ganas de tomar mucho, decidiendo que ya era suficiente. Además me sentí mas a gusto cuando observé que ellos estaban igual. Y nos retiramos, cada uno para su casa.

Ya llevada unos cuantos minutos caminado, pasé por una calle algo desolada y me encuentro un gato, un felino tan hermoso además tan tierno pero en unas condiciones deplorables que decidí llevarlo conmigo. Así que lo tomé suavemente entre mis brazo como a un bebé y me fui.

Ya en casa lo deje sobre un sofá, para luego ir por algo de comida, se notaba a leguas que se estaba muriendo de hambre el pobre.

Fui a la cocina, tomé un pan y llegue a su lado lo mas rápido posible para alimentarlo. Ya allí pude detallar al minino con más dedicación. Pelo dorado, delgado, ojos marrones con toques verdosos y pequeño muy pequeño, prácticamente un recién nacido.

-Que lindo eres...-Susurré para mi mismo sabiendo que solo me encontraba con aquella criatura a mi lado, quien le prestaba su total atención a el pan que le había dado hace ya unos momentos. Dándole algunas suaves caricias en su pelaje que a pesar de estar sucio, era suave.-¿Quieres quedarte aquí conmigo?.-Le pregunté usando un tono suave en mi voz y sin esperar respuesta.

-Miau.-Respondió el gato dando pequeños saltos con los que se logró acurrucar en mis brazos después de haber terminado de su comida.

Me sorprendí por la una contestación que recibí por parte de mi nueva mascota pero el la televisión pasaron por la mañana un programa que decía "Los gatos son muy inteligentes, astutos y una buena compañía. No te sorprendas si te responde cuando le digas algo, ellos entienden lo que les decimos".

-Lo tomaré como un sí.-Dije para luego encender el televisor de mi sala.

(*-*-*)

Ya cansado, desorientado y somnoliento decidí levantarme del sofá con mi nuevo gato en brazos, le iba a dar hipotermia si lo dejaba allí en la intemperie y no queriendo que eso pase me lo lleve a mi cama donde estaría conmigo.

Día siguiente

Desperté al sentir una nariz húmeda en mi mejilla, me daba cosquillas.

-¡Pero que cojones!.-Dije muy alterado por no saber de donde había venido esa naricilla mojada que me había tocado.

Luego recordé. Y lo hice después de ver a mi nuevo compañero de cuarto aterrorizado por mi reacción.

Me acerqué con sumo cuidado para acogerle en mis brazos, dándole tranquilidad y confianza de nuevo.

Pero noté algo muy peculiar en él, que no había visto antes. Una luz, un brillos en sus ojos que le hacían parecer un humano...