Sujeto: Frederick Barton Mark
Edad: 15 años
Año: 1755
Hora local: 21:49:17
Día: Viernes.
Clima: Cielos despejados.
Ubicación: Pueblo de Jhunt. Bosque aledaño.
Esto apesta, un hombre miserable tiende a morir de forma miserable, maldita sea mi suerte, una estaca sobresaliendo de mi vientre presagia mi final, ni que decir de la pérdida de sangre y para sellar el trato un león hambriento esta justo delante de mí, solo espero que esos dos hayan conseguido escapar, de no ser así todo habrá sido en vano.
Pero creo que me estoy adelantando, mi nombre es Frederick Barton, no se molesten en memorizarlo porque dentro de poco no importara, pero si la curiosidad los agobia... soy un Don nadie que tuvo la desgracia de tener un destino aciago.
Haber ¿Por dónde empiezo? Ah sí, mi familia. Quede huérfano de padre a los trece, un golpe muy duro para nuestra familia, fue asaltado camino al taller donde ejercía su oficio, al ver que no lleva nada de valor sus atacantes se desquitaron con él y lo golpearon hasta matarlo.
Lo peor no termina ahí, mi madre es una enfermera del hospital al lado oeste del pueblo, y ese día, justamente ese fatídico día estaba de turno. Si, adivinaron, mi madre recibió a mi moribundo padre en el hospital, sus heridas eran muy graves, poco o nada pudo hacer junto con los doctores y sus colegas de la enfermería.
Se culpaba asimisma de su fallecimiento alegando que pudo haber hecho más, estuvo encerrada en su cuarto durante una semana, solo se quedaba ahí sentada contra la pared mientras lloraba, apenas comía y casi no dormía.
Después de esa agobiante semana se recuperó de golpe, por así decirlo, si bien ella ya no era la misma ya era capaz de salir a trabajar, de comer, y de... atendernos...
Al principio no entendía a que se debía el abrupto cambio, luego me entere, mi hermano menor Jerry que en ese entonces solo tenía cuatro años me lo contó, él dijo que una noche vio a mamá parada sobre el balaustre del balcón de nuestro segundo piso.
Él en toda su inocencia le pidió que se bajara porque de no hacerlo se haría mucho daño, mamá estallo en llanto y corrió a abrazarlo, hasta el día de hoy el no entiende que fue lo que ocurrió esa noche y espero que así se mantenga.
Mamá da todo de sí, es una luchadora, pero desde aquello ella casi nunca sonríe, se volvió fría con nosotros, más estricta y todavía más sobreprotectora, a las miradas ajenas ella es una mujer ruda y fuerte, pero en el fondo está sufriendo, llorando la muerte de nuestro difunto padre y cargando nuestras penas con ella.
En fin, soy el mayor de tres hermanos, yo, mi hermana Wendy de ocho y Jerry de seis, si tuviera que decir que es lo que paso con este condenado pueblo diría que todo empezó hace una semana.
Un día de la nada comenzaron a llegar carruajes desde el poblado de Santa Fe, Carmely, la mayoría eran personas heridas o muertas, el hospital colapso de golpe, los heridos eran atendidos afuera del hospital o en las casas aledañas a este, debido a la falta de personal mamá tuvo que hacer doble turno durante los primeros días.
Las miradas curiosas no se hicieron esperar y entre parloteo y parloteo comenzaron los rumores, la mayoría decía que pertenecían a una compañía minera o que estaban afiliados a ella, los heridos alegaban que los contrataron para rehabilitar una mina en Carmely, pero que las cosas no salieron como tenían previsto.
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El Lamento de los Héroes
Science FictionUn héroe yace tendido en el suelo a punto de exhalar su último aliento, frente a él su archienemigo saborea su victoria y se deleita con el sufrimiento de su rival. Antes de morir, nuestro héroe vera pasar su vida frente a sus ojos de principio a fi...