Capítulo 8 Ave de mal agüero

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Sujeto: Alfred Damian Kraig Regnault

Edad: 21 años

Año: 1755

Hora local: 21:49:27

Día: Viernes

Clima: Cielos despejados

Ubicación: Pueblo de Jhunt. Bosque aledaño.

Eso fue muy imprudente de mí parte, de haber dirigido mi ataque unos centímetros más a la izquierda hubiera troceado al chico que intenté salvar, bueno al fin de cuentas logré mi objetivo partiendo a ese león a la mitad justo antes de que alcanzara al muchacho, sin embargo creo que lo único que he hecho fue prolongar su sufrimiento, sus heridas son hirientes a la vista, dudo mucho que sea capaz de tratarlo aquí mismo, suponiendo que encuentre el modo de llevarlo al centro médico al otro lado del pueblo las probabilidades de que sobreviva a todo el trayecto son mínimas.

Solo soy un Suboficial de rango menor, no estoy acostumbrado a tratar con este tipo de situaciones, solo soy uno de los subalternos del Teniente a cargo de esta misión de escolta que ha salido mal, venir este pueblo fue un error.

Solo por dar unos ejemplos de todo lo que salió mal en las últimas horas, asistir a una función de circo cuya reputación es dudosa para nosotros, sentarse en primera fila, dejar que la lanzadora de cuchillos (la cual no estaba nada mal) coquetee contigo, y bueno el emisario termino recibiendo un par de dagas en menos de un segundo, intentamos ayudar pero los payasos tiraron de la cuerda que se sujetaba el soporte para evitar que los animales salieran del escenario, un par de segundos después y ya los teníamos encima.

Para colmo varias personas armadas con espadas y armas de fuego salieron de los carruajes del circo y de las inmediaciones del lugar, todo fue una trampa, al ser atacados desde todos los ángulos posibles se libró un enfrentamiento que ocasionó muchas bajas para nosotros, el emisario, el Teniente, y algunos escoltas están muertos, el alcalde fue capturado y su paradero es desconocido, nadie vendrá a ayudarnos, ahora mismo la policía local debe estar haciendo lo que puede para proteger a los civiles en la comisaria que encuentra a unos metros del hospital del pueblo.

Esta misión de escolta termino convirtiéndose en una misión de supervivencia, termine quedando al mando debido a que soy el portador de mayor rango, aunque no creo que sea de ayuda en estos momentos, la situación es desesperada, solo tres soldados de rango menor y un sargento quedamos en pie, tuvimos que abrirnos paso por el pueblo que ahora en su mayoría fue consumido por las llamas.

Debido a los constantes ataques por parte de los rebeldes, cuyas emboscadas se posicionaban en cada esquina del pueblo debimos rodear por el bosque, pero mientras avanzábamos por el lugar nos encontramos con mucha resistencia y terminamos dispersándonos.

Solo mi colega Gaz Stone permaneció a mi lado, a diferencia de los demás soldados este tipo es especial, por nombrarlo de alguna forma, él está bajo mi supervisión y mis órdenes directas, nuestra relación es complicada.

El señor Stone es el hijo de un político muy influyente afiliado al Dominio, desconozco los detalles pero ni bien completé mi adiestramiento como Duelista y me incorporé oficialmente al ejército sucedió, para cuando me di cuenta ya tenía a un guardaespaldas personal esperando en la puerta de mi casa.

Ni Stone ni su padre quisieron ahondar con respecto al tema, no quiero ser malentendido ni nada por el estilo, de hecho es un honor que hayan puesto a Stone a mi cuidado.

A pesar de ser mayor que yo él tiene el rango de soldado raso, pues al ser un miembro activo del Escuadrón Ónix no se les permite subir de rango, al trabajar en la clandestinidad están sujetos a las órdenes directas de un oficial designado.

El Lamento de los HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora