S E I S

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― ¡Uy...atrevida! ― exclamó una tipa a la cual tropecé sin querer cuando los tacones me hicieron trastabillar. <<Atrevida su abuela>> quise decirle, pero pensándolo bien era mejor mantenerme al margen y no seguir buscando más inconvenientes donde no los hay. Suficiente tenía con que uno tuviera complejo de Robin Hood y el otro un idiota con un gran deseo de ser parte de una catástrofe. No decía que yo fuera la correcta del grupo, pero creo que la más consciente y la que prefiere mantener su pellejo intacto y no tener que ser parte de una trifulca, ni más ni menos. Era como la Hermione del trio de oro, aunque, un poco más -realmente mucho más- rebelde e inestable...y menos inteligente.

Cuando volteé me fijé en como los dos dichosos neandertales ya se empinaban tragos de lo que pude averiguar luego de leer el nombre de la botella, era un alcohol llamado "Bacardi" y lo ingerían en su más puro estado. Esa mierda a mi parecer era como beber gasolina. ¿Cómo podían aguantar el ardor que producía un trago de esa cosa?

Comencé a preocuparme cuando me imaginé a mí, la única sobria, cargando con estos dos mandriles tan borrachos como cualquier cosa que sea extremadamente ebria y que en este momento no se me ocurre nada parecido, además, no sé manejar y ni porque estuviera bajo un maldito embrujo dejaría que Floyd tocara el volante bajo los efectos estupefacientes. Un fugaz pensamiento donde me escapaba y dejaba a estos dos volverse mierda se atravesó en mi mente, era una buena idea, pero lamentablemente mi débil corazón no iba a ser capaz de eso. ¿Es estúpido que en tan solo un par de días haya comenzado a agarrarle cariño a ambos como nunca antes lo había hecho con otra persona? Creo que ni siquiera con Tam, con quien aún me costaba demostrarle mi afecto, digo, pasó bastante tiempo cuando le dije por primera vez que lo apreciaba -una anécdota bastante penosa, él se puso a gritar como retrasado y yo quise que una combustión espontánea me desintegrara en segundos-.

― Chicos... ― dije alzando la voz para que pudiera ser percibida a través del elevado volumen de la música electrónica que amenazaba a mis tímpanos con destrozarlos ― No hagan esto difícil, no podré cargarlos a los dos cuando estén muriéndose por culpa del Bacardi...sean considerados.

― Yo puedo controlarme ― reiteró Floyd ― El problema es Demyan...siempre es el problema. Y ambos lo sabemos.

― Se sorprenderán de lo tolerante que soy, bazofias. ― nos señaló con el dedo a mí y a Floyd mientras se defendía a sí mismo.

― Todos los borrachos dicen eso y míralos...son borrachos ― como si de una abuela dándole consejos a sus dos nietos adolescentes me tratase, les dije. ― ¡No beban tanto! No es saludable.

― Te pareces a mi abuela, Meyou. ― el rubio parecía tener habilidades con la Legeremencia -estoy segura de que no existe y solo es un término que saqué de mi saga favorita pero no me importa- y hurgó en mi mente para hacer aquella acotación. ― ¿De verdad piensas solo quedarte aquí plantada en ese incomodo taburete? ― alcé los hombros, indicando con aquello una afirmación. Eso era lo que planeaba hacer. No entiendo porque le sorprende y porque lo pregunta, desde un principio aclaré que esto me parecía una idea ridícula y no estuve de acuerdo, mi presencia en este lugar era por mera obligación, que no pretenda que me sienta relajada y cómoda como si estuviera en un jodido spa disfrutando de las aguas termales y de las rodajas de pepino en mis ojos. El mal presentimiento que este lugar me hacía percibir se aunaba también al repudio que siento por el alcohol y los malos recuerdos que este me trae y que por nada del mundo quería revivir, era preocupante y me provocaba un muy mal sabor de boca sentir ese mal augurio.

― Me quiero ir, eso es todo. ― fue lo único que pude decir, no pretendía hablarles sobre el terrible presagio que presentía iba a pasar, ni mucho menos sobre la desagradable memoria que se relacionaba con el alcohol, ya a estas alturas los conozco lo suficiente y estoy acostumbrada a que se tomen cualquier cosa seria en broma, no iba a soportar que terminaran burlándose de aquello que por un momento fue uno de mis mayores sufrimientos.

So FreshDonde viven las historias. Descúbrelo ahora